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Alergia: causas, síntomas y tratamiento

El sistema inmunitario humano es una obra de ingeniería biológica que nos protege día a día de elementos nocivos, tanto externos como internos. La piel, las mucosas, las células específicas y otros componentes de este intrincado entramado realizan diversas funciones para mantener nuestra salud: evitar la entrada de patógenos, reconocerlos en caso de entrar en contacto con ellos, acabar con la amenaza y, en muchos casos, “recordarla” para que futuros procesos infecciosos sean más leves.

Por desgracia, en algunos casos concretos, el sistema inmunitario puede fallar y dar lugar a reacciones adversas o desmedidas. En las siguientes líneas, te contamos las causas, los síntomas y el tratamiento de la alergia, un término general que engloba a un grupo de trastornos cada vez más conocidos.

¿Qué es la alergia?

Según la Biblioteca Nacional de Medicina, la alergia es una reacción del sistema inmunitario del organismo frente a una sustancia generalmente inocua para el ser humano. En diversas fuentes científicas, se cita como una hipersensibilidad del sistema inmunitario o una respuesta “exagerada” frente a un compuesto no nocivo, pero esta acepción no es del todo adecuada. Durante un proceso alérgico, el sistema inmunitario humano trabaja dentro de la normalidad: el error no se encuentra en la intensidad o el tipo de respuesta, sino en el objetivo de esta.

Por otro lado, cabe destacar que la alergia es un término amplio que engloba varios cuadros clínicos. Entre los trastornos alérgicos más conocidos, destacamos los siguientes:

  • Rinitis alérgica: es una inflamación de la mucosa nasal debido al contacto con ciertos alérgenos presentes en suspensión en el entorno, como el polen, el polvo, o los pelos de animales.
  • Asma alérgica: se trata de una inflamación crónica de las vías respiratorias provocada por la exposición a diversos alérgenos, como polvo, moho o pólenes.
  • Dermatitis atópica (eczema): se relaciona de forma estrecha con el asma y la rinitis alérgica. Cursa con piel seca y agrietada, picazón, erupciones y otros síntomas.
  • Dermatitis por contacto: un sarpullido que provoca picazón, causado por el contacto directo o por una reacción alérgica local frente a un compuesto específico.
  • Conjuntivitis alérgica: este cuadro ocurre cuando la conjuntiva ocular resulta hinchada o inflamada debido a una reacción alérgica por el contacto con un alérgeno.
  • Alergias alimentarias: como su propio nombre lo indica, son reacciones que ocurren tras la ingesta o el contacto con ciertos ingredientes y comidas, tales como los cacahuetes, la leche, el huevo, el marisco, el pescado, la soja o el trigo.

Tal y como indican fuentes epidemiológicas, la prevalencia de enfermedades alérgicas ha experimentado un aumento significativo a lo largo de los años y actualmente afectan al 10-30 % de la población mundial. La causa del incremento a la sensibilización de alérgenos a nivel global es un tema de gran interés para otro espacio divulgativo, pero claramente esta cifra deja entrever lo comunes que son las alergias, independientemente de la condición individual.

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¿Cuáles son las causas de la alergia?

En personas con presumible predisposición genética y una exposición repetida al alérgeno en cuestión en el ambiente, el sistema inmunitario comienza a producir unos anticuerpos llamados inmunoglobulinas E (IgE). Los anticuerpos IgE se unen a los mastocitos (tipos de glóbulos blancos) que viven en la piel, el tracto respiratorio y la membrana mucosa de los órganos huecos que se conectan entre sí desde la boca hasta el ano. Esto hace que se produzca un proceso de sensibilización, para que el sistema inmunitario esté listo para reconocer al alérgeno y producir la respuesta adecuada en futuras ocasiones.

Dicho de otro modo: los anticuerpos IgE encuentran a los alérgenos en el cuerpo y ayudan en su proceso de eliminación, presentándolos al sistema inmunitario en forma de diversas células específicas. Esto hace que las células alérgicas liberen histamina y otros compuestos en respuesta a la supuesta amenaza, lo que deriva en la sintomatología típica de la alergia.

Existen más de 150 alérgenos capaces de provocar una respuesta inmunitaria en personas alérgicas. Por ello, múltiples situaciones y escenarios pueden ser responsables de los síntomas, y la causa subyacente depende de muchos factores. Entre los potenciales desencadenantes, destacamos:

  • Inhalación de alérgenos aéreos, como polen, moho, esporas, caspa de mascotas y ácaros.
  • Consumo de ciertos alimentos, especialmente frutos secos, trigo, pescado, soja, huevos, mariscos y leche.
  • Picaduras de insectos, sobre todo himenópteros como avispas o abejas.
  • Ingesta de ciertos medicamentos, sobre todo penicilinas o derivados de la penicilina.
  • Contacto cutáneo directo con ciertas sustancias químicas o materiales susceptibles de causar reacciones.

Principales síntomas asociados a la alergia

Los síntomas de la alergia son variados y dependen de la vía de entrada del alérgeno, el alérgeno en cuestión, la severidad de la respuesta alérgica, los órganos y sistemas involucrados y mucho más. Por ello, hablar de signos concretos ante un abanico de cuadros clínicos tan amplio puede resultar algo complicado. En los siguientes listados, se citan los síntomas de los procesos alérgicos más comunes.

Rinitis alérgica:

  • Picazón en nariz, boca y ojos.
  • Rinorrea (descarga mucosa).
  • Estornudos.
  • Ojos llorosos.
  • Taponamiento nasal.

Asma alérgica:

  • Dolor y/u opresión en el pecho.
  • Dificultad para respirar.
  • Sibilancias.
  • Tos.
  • Falta de aire.

Alergia alimentaria:

  • Picor bucal.
  • Hinchazón de la cara, la lengua o los labios.
  • Vómitos.
  • Diarrea.
  • Mareo.
  • Calambres abdominales.
  • Tos.
  • Urticaria.

Dermatitis atópica:

  • Piel seca y agrietada.
  • Picazón.
  • Costras.
  • Exudado.

Estos son solo algunos de los síntomas principales asociados a los procesos alérgicos. Si tienes duda o sospecha ante la aparición de cualquier signo clínico, no dudes en consultarlo con tu médico de confianza.

Anafilaxia: un cuadro severo asociado a la alergia

La anafilaxia es una reacción sistémica grave que afecta a todo el organismo y se produce en respuesta a la exposición al alérgeno. Se caracteriza por una respuesta inmunitaria rápida, extrema, y que daña a varios órganos y sistemas a la vez, especialmente al entorno cardiovascular, respiratorio y digestivo.

Este cuadro se considera una emergencia médica y puede presentarse con los siguientes síntomas poco tiempo después de la exposición al alérgeno:

  • Presión arterial baja.
  • Reacciones cutáneas adversas.
  • Constricción e inflamación de las vías respiratorias.
  • Pulso débil.
  • Náuseas.
  • Diarrea.
  • Mareos.
  • Desmayos.
  • Palpitaciones.
  • Dificultad a la hora de comunicarse.
  • Pérdida de conocimiento.

Ante cualquiera de estos signos clínicos, se requiere atención de urgencia. Si no se trata a tiempo, la anafilaxia puede ser mortal.

Alergia: diagnóstico

El diagnóstico de la alergia comienza con una historia clínica detallada, en la que el médico debe recopilar información sobre los síntomas del paciente, cuándo ocurren, su duración y posibles desencadenantes, como alimentos, sustancias ambientales o medicamentos. En esta anamnesis inicial, también se tendrán que anotar antecedentes familiares, ya que las alergias pueden ser hereditarias o al menos tener un componente genético reseñable.

Ante la sospecha de un proceso alérgico, se suelen realizar pruebas cutáneas (prick test), en las que pequeñas cantidades de posibles alérgenos se colocan sobre la piel y se observa si hay una reacción local, sobre todo en forma de enrojecimiento o hinchazón. Estos estudios de invasividad mínima ayudan a identificar alérgenos específicos que desencadenan la reacción por parte del sistema inmunitario.

En ciertos escenarios, se puede optar por la medición de los niveles de inmunoglobulina E (IgE) en la sangre del paciente. Como hemos nombrado en líneas previas, en una persona alérgica, los niveles de IgE específicos para ciertos alérgenos pueden estar elevados en comparación con los valores normales. Este tipo de analíticas sanguíneas pueden medir tanto los niveles totales de IgE en el cuerpo como los niveles específicos de IgE para alérgenos particulares. Por ejemplo, si un paciente tiene sospecha de ser alérgico a los cacahuetes, se puede medir la IgE específica para ese alérgeno en concreto.

Este tipo de estudio en sangre es especialmente útil en pacientes que no pueden someterse a pruebas cutáneas, como aquellos con problemas de piel o que están tomando medicamentos que interfieren con los resultados. Además, proporcionan información valiosa en combinación con el historial clínico para confirmar o descartar una alergia.

¿Cuál es el tratamiento de la alergia?

El tratamiento de una alergia comienza, en todos los casos, con la evitación del alérgeno. Esta es la estrategia más efectiva para evitar la respuesta inmunitaria y la sintomatología. El proceso de evitación implica identificar y minimizar el contacto con la sustancia que desencadena la reacción alérgica, como ciertos alimentos, polen, polvo o pelos de animales. En muchos casos, el simple hecho de evitar el alérgeno puede prevenir síntomas y complicaciones.

En casos donde la exposición no pueda evitarse completamente (como ocurre con muchos alérgenos ambientales), se utilizan medicamentos para controlar los síntomas. Los más comunes incluyen los antihistamínicos, que bloquean la acción de la histamina liberada durante una reacción alérgica, aliviando los singnos clínicos habituales como picazón, estornudos y ojos llorosos. Otros fármacos incluyen los corticosteroides, que reducen la inflamación, y los descongestionantes, que alivian la congestión nasal. En pacientes con asma alérgica, se pueden utilizar inhaladores con broncodilatadores y esteroides.

Para algunos tipos de alergias graves o difíciles de manejar, como las alergias al polen o los ácaros, se puede recurrir a la inmunoterapia. Este tratamiento consiste en la administración de pequeñas cantidades del alérgeno de forma gradual, ya sea por inyecciones (vacunas contra la alergia) o por vía sublingual, para entrenar al sistema inmunitario a tolerar mejor el alérgeno con el tiempo, reduciendo la gravedad de las reacciones. Tal y como indican portales como Cruz Roja, se ha demostrado que la inmunoterapia mejora los síntomas de la enfermedad, reduce la necesidad de medicación antialérgica y frena la progresión del cuadro.

Rinitis alérgica, alergia al polen, reacción alérgica, fiebre del heno.

Como habrás podido comprobar, la alergia es un término amplio que engloba a un conjunto de cuadros clínicos con un claro elemento común: una respuesta errónea por parte del sistema inmunitario hacia un compuesto inocuo. Ante cualquiera de los síntomas citados o duda de un proceso alérgico, te recomendamos ponerte en manos de tu profesional médico de confianza.

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