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Cáncer de hígado y ETS: ¿están relacionados?

Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un problema creciente que requiere cada vez más atención, a nivel tanto sanitario como social. Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día más de 1 millón de personas contraen una ITS, y muchas de ellas no son conscientes de su estado portador por la ausencia de síntomas evidentes.

A pesar de la naturaleza asintomática de muchas ETS, es importante destacar que la ausencia de tratamiento puede derivar en efectos secundarios a corto y largo plazo, algunos de ellos graves. En las siguientes líneas, te contamos cómo se vincula el cáncer de hígado (una de las afecciones más letales conocidas hoy en día) con el desarrollo de enfermedades de transmisión sexual. ¡No dejes de leer!

¿Qué es el cáncer de hígado?

Empecemos sentando bases. El cáncer de hígado, específicamente el cáncer de hígado primario, es una neoplasia maligna que tiene lugar cuando un grupo de células hepáticas comienzan a crecer de forma descontrolada. Esto se debe a la presencia de mutaciones en algunas células del tejido del hígado, las cuales pueden presentarse de forma congénita, o haberse adquirido a lo largo de la vida. Existen varios tipos de cáncer de hígado:

  • Carcinoma hepatocelular: es la forma más común de cáncer de hígado, y la quinta neoplasia maligna más habitual en todo el planeta. Surge de los hepatocitos (células principales del hígado) y está asociado a enfermedades crónicas, algunas de ellas englobadas dentro del terreno de las ETS.
  • Colangiocarcinoma intrahepático: alrededor del 10 % al 20 % de los cánceres originados en el hígado son de este tipo. En este escenario, las células malignas crecen en los conductos biliares hepáticos.
  • Angiosarcoma hepático: un tipo de cáncer raro y agresivo que se origina en las células de los vasos sanguíneos del hígado. Suele estar relacionado con exposición a toxinas como cloruro de vinilo o arsénico.

Estos son solo algunos ejemplos de cáncer hepático, pero representan la variedad clínica en la que se puede mostrar este cuadro. Según la American Cancer Society (ACS), cada año más de 800 000 personas son diagnosticadas con esta enfermedad en todo el planeta. Además, es una de las principales causas de muerte por cáncer, provocando unas 700 000 defunciones anuales. En todas sus etapas combinadas, la probabilidad de supervivencia a 5 años del diagnóstico no supera el 25 %, una cifra que representa su letalidad y dificultad de tratamiento.

La cirrosis hepática, una formación grave de cicatrices en el hígado por daños repetidos en el tiempo, es el principal predisponente y paso previo al desarrollo de cáncer de hígado. Este evento puede desencadenarse por el consumo excesivo de alcohol, la exposición a aflatoxinas, el desarrollo crónico de ciertas infecciones, y más.

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La relación entre el cáncer de hígado y las ETS

Como ya se ha dejado entrever a lo largo de estas líneas, la presencia de ciertas infecciones crónicas adquiridas en el terreno sexual puede favorecer la aparición de cáncer de hígado. Te contamos cuáles son en los siguientes apartados.

Hepatitis B

La hepatitis B es una infección hepática grave provocada por el virus de la hepatitis B (VHB), un agente infeccioso que se transmite a través de la sangre, el semen, la saliva o las secreciones vaginales. El contacto sexual es la principal vía de contagio de esta infección, pero también hay que citar otras rutas potenciales como compartir agujas, los pinchazos accidentales en áreas sanitarias o la transmisión al feto a partir de una madre infectada.

La hepatitis B es aguda en la mayoría de los casos, es decir, tiene una duración desde unas semanas hasta 6 meses y es el propio sistema inmunitario del paciente el encargado de combatir la infección. Por otro lado, aproximadamente el 5-10 % de los adultos que se infectan con el virus de la hepatitis B (VHB) desarrollan una infección crónica, la cual dura 6 meses o más (incluso décadas), es capaz de generar daños severos en el hígado y una cirrosis que predispone al cáncer de hígado. Cabe destacar que las probabilidades de que una hepatitis B se torne crónica aumentan de forma considerable en bebés (hasta el 90 % de los casos) y menores de 5 años (30-50 %).

Según portales profesionales, alrededor de 1/3 de los casos de carcinoma hepatocelular se pueden explicar por una hepatitis B crónica. Se estima que hasta el 50 % de las infecciones por el virus de la hepatitis B se producen durante el contacto sexual sin protección, así que el vínculo entre el cáncer de hígado y las ETS, en este caso, está más que claro. Protegerse y realizarse las pruebas pertinentes ante cualquier duda es esencial.

VIH

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) no requiere presentación. Este agente patógeno, que se contagia a través de la sangre contaminada principalmente durante el acto sexual, ataca al sistema inmunitario del paciente hasta provocar una inmunosupresión severa, dando lugar al síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). A pesar de los incontables muertos que ha causado esta infección en el pasado, es importante destacar que con las terapias actuales es posible llevar una vida normal con VIH y sin un riesgo incrementado de mortalidad.

El VIH y el cáncer de hígado están relacionados principalmente porque el VIH aumenta el riesgo de la infección crónica por el virus de la hepatitis B y el virus de la hepatitis C, que son las principales causas de carcinoma hepatocelular (CHC). Las personas coinfectadas con VIH y VHB o VHC tienden a una progresión más rápida hacia cirrosis y enfermedad hepática avanzada debido a la inmunosupresión causada por el VIH. Esto acelera el daño hepático y, a largo plazo, incrementa la probabilidad de desarrollar cáncer de hígado.

Además, el VIH puede influir directamente en el desarrollo del cáncer de hígado al promover la inflamación crónica y la activación inmunológica persistente, factores que contribuyen al daño celular y la formación de tumores. La toxicidad hepática asociada al tratamiento antirretroviral (TAR) y la mayor prevalencia de factores de riesgo como el consumo de alcohol también agravan el riesgo de cáncer hepático en personas con VIH. Por estas razones, el cáncer de hígado es una causa importante de morbilidad y mortalidad en esta población.

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Como ves, el cáncer de hígado y las ETS están relacionadas, especialmente si hablamos de VHB y VIH. Además, es esencial tener en cuenta que este es uno de los efectos derivados de una infección sexual no tratada a largo plazo, pero no el único. Ante cualquier duda o contacto de riesgo, te recomendamos encarecidamente que te pongas en manos de un profesional.

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