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Faringitis: causas, síntomas y tratamiento

Cuando bajan las temperaturas, los dolores de garganta y las toses se convierten en el día a día de muchas personas. Esto no es coincidencia: el aire frío reseca nuestras mucosas, la calefacción en espacios cerrados nos expone a cambios ambientales drásticos y diversos virus (de la gripe y el resfriado, entre otros) atacan nuestro aparato respiratorio superior. Todo esto hace que la faringitis esté más presente en nuestras conversaciones durante el otoño y el invierno.

La faringitis, las toses, el dolor al tragar, la fiebre y el malestar generalizado suelen ir acompañados. En las siguientes líneas, te contamos a qué se deben estos síntomas y cómo evitar su aparición. No dejes de leer.

¿Qué es la faringitis?

La faringe es un conducto de paredes musculosas y membranosas que comunica la boca con el esófago, forma parte del tubo digestivo y permite la respiración y el habla, entre otras cosas. La faringitis, conocida comúnmente como dolor de garganta, es una afección que cursa con irritación, inflamación o infección de la faringe. En la mayoría de los casos es de origen viral.

Diversas bacterias y virus pueden causar una invasión directa de la mucosa faríngea. Esto genera una respuesta inmunitaria y daños locales, los cuales se traducen en las toses y dolor de garganta típicos del cuadro. Según estudios epidemiológicos, más de 1800 millones de personas visitan los departamentos de emergencias sanitarias por un cuadro de faringitis cada año. La mayoría de los casos ocurren en niños menores de 5 años, aunque también puede aparecer en adultos de forma esporádica.

Existen 2 tipos de faringitis:

  1. Aguda: es una infección a corto plazo. Está causada por múltiples virus y bacterias.
  2. Crónica: permanece por mucho más tiempo, al menos varias semanas. Sus causas más comunes están asociadas a los hábitos de la persona, como pueden ser el tabaquismo o el consumo crónico de alcohol.
Una persona tosiendo.

Síntomas

Como hemos dicho en líneas previas, el síntoma principal de la faringitis es el dolor de garganta. De todas formas, este se puede acompañar de otros signos clínicos:

  • Sensación de tener la garganta seca.
  • Picor de garganta.
  • Toses.
  • Fatiga.
  • Dolor de cabeza.
  • Estornudos.
  • Nariz tapada.
  • Escalofríos.
  • Fiebre.

La intensidad y tipología de los síntomas dependen mucho de las causas subyacentes de la faringitis. Ante cualquier duda o persistencia de los signos clínicos, lo mejor es acudir al profesional médico cuanto antes. Las infecciones víricas no suelen requerir tratamiento, pero las bacterianas sí.

Causas

Las causas de la faringitis son variadas, aunque hasta en el 80% de los casos el responsable es un virus. Entre los agentes causales más comunes, destacan aquellos pertenecientes a los grupos Rhinovirus, Adenovirus, Coronavirus, Influenza y Parainfluenza. El virus de Epstein-Barr o el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) también pueden estar implicados, aunque en un número de casos mucho más bajo. En general, la gripe y el resfriado son las infecciones que más se asocian al dolor de garganta.

La faringitis puede ser bacteriana. Estos casos suelen ser más graves que los víricos y, en ocasiones, se instauran después de una infección viral previa. Los causantes principales de las faringitis bacterianas son los estreptococos beta-hemolíticos del grupo A. En este caso, hablamos de faringitis estreptocócica. La clamidia, el micoplasma, la gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) también pueden causar faringitis.

Las faringitis crónicas tienen una causa algo más variada. Por ejemplo, si es de origen respiratorio, el motivo suele ser el consumo de tabaco o la exposición prolongada a compuestos químicos irritantes. La alergia, la sequedad, la tensión muscular y la enfermedad por reflujo gastroesofágico también pueden causar dolor de garganta a largo plazo.

El hongo Candida también puede generar faringitis.

Diagnóstico de la faringitis

El primer paso para el diagnóstico de la faringitis es hacer un examen físico y observar la garganta directamente. A la hora de diferenciar un cuadro vírico de uno bacteriano, el profesional médico puede recurrir a los criterios de Centor.

Criterios de Centor modificados (1 punto para cada uno) para el estreptococo beta-hemolítico del grupo A:

  • Exudado amigdalar (pus en las amígdalas).
  • Adenopatías cervicales anteriores.
  • Ausencia de tos.
  • Fiebre mayor de 38 °C.

Según los resultados de este cribado, puede llegarse a la conclusión de que no se requieren más pruebas (la faringitis es viral), que se requiere un test de antígenos rápidos (posible infección bacteriana) o, en su defecto, que es posible que se receten antibióticos directamente según evidencias empíricas sin necesidad de más análisis.

La prueba rápida de antígenos (Rapid antigen test) puede ser de gran utilidad para detectar una faringitis estreptocócica de forma rápida y sencilla, pero la sensibilidad oscila entre un 70-90%, por lo que hay cierto margen de error. Ante cualquier duda diagnóstica, el cultivo de garganta es la opción adecuada.

Tratamiento

La mayoría de los dolores de garganta están causados por infecciones víricas. En este escenario, con tomar medidas en casa y esperar a que el sistema inmunitario combata la infección por sí solo es más que suficiente. Algunas de las más recomendadas por profesionales médicos son las siguientes:

  • Hidratarse bien. Una buena hidratación fomenta la eficacia del sistema inmunitario, pero también puede reducir el picor de garganta y el dolor. El té de limón con miel templado está especialmente recomendado.
  • Hacer gárgaras repetidamente con agua salada, 3 gramos de sal por vaso de forma aproximada.
  • Chupar caramelos específicos para el dolor de garganta.
  • Usar humidificador. La humedad ambiental puede ayudar a reducir la sequedad de garganta.
  • Si la sintomatología no mejora, tomar analgésicos de venta libre (como el paracetamol).

El uso de antibióticos se restringe a las faringitis estreptocócicas. Es de gran importancia realizar esta distinción, ya que tomar antibióticos ante un dolor de garganta vírico no tiene ninguna utilidad. Es más, si se consumen estos fármacos de manera inconsciente, se favorece que se generen resistencias bacterianas a los antibióticos.

En caso de que la faringitis sea bacteriana, los antibióticos de elección son la penicilina V o la amoxicilina oral. Las cefalosporinas, los macrólidos o la clindamicina también se pueden emplear, pero siempre bajo dirección médica. Los corticosteroides son de utilidad en algunos casos para reducir la intensidad de los síntomas, pero de nuevo, solo un médico puede recetarlos.

Una persona sudando.

La faringitis es, en la mayoría de los casos, una condición leve que se resuelve por sí sola con los cuidados caseros necesarios. De todas formas, si esta se acompaña de fiebre alta y malestar que no mejora con los días, lo más recomendable es acudir al médico. Una infección bacteriana debe tratarse con antibióticos.

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