El cáncer es uno de los grupos patológicos más comunes (y peligrosos) en el paradigma de la salud actual. Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad es la primera causa de defunción en todo el mundo, provocando más de 10 millones de muertes a nivel global (1 de cada 6). Los cánceres de mama, pulmón, recto, colon y próstata son los más usuales, pero el crecimiento excesivo de células que da lugar a este cuadro puede ocurrir en prácticamente cualquier parte del organismo.
Los cánceres tienen lugar cuando se producen cambios en el ADN de las células (mutaciones), ya sean esporádicos o congénitos, que provocan la multiplicación y el crecimiento celular descontrolado. Esto da lugar a los conocidos tumores malignos, los cuales tienen la capacidad de expandirse a otras partes del cuerpo mediante un mecanismo conocido como metástasis. De todas formas, es importante destacar que no todos los cánceres desembocan en tumefacción (como la leucemia), y que no todos los tumores son malignos.
Conocer los mecanismos de aparición de los distintos tipos de cáncer es el primer paso para combatirlo. En las siguientes líneas te lo contamos todo sobre el gen TP53 y sus mutaciones, un tema estrechamente relacionado con el riesgo de diversas neoplasias malignas.
Gen TP53: definición y funciones
El gen TP53 es uno de los genes englobados dentro del grupo de supresores tumorales. A grandes rasgos, estos genes codifican la información necesaria para la creación de proteínas que regulan el ciclo celular, desaceleran el crecimiento excesivo de las células, e indican cuándo tienen que morir (apoptosis o muerte celular programada). Dicho de forma sencilla, la acción de estos genes reduce la probabilidad de que una célula en un organismo multicelular se transforme en una célula cancerosa.
El gen TP53 codifica para la proteína p53, es decir, contiene las instrucciones para que las células sean capaces de sintetizar la p53 de la manera adecuada y en las cantidades necesarias para el correcto funcionamiento celular. Las funciones principales de la proteína p53 son las siguientes:
- Ayuda a detener el ciclo celular en respuesta a señales de daño en el ADN. Esto da tiempo para que las células reparen el daño antes de continuar con la división celular.
- Activa la expresión de genes implicados en la reparación del ADN, como GADD45, lo cual permite a la célula corregir errores en su material genético.
- Si el daño en el ADN es irreparable, la p53 promueve la apoptosis (muerte celular programada) para prevenir la propagación de células dañadas.
- La p53 puede inhibir la formación de nuevos vasos sanguíneos que alimentan a los tumores, al regular negativamente factores angiogénicos.
- Participa en la regulación de moléculas que influyen en la adhesión y migración celular, reduciendo la capacidad de las células cancerosas de invadir tejidos adyacentes o distantes.
- Promueve un estado de senescencia en células con daños genéticos acumulados, deteniendo permanentemente su capacidad de dividirse.
Gracias a las acciones que esta proteína ejerce sobre la salud de la célula, la p53 y el gen TP53 se conocen como los guardianes del genoma. Existen diversos genes supresores de tumores, pero pocos han sido tan estudiados como este.
Mutaciones en TP53
Los genes están compuestos por ADN, un ácido nucleico que contiene las instrucciones para la síntesis de proteínas y realización de funciones vitales. Las mutaciones genéticas se producen cuando se altera la secuencia de nucleótidos del ADN, lo que a su vez puede derivar en cambios sustanciales en los aminoácidos de las proteínas que se forman gracias al gen afectado. Un cambio en un solo aminoácido puede no ser importante si es conservativo y ocurre fuera del sitio activo de la proteína, pero en algunos casos la mutación se traduce en una desactivación directa de la proteína o en un incorrecto funcionamiento de la misma.
Tal y como indica la revista Nature, las mutaciones en el gen TP53 son las que más se han identificado con la aparición de cáncer en el ser humano. La inactivación de TP53 es un evento común en la tumorigénesis y sus mutaciones ocurren en más del 50 % de los tumores primarios de nuestra especie. Además de la pérdida de la función supresora de tumores, las mutaciones en el gen TP53 de la célula afectada a menudo tienen actividad de ganancia de función y contribuyen a las propiedades malignas de las células cancerosas, lo cual explica su estrecha relación con la formación de cáncer.
Las mutaciones genéticas que dan lugar a un mal funcionamiento del TP53 pueden ser adquiridas a lo largo de la vida, o heredadas de los padres y estar presentes desde el nacimiento (congénitas). Dependiendo de este factor, los problemas de salud asociados y los riesgos de cáncer son diferentes.
En caso de ser adquiridas, se observan ciertas características:
- De forma esporádica, las células cometen un error al dividirse para crear nuevas células y se produce la mutación. Estas mutaciones aparecen solo en ciertos tipos de células.
- La exposición a ciertas sustancias (químicos, tabaco y más) puede favorecer que se produzcan las mutaciones.
- También se fomenta su aparición por el daño acumulado debido al estrés oxidativo.
- Por lo general, estos cambios adquiridos no se encuentran en los espermatozoides ni en los óvulos, por lo que no pueden transmitirse de padres a hijos.
En caso de que la mutación sea congénita, esta está presente en todas las células del cuerpo desde el nacimiento, incluyendo óvulos y espermatozoides, por lo que es heredable. Los cambios heredados en el gen TP53 causan una afección genética rara, conocida como síndrome de Li-Fraumeni (LFS), que predispone al desarrollo de diversos tipos de neoplasias malignas. En este punto, cabe destacar que la mutación esporádica del gen TP53 es mucho más común que la mutación heredable.
Pruebas genéticas para la detección
Las pruebas genéticas dirigidas para la detección de mutaciones en el gen TP53 pueden ser de gran utilidad en ciertos escenarios. Se requiere una muestra biológica del paciente (en general, sangre, tejido del propio tumor o aspiración de médula ósea) para llevarla a cabo. De todas formas, la metodología empleada para el análisis es compleja y requiere de conocimientos extensos, por lo que su coste suele ser elevado.
Se recomienda una prueba genética para la detección de mutaciones en el gen TP53 en los siguientes casos:
- El paciente ha sido diagnosticado con cáncer. Saber si el responsable del cáncer es un cambio en el TP53 puede ayudar a seleccionar el tratamiento adecuado y estimar cómo se comportará el tumor a lo largo del tiempo.
- El paciente presenta sospecha familiar y/o personal de síndrome de Li-Fraumeni. Este trastorno se asocia con la presencia familiar de osteosarcoma, sarcoma de tejidos blandos, tumores cerebrales, leucemia repentina y más.
Si los resultados muestran que se presenta un cambio adquirido en el gen TP53 a nivel celular, es posible que se requieran ciertas acciones con respecto a la aparición de cáncer repentino. En caso de que el cambio sea heredado, se confirma el diagnóstico del síndrome de Li-Fraumeni, con todo lo que ello conlleva.
Las mutaciones en el gen TP53 pueden explicar parte del desarrollo de ciertos tipos de cáncer, pero en muchos casos, su aparición y desarrollo continúa siendo una incógnita. Ante cualquier duda o inquietud, ponte en contacto con tu profesional médico de confianza.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.