El cambio climático es una realidad innegable. Según fuentes profesionales, los últimos 7 años han sido los más calurosos registrados hasta la fecha, más de 1 millón de especies están en riesgo de extinguirse por el incremento global de las temperaturas, la intensidad y recurrencia de los incendios forestales ha aumentado y mucho más. La temperatura promedio de la Tierra ha subido 1,18 grados centígrados desde el siglo XIX y va a seguir en aumento, lo que trae consigo un peligroso problema de salud: el golpe de calor.
Las temperaturas altas activan en nuestro organismo una serie de cambios fisiológicos, como la sudoración, la necesidad de hidratación y otros muchos. Cuando estos no funcionan, es posible que se produzca un golpe de calor. Aunque este no suele ser letal, es esencial conocer sus signos de alerta para poder actuar con presteza. Aquí te contamos las causas, los síntomas y el tratamiento de este evento, así que no dejes de leer.
¿Qué es el golpe de calor?
El golpe de calor es la forma más grave de enfermedad inducida por calor. Desde un punto de vista clínico, se define como un trastorno ocasionado por el exceso de temperatura en el cuerpo, generalmente como consecuencia de la exposición prolongada a un entorno caluroso o del esfuerzo físico durante momentos inadecuados. Esta afección es mucho más frecuente en los meses de verano y se está en riesgo de padecerla si la temperatura corporal supera los 40 °C.
Este evento clínico ocurre cuando los mecanismos de regulación fisiológica (sudoración, vasodilatación cutánea y más) se ven superados por una combinación de varios factores: una producción excesiva de energía por parte del organismo, temperaturas externas demasiado altas y dificultad para disipar calor hacia el entorno. Es importante diferenciar el golpe de calor en 2 grandes grupos:
- Golpe de calor clásico: este tipo suele afectar a las personas ancianas con enfermedades crónicas. En estos pacientes, los mecanismos de regulación suelen fallar y se produce una acumulación de calor en el organismo.
- Golpe de calor por esfuerzo: esta forma puede afectar a personas de todas las edades. Predomina en jóvenes no aclimatados al calor que realizan ejercicio físico intenso en los momentos con más bochorno del día.
Estas afecciones son más comunes en las primeras 24-48 horas después de la instauración de una ola de calor (episodio de al menos 3 días consecutivos en los que, como mínimo, el 10 % de las estaciones consideradas registran máximas). Esto se debe a que al cuerpo no le ha dado tiempo a adaptarse a nivel fisiológico al entorno.
El golpe de calor suele ocurrir a partir de 40 ºC ambientales.
Causas del golpe de calor
En situaciones de normalidad el cuerpo humano termorregula de manera extremadamente eficiente. Según estudios, nuestro organismo solo aumenta de media 1 ºC por cada 25-30 ºC ambientales. Los mecanismos de disipación del calor más habituales son aumento del gasto cardiaco, vasoconstricción de la circulación esplácnica, sudoración y vasodilatación cutánea. Todos estos procesos fisiológicos nos ayudan a refrescarnos en los momentos más calurosos.
Por desgracia, algunos procesos ambientales o internos pueden hacer que el organismo no disipe tan bien el calor como debería. Por ejemplo, si la humedad ambiental es superior al 75 %, la evaporación cutánea empieza a ser inefectiva. La práctica de ejercicio durante una ola de calor y la exposición a temperaturas extremas son desencadenantes del golpe de calor. Usar demasiada ropa, beber un exceso de alcohol y no tomar suficiente agua favorecen su aparición.
Otros muchos eventos pueden favorecer este desbalance fisiológico tan grave. Además de los ya citados, listamos los siguientes:
- Tomar medicamentos que afectan a la capacidad de termorregulación, como diuréticos, sedantes, tranquilizantes y fármacos para regular la presión arterial.
- Padecer enfermedades que dificultan los procesos fisiológicos normales, como la fibrosis quística.
- Ser obeso.
- Tener una fiebre alta durante una ola de calor.
- Tener una condición física deficiente o no acostumbrada a las altas temperaturas.
Síntomas del golpe de calor
El golpe de calor es diferente a la insolación o el agotamiento por calor. Esta afección es muy grave y, si no se recibe tratamiento de emergencia, puede causar la muerte. Es esencial detectar con presteza cualquiera de los siguientes síntomas para actuar cuanto antes:
- Anhidrosis: es la incapacidad de sudar de forma normal, a pesar de sentir muchísimo calor.
- Ataxia: problemas con la coordinación y la ejecución de movimientos.
- Delirios, confusión y desorientación.
- Piel enrojecida o incluso pálida.
- Náuseas y vómitos.
- Respiración rápida.
- Aumento de la frecuencia cardiaca.
- Dolor de cabeza.
- Sonidos pulmonares anormales durante la respiración.
- Debilidad generalizada.
Si el tratamiento de esta condición se retrasa pueden aparecer otros signos asociados a daños en los órganos vitales y fallos sistémicos. En este escenario, la temperatura corporal suele sobrepasar los 40° C y puede ser tan alta como para superar las marcas de un termómetro corriente. El riesgo de muerte por este cuadro depende de muchos factores: edad, trastornos preexistentes, tiempo de exposición al calor y más.
Sin el tratamiento adecuado, hasta el 80 % de los pacientes mueren.
Tratamiento
Toda persona con sospecha de un golpe de calor debe resguardarse de inmediato y llamar a la ambulancia. Si no es posible por debilidad o confusión, hay que comunicarle la necesidad de ayuda a cualquier persona que se encuentre en el entorno. Las medidas a tomar mientras se espera asistencia médica, en orden de urgencia, son las siguientes:
- Sumergirse en agua fría: tomar una baño de agua fría o helada es el abordaje más rápido para bajar la temperatura corporal. Cuanto más rápido se tome esta medida, menor será el riesgo de muerte.
- Aplicar técnicas de enfriamiento por evaporación: en muchos casos no es posible meterse en una bañera, pues el paciente se encuentra en la calle. En este escenario, lo mejor que se puede hacer es vaporizar agua muy fría sobre la piel a la vez que se abanica aire caliente. Esto favorece la evaporación de calor a nivel cutáneo.
- Envolver al paciente en mantas de enfriamiento y aplicarle bolsas de hielo en el cuello, la ingle y las axilas. También se recomienda quitar toda prenda de ropa muy apretada o aislante.
- Tratamiento en el centro de urgencia: el personal médico puede aplicarle al paciente fluidos intravenosos, medicación para prevenir el colapso y oxígeno con el fin de mantener sus constantes vitales.
Evitar la exposición al calor es la mejor forma de contrarrestar la afección en sus primeros estadios, pero llega un punto en el que solo puede abordarla el médico de urgencias. Si observas a alguien que está sufriendo un golpe de calor (o lo estás padeciendo tú), no dudes en llamar a una ambulancia.
Prevención del golpe de calor
El golpe de calor se puede prevenir y evitar. Las personas ancianas se encuentran en mayor riesgo por factores externos a la temperatura ambiental, pero adultos y jóvenes pueden reducir drásticamente el riesgo tomando las siguientes medidas:
- Beber mucho líquido: se recomienda tomar entre 2 y 2,5 litros de agua al día, sobre todo en los momentos más calurosos del año. La hidratación es esencial para que los mecanismos de sudoración sean efectivos.
- Usar vestimenta holgada y liviana: los pantalones cortos, las faldas, las camisetas y los tirantes son los mejores aliados a la hora de salir a la calle durante el verano.
- No permanecer en un coche estacionado por más tiempo del necesario: con las ventanas cerradas, un coche expuesto al sol sin aire acondicionado puede alcanzar casi los 50 °C. Siempre es mejor salir del coche si este está parado, aunque haga calor fuera.
- Tomarse las cosas con calma: hay que evitar la práctica de ejercicio físico durante las horas más calurosas del día. Si esto no es posible, hay que beber mucho líquido y tomar descansos frecuentes.
- Limitar el consumo de alcohol y cafeína: estas sustancias pueden favorecer la aparición de un golpe de calor.
El golpe de calor es un evento cada vez más común, sobre todo por la rápida instauración de las olas de calor y el lento (pero constante) incremento de las temperaturas. Por suerte, se puede prevenir si se toman las medidas pertinentes. En los meses más calurosos del año, tómate las cosas con calma y mantente bien hidratado.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.