Los síntomas digestivos son extremadamente comunes en la población, independientemente de la edad, la etnia, el sexo biológico y otros factores. Tal y como indican estudios epidemiológicos, hasta el 40 % de los habitantes de la Tierra tienen trastornos digestivos funcionales. Los signos como dolor abdominal, flatulencias, reflujo gastroesofágico y cambios en las deposiciones están a la orden del día.
Entre uno de los principales sospechosos de malestar gastrointestinal, se encuentra la infección por la bacteria Helicobacter pylori. Aunque en muchos casos sea asintomático, de no tratarse este cuadro clínico puede derivar en ciertas complicaciones, como la inflamación del revestimiento del estómago, la aparición de úlceras e incluso ciertos tipos de cáncer. En las siguientes líneas, recogemos todo lo que debes saber sobre esta infección y cómo abordarla con eficacia.
¿Qué es la infección por Helicobacter pylori?
Helicobacter pylori es una bacteria gram negativa con forma de bacilo helicoidal, de crecimiento lento, unos 3 micrómetros de longitud y unos 4-6 flagelos para el desplazamiento. Es de naturaleza microaerófila, es decir, necesita ciertas cantidades de oxígeno para proliferar. Una de sus características bioquímicas más importantes es su capacidad para sintetizar ureasa, una enzima que cataliza la hidrólisis de urea a dióxido de carbono y amoníaco.
H. pylori es capaz de instaurarse y proliferar en la capa mucosa que reviste el interior del estómago de los humanos. Hay diversos mecanismos que asocian la infección por esta bacteria con diversas manifestaciones clínicas que veremos en siguientes apartados:
- La actividad ureasa de H. pylori juega un papel crucial para contrarrestar el ambiente ácido del estómago. Esto favorece su supervivencia en un entorno tan hostil.
- Gracias a sus flagelos, la bacteria puede moverse libremente hacia las células epiteliales del revestimiento del estómago. Además, es capaz de taladrar de forma literal la capa de mucus.
- H. pylori también libera toxinas que dañan de manera directa el tejido estomacal, como la citotoxina A vacuolizante (VacA).
Por todos estos motivos, H. pylori es capaz de causar inflamación tanto aguda como crónica en el entorno digestivo. A medida que se deteriora la barrera mucosa, el ácido estomacal puede filtrarse hacia otros tejidos más débiles y favorecer la clínica digestiva, como la aparición de úlceras.
Situación epidemiológica
La prevalencia de la infección por H. pylori varía según la zona geográfica consultada. En el año 1995, se calculaba que al menos la mitad de la población mundial estaba infectada por el microorganismo, convirtiéndose en el cuadro infeccioso más común en todo el mundo. De todas formas, en las últimas décadas las cifras epidemiológicas han caído de forma marcada, sobre todo en regiones de bajo ingreso (como África).
Aunque se trate de un cuadro muy común, hay que destacar que no genera síntomas o complicaciones en todos los casos. Tal y como indican estudios, hasta en el 70 % de los escenarios es un cuadro asintomático. Además, solo de 1-3 de cada 100 personas con la infección terminan padeciendo un cáncer de estómago. Aunque las complicaciones no son comunes, hay que tenerlas en cuenta.
Síntomas de la infección por Helicobacter pylori
Como hemos dicho en líneas previas, la mayoría de personas infectadas por Helicobacter pylori no presentan ni signos ni síntomas. No se sabe con exactitud qué diferencia a las personas sintomáticas de las que no lo son, pero se sospecha que podría existir una mayor resistencia innata en cierta parte de la población.
Sea como fuere, en caso de manifestarse, los síntomas más comunes de esta condición son los siguientes:
- Dolor estomacal agudo, el cual empeora con el estómago vacío.
- Falta de hambre.
- Hinchazón abdominal.
- Pérdida de peso inexplicable.
- Náuseas.
- Eructos frecuentes.
También hay una serie de signos y síntomas que se pueden asociar a las potenciales complicaciones de la infección, como sangre en las heces, problemas para respirar, mareos, fatiga, palidez o un dolor estomacal muy notable. Todos ellos son señales de una emergencia médica y requieren atención profesional de inmediato.
Posibles complicaciones
Aunque ocurra en un porcentaje bajo de las personas infectadas, es necesario citar las posibles complicaciones derivadas de una infección por H. pylori. Entre ellas, se citan las siguientes:
- Úlceras: las úlceras son llagas abiertas que pueden aparecer en el revestimiento del estómago (úlcera péptica) o en la primera parte del intestino delgado (úlcera duodenal). Hasta el 10 % de las personas con Helicobacter pylori terminan desarrollando una úlcera.
- Inflamación crónica del revestimiento del estómago, lo que deriva en una gastritis y los síntomas asociados.
- Cáncer de estómago: aunque ocurre en pocos casos, la infección por este microorganismo es un factor de riesgo importante para el desarrollo de diversos tipos de cáncer.
- Sangrado interno, que puede ocurrir cuando una úlcera péptica atraviesa un vaso sanguíneo. Esto, a su vez, se asocia con pérdida de sangre y anemia.
- Peritonitis bacteriana espontánea por Helicobacter pylori.
Causas
Tal y como indican estudios, la infección por H. pylori se adquiere de forma típica durante la infancia. El mecanismo exacto de transmisión no está del todo claro, pero podría ser oral-oral (la bacteria se puede observar en saliva y placa dental), oral-fecal (se ha aislado también en heces), consumo de alimentos o bebidas contaminadas, prácticas iatrogénicas (sondas de hospital, endoscopios) e incluso transmisión vectorial por insectos. De todas formas, cabe destacar que el ser humano es el único reservorio real de la bacteria.
Más allá de ser un niño, existen diversos factores de riesgo para el contagio. Destacamos los siguientes:
- Vivir en una región de bajo ingreso con estructuras de saneamiento débiles.
- No tener acceso a agua purificada.
- Vivir en condiciones de hacinamiento y compartir utensilios.
- Convivir con una persona a la que se le ha diagnosticado una infección por Helicobacter pylori.
Diagnóstico de la infección por Helicobacter pylori
La infección por este microorganismo se puede diagnosticar con herramientas tanto invasivas como no invasivas. En el grupo de las no invasivas, destacan la detección de antígenos frente a H. pylori en las heces, detección de anticuerpos en la sangre, test de aliento y aislamiento en cultivo en condiciones de laboratorio a partir de una muestra fecal.
La detección de los antígenos, la bacteria o los anticuerpos se explica por sí sola, pero el test de aliento requiere cierto aclaramiento. En este tipo de análisis, se toman 2 muestras de aliento del paciente en una bolsa, una antes y otra después de consumir una pastilla de sustrato (urea marcada con C13). Si la segunda muestra presenta niveles de dióxido de carbono más altos de lo normal, se trata de un signo de infección por H. pylori.
Entre las técnicas invasivas, destaca la extracción de tejido gástrico mediante una endoscopia y su posterior análisis en el laboratorio (cultivo, PCR y más). Independientemente de la obtención de la muestra, el cultivo de la bacteria es el único método que confirma la infección con el 100 % de especificidad.
Tratamiento
En general, las infecciones confirmadas por Helicobacter pylori se tratan con la administración de al menos 2 tipos de antibióticos distintos al mismo tiempo. Algunos de los fármacos más empleados en este frente son la claritromicina, el metronidazol y la amoxicilina. Se suelen tomar junto a un medicamento inhibidor de la bomba de protones (como el esomeprazol) durante al menos 14 días. El objetivo es doble: acabar con la infección con la mayor eficacia posible y suspender la producción de ácido por parte del estómago para evitar daños mayores.
Se recomienda repetirse las pruebas diagnósticas de H. pylori unas 4 semanas después del tratamiento. La resistencia a los antibióticos es un problema real en lo que a este microorganismo se refiere y hay que asegurarse de que la infección se ha eliminado con éxito. En caso de que no se haya conseguido erradicar, se puede repetir el tratamiento antibiótico con otros medicamentos distintos.
La infección por Helicobacter pylori es una de las más extendidas en todo el mundo. Aunque en la mayoría de los casos sea asintomática, en contadas ocasiones se asocia a complicaciones como úlceras pépticas, úlceras duodenales, cáncer de estómago, sangrados internos y más. Ante cualquiera de los síntomas citados se recomienda acudir al médico para confirmar o descartar esta condición y así poder actuar en consecuencia.
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Dietista – nutricionista en grupo VIVO
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2 replies on “Infección por Helicobacter pylori: causas, síntomas y tratamiento“
Norma
Hola Mi nombre es Norma A Jimenez:
Solo quiero decir que ya he recibido 3 tratamientos y la pylory no se muere. Ya no se que mas hacer, espero que por favor me ayuden.
Clínica Vivolabs Madrid
Buenos días Norma,
Gracias por tu comentario.
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