El déficit de DAO puede manifestarse con una amplia variedad de síntomas, ya que la acumulación de histamina afecta a múltiples sistemas del cuerpo. Los síntomas más frecuentes incluyen migrañas y dolores de cabeza recurrentes, fatiga crónica, problemas digestivos como síndrome de intestino irritable, estreñimiento o náuseas, dolor muscular y fibromialgia, así como alteraciones cutáneas como psoriasis, piel atópica o urticaria. También pueden presentarse resacas más fuertes de lo habitual, mareos, congestión nasal y síntomas respiratorios, lo que dificulta a menudo identificar la causa sin pruebas específicas.
La aparición de estos síntomas de forma recurrente o persistente puede indicar un déficit de DAO, ya sea de origen genético (primario) o adquirido (secundario). Aunque algunos signos son más conocidos, como las migrañas, otros pueden pasar desapercibidos, como alteraciones cardiovasculares, hipotensión, hipertensión o problemas en la regulación inmunitaria. Por eso, un diagnóstico temprano mediante pruebas genéticas o bioquímicas es fundamental para prevenir complicaciones a largo plazo.
Detectar el déficit de DAO permite tomar medidas personalizadas para controlar los síntomas, como ajustes en la dieta, tratamiento médico adecuado o suplementación específica de DAO. Al conocer la causa exacta, se puede mejorar significativamente la calidad de vida y reducir la frecuencia e intensidad de los síntomas, evitando que la acumulación de histamina genere problemas crónicos en distintos sistemas del organismo.