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Las 10 ETS más comunes en todo el mundo

Las enfermedades de transmisión sexual (ETS), como su propio nombre indica, son patologías que se transmiten de una persona a otra a través del contacto durante el sexo, ya sea por vía vaginal, anal, oral u otra. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día más de 1 millón de personas contraen una de estas infecciones, aunque en muchos casos el cuadro es asintomático y el paciente no llega a darse cuenta de su estado contagiado.

Aunque no se presenten con signos clínicos evidentes, las ETS pueden provocar efectos graves de salud a largo plazo si no se tratan: infertilidad, enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), embarazo ectópico, cáncer, inmunosupresión y, en los peores casos, la muerte. En las siguientes líneas, te contamos cuáles son las 10 ETS más habituales en todo el mundo y sus principales características. El conocimiento es el primer paso para una correcta prevención.

1. Papiloma humano (VPH)

El término virus del papiloma humano (VPH) engloba a un grupo de más de 200 agentes virales capaces de generar verrugas y otras irregularidades en el cuerpo con su infección. Del total, unos 40 subtipos de VPH son capaces de provocar lesiones genitales y se propagan durante el contacto sexual, por lo que se consideran ETS. Según fuentes epidemiológicas, hasta el 41 % de la población podría estar infectada por VPH en distintas regiones del mundo, y más del 90 % de los hombres sexualmente activos y el 80 % de las mujeres sexualmente activas se infectarán con él a lo largo de su vida. Estas cifras ejemplifican que el virus del papiloma humano representa la ETS más común en todo el planeta.

Muchos VPH genitales son de bajo riesgo y provocan infecciones que se resuelven por sí solas, pero un pequeño porcentaje de ellos son capaces de provocar cuadros crónicos con potencial de evolucionar a cáncer, sobre todo de tipo cervicouterino. Por esta razón, la vacunación frente a los subtipos más peligrosos desde la infancia es esencial en el sexo biológico femenino.

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2. Tricomoniasis

La tricomoniasis es una ETS provocada por Trichomonas vaginalis, un protozoo patógeno flagelado anaerobio. Se considera la enfermedad de transmisión sexual no vírica más extendida en todo el planeta, pues afecta a más de 250 millones de personas al año. Además, cabe destacar que el público infectado es mayoritariamente femenino (hasta 9 de cada 10 casos registrados).

La mayoría de las personas afectadas por esta ETS no presentan ni síntomas ni signos clínicos evidentes. En caso de que sí se manifieste de forma sintomática, son comunes síntomas como enrojecimiento y picor en el área genital, secreciones vaginales abundantes, molestias en la parte inferior del estómago y sensación de ardor al orinar. Se puede tratar sencillamente a tiempo con antiparasitarios como metronidazol (Flagyl), tinidazol (Tindamax) o secnidazol (Solosec).

3. Clamidia

La infección por clamidia o clamidia a secas es una ETS provocada por Chlamydia trachomatis, una bacteria que pertenece al género Chlamydia y la familia Chlamydiaceae. Tal y como indica la OMS, se estima que en 2020 hubo 128,5 millones de nuevas infecciones por Chlamydia trachomatis en adultos (de 15 a 49 años) en todo el mundo, una cifra que coloca a esta ETS como una de las más habituales y prevalentes. De todas formas, es necesario destacar que hasta el 70 % de los infectados pueden ser asintomáticos, así que muchos de ellos ni se dan cuenta de su estado.

En los casos en los que sí se presenta sintomatología, pueden experimentarse secreciones anormales genitales, flujo vaginal con mal olor, dolor al practicar sexo y picor al orinar. La infección tiene una cura rápida y sencilla con los antibióticos adecuados, por lo que ante cualquier duda se recomienda acudir al médico.

4. Gonorrea

La gonorrea es una infección de transmisión sexual causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, un diplococo Gram negativo con un tamaño que fluctúa entre 0,6 y 1 µm de diámetro. Se estima que en 2020 hubo 82,4 millones de nuevas infecciones entre adultos en todo el mundo, lo que ejemplifica su alto impacto en la sociedad. Esta ETS cursa de forma asintomática o paucisintomática en un 50 % de los escenarios, aunque sí es capaz de provocar problemas algo más severos en comparación con otros cuadros si no se trata.

Más allá de la sintomatologia clásica de las ETS, la gonorrea puede causar complicaciones como infertilidad, infección diseminada, mayor riesgo de (VIH), enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) y más. Por esta razón, se recomiendan exámenes de detección anuales para las mujeres sexualmente activas y otras personas en riesgo menores de 25 años.

5. Herpes genital

El herpes genital es una ETS provocada por el virus del herpes simple (VHS), término que comprende dos cepas de virus de la familia de los herpesvirus que pueden causar infecciones en seres humanos:

  • VHS-1: se propaga mayoritariamente por el contacto bucal y suele ser responsable del herpes oral, aunque también puede ser responsable en algunos escenarios de herpes genital. Se estima que 3700 millones de personas menores de 50 años están infectadas por el VHS-1.
  • VHS-2: se propaga por contacto sexual y causa herpes genital. Se calcula que 491 millones de personas de 15 a 49 años (13 % del total) en todo el mundo tienen infección.

Como podrás comprobar, el virus del herpes genital es uno de los patógenos más presentes en toda la población. Además, cabe destacar que esta infección es permanente y no se puede curar como tal, pero sí existen fármacos para aliviar la sintomatología.

6. Hepatitis B

La hepatitis B se engloba dentro de los grupos de hepatitis virales, pues se trata de una hepatopatía causada por el virus de la hepatitis B, un virus pequeño de la familia Hepadnaviridae. Este agente patógeno se puede transmitir de madre a hijo durante el parto, en la infancia, a través del contacto con sangre o fluidos corporales durante relaciones sexuales o por inyecciones sin las debidas garantías de seguridad. De todas formas, el vehículo transmisor común es la sangre.

La hepatitis B suele ser de naturaleza aguda y tener una duración menor de 6 meses, pero también puede tornarse crónica en algunos escenarios por incapacidad del sistema inmunitario del hospedador de combatirla. La infección crónica por hepatitis B puede ser vitalicia y derivar en enfermedades graves, como cirrosis y cáncer de hígado. Más de 250 millones de personas viven infectadas por este virus en todo el mundo.

7. Hepatitis C

La hepatitis C es otra de las múltiples hepatitis virales, pero en este caso provocada por el virus de la hepatitis C (VHC), que afecta principalmente al hígado. Este virus se transmite a través del contacto con sangre infectada, comúnmente por el uso compartido de agujas entre personas que se inyectan drogas, transfusiones de sangre no seguras y, menos frecuentemente, mediante relaciones sexuales con una persona infectada o de madre a hijo durante el parto.

Se estima que 50 millones de personas viven con hepatitis C en todo el planeta. Como ya hemos mencionado en líneas previas, tanto la hepatitis B como la C pueden tornarse crónicas, pero la hepatitis C tiene una mayor tendencia a volverse crónica. Aunque ambos tipos pueden llevar a complicaciones graves como cirrosis y cáncer de hígado, los tratamientos difieren; la hepatitis B se controla con medicamentos antivirales a largo plazo, mientras que la hepatitis C puede curarse con antivirales de acción directa en la mayoría de los casos.

8. Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) no requiere presentación. La fama que precede a este patógeno está más que justificada, pues tal y como indican fuentes epidemiológicas, 85,6 millones de personas se han infectado con el VIH y 40,4 millones han muerto a causa de enfermedades relacionadas con el SIDA desde el inicio de la epidemia.

La infección por el VIH comienza en una etapa aguda que, en muchos casos, se puede confundir con un proceso febril o gripal. Después de ello, el paciente entra en una fase crónica, en la que el cuadro puede ser asintomático, pero se produce una destrucción ininterrumpida del sistema inmunitario. Cuando las barreras de defensa han sido destruidas por este virus, se entra en un cuadro muy severo conocido como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Por suerte, a día de hoy esta infección se puede controlar con la medicación pertinente, y los pacientes llevan un estilo de vida normal.

9. Infección por Mycoplasma

La infección por Mycoplasma hace referencia a un cuadro provocado por Mycoplasma genitalium o Mycoplasma hominis, bacterias que pueden afectar el tracto urogenital. Mycoplasma genitalium es una causa significativa de uretritis no gonocócica en hombres y de cervicitis y enfermedad pélvica inflamatoria en mujeres. A menudo, las infecciones pueden ser asintomáticas, pero cuando los síntomas están presentes, pueden incluir dolor al orinar, secreción genital y dolor pélvico.

El tratamiento de las infecciones por Mycoplasma puede ser complicado debido a la resistencia a los antibióticos comúnmente utilizados. Mycoplasma genitalium, en particular, ha mostrado resistencia a macrólidos y fluoroquinolonas, lo que hace que el manejo de la infección requiera tratamientos específicos basados en pruebas de susceptibilidad. Por ello, es esencial seguir las recomendaciones médicas en todos los casos ante la infección.

10. Infección por Ureaplasma

Como último de elemento en esta lista, tenemos la infección por Ureaplasma, causada por las bacterias Ureaplasma urealyticum y Ureaplasma parvum. Estas bacterias forman parte del tracto urogenital normal, pero pueden causar infecciones cuando proliferan en exceso. En hombres, son capaces de provocar uretritis no gonocócica, manifestada por síntomas como dolor al orinar y secreción uretral. En mujeres, pueden estar asociadas con vaginosis bacteriana, infecciones del tracto urinario, y complicaciones en el embarazo como corioamnionitis y parto prematuro.

El tratamiento de las infecciones por Ureaplasma generalmente incluye el uso de antibióticos como doxiciclina o macrólidos, aunque puede haber resistencia en algunos casos. Es fundamental seguir las pautas terapéuticas adecuadas y realizar pruebas de seguimiento para asegurar la eliminación completa de la infección.

Como puedes ver, el mundo de las ETS es tan fascinante como preocupante. A pesar de que muchas de estas infecciones sean asintomáticas, en algunos casos pueden provocar problemas severos en la salud. Por esta razón, ante cualquier duda, te recomendamos que te pongas en contacto con tu profesional médico de confianza.

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