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Microbiota cutánea: todo lo que debes saber

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y, junto a cabello, uñas, glándulas sebáceas y sudoríparas, conforma el sistema tegumentario. Con una superficie media de unos 2 metros cuadrados y un peso de 5 kilogramos, este complejo tejido tiene la tarea principal de proteger al organismo frente a factores exógenos como bacterias, estrés mecánico, sustancias químicas y temperatura. Esta capa es la primera barrera del sistema inmunitario innato junto a las mucosidades, los ácidos gástricos, el reflejo de la tos y otros mecanismos defensivos presentes desde el nacimiento.

La piel consta de 3 capas (epidermis, dermis y sección subcutánea), y cada una de ellas cumple una labor específica. De todas formas, y más allá de la propia anatomía del ser humano, existe un enorme aliado para mantener la integridad de esta barrera defensiva: la microbiota cutánea. En las siguientes líneas, te lo contamos todo sobre ella.

¿Qué es la microbiota?

Comencemos sentando bases. Tal y como indican fuentes profesionales, el término microbiota designa el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos, arqueas, protozoos y más) que habitan sobre o dentro de una región de un organismo vivo, en este caso el ser humano. También se conoce en medios generalistas como flora, si bien esta palabra no es adecuada porque los seres vivos englobados en este grupo no forman parte del reino Plantae.

El término microbiota y microbioma, uno cada vez más utilizado, son similares pero no intercambiables. La microbiota designa exclusivamente a las familias, los géneros y las especies de microorganismos que habitan en un lugar y tiempo dados, mientras que el microbioma también abarca sus componentes genéticos y relación con el entorno (metabolitos, productos de excreción, hormonas secretadas al medio, nicho ecológico ocupado y más).

El cuerpo humano alberga una cantidad asombrosa de microorganismos. Se estima que habitan en nosotros aproximadamente 39 billones (3.9 × 10¹³) de microorganismos, la mayoría de ellos bacterias. La mayor concentración de ellos está localizada en el intestino, pero también se pueden encontrar seres vivos en nuestra boca, órganos genitales, vías respiratorias, piel y más.

En términos generales, la microbiota humana se divide en 2 categorías:

  • Microbiota autóctona: evoluciona en simbiosis junto a la especie que ocupa, permanece con ella durante un tiempo prolongado, y puede realizar múltiples funciones fisiológicas para el bienestar de su hospedador. Un ejemplo perfecto de ello son los principales géneros bacterianos de la microbiota intestinal.
  • Microbiota alóctona: son microorganismos que se pueden encontrar en diversos hábitats y sistemas, por lo que suelen estar presentes en el humano de forma transitoria o latente. No suelen realizar funciones importantes debido a su volatilidad en cuanto a relación con nuestra especie.
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Microbioma y microbiota cutánea

Tal y como podrás imaginar en este punto, la microbiota cutánea se puede definir como el conjunto de microorganismos que habitan en la piel humana. Las características fisicoquímicas únicas de este tejido hacen que el grupo de microorganismos que se adaptan al nicho que habitan sea muy selecto. En general, la piel es fría, ácida y reseca, y cuenta con distintos microecosistemas determinados por el grosor de la piel, los pliegues y la densidad de los folículos pilosos y las glándulas.

También hay que tener en cuenta que la piel es un tejido muy cambiante según diversos factores propios del hospedador: la edad, el grupo étnico, la ubicación geográfica en la que se reside y el sexo biológico contribuyen de forma considerable a la variabilidad observada en el microbioma y la microbiota de la piel. De todas formas, se pueden seleccionar algunos de los microorganismos cutáneos prevalentes en la mayoría de la población, tal y como se refleja en la siguiente lista:

  • Bacterias: los géneros más comunes son Staphylococcus (representados por especies como S. epidermidis y S. aureus), Corynebacterium y Propionibacterium (por ejemplo, P. acnes).
  • Hongos: entre los más frecuentes, se encuentran los del género Malassezia.
  • Virus: en este grupo, se incluyen varios tipos de bacteriófagos y virus humanos.
  • Ácaros: por ejemplo, diversos pertenecientes al género Demodex, que habitan en los folículos pilosos y glándulas sebáceas.

Según fuentes científicas, la composición de las comunidades microbianas cutáneas depende principalmente de la fisiología del sitio de la piel, pues se observan cambios en la abundancia relativa de taxones bacterianos dependiendo de si se analizan microambientes húmedos, secos o sebáceos. Por ejemplo, los entornos sebáceos suelen estar dominados por el género Propionibacterium, mientras que en zonas más húmedas suelen destacar Staphylococcus y Corynebacterium.

Funciones principales de la microbiota cutánea

La microbiota cutánea forma parte de la primera barrera protectora del cuerpo frente a la entrada de patógenos. Por lo tanto, no es difícil intuir que su función principal es de defensa. En las siguientes líneas, se citan las labores principales de estos microorganismos para el bienestar humano:

  1. Protección frente a patógenos: la microbiota residente en la piel ocupa un nicho ecológico que impide la colonización de potenciales microorganismos nocivos. Además de ocupar espacio físico, algunos géneros bacterianos son capaces de producir sustancias antimicrobianas que inhiben el crecimiento de microorganismos dañinos.
  2. Interacción positiva con el sistema inmunitario: ayuda al mantenimiento de la homeostasis y también estimula la producción de defensinas y otras moléculas antimicrobianas por parte de las células inmunitarias del cuerpo.
  3. Mantenimiento de la salud de la piel: contribución a la integridad y función de la barrera cutánea y ayuda en la descomposición de productos de secreción y desechos metabólicos que puedan haber quedado sobre la piel. Además, algunos microorganismos metabolizan lípidos y otras sustancias producidas por la piel, contribuyendo así a la regulación de la producción sebácea y otras funciones metabólicas.
  4. Curación de lesiones y otros problemas: las señales del microbioma cutáneo pueden incentivar una acción más rápida en presencia de una herida abierta, quemadura u otro tipo de lesión. Esto promueve una curación más rápida y regulación de la inflamación.
  5. Interacción con otros microbiomas: la microbiota cutánea interactúa con microbiomas de otras partes del cuerpo, como el intestinal, influenciando la salud general del organismo por diversos mecanismos (que todavía no se conocen en su totalidad).

Estas son solo algunas de las potenciales labores que la microbiota cutánea puede desempeñar en el bienestar general. De todas formas, tal y como se ha señalado en líneas previas, se requiere mucha más investigación para conocer en detalle el papel de los microorganismos en la salud del ser humano, ya sea sobre la piel o en general.

La microbiota cutánea y la enfermedad

Diversos factores, como la exposición solar excesiva, la polución, el contacto directo con agentes irritantes, una dieta inadecuada, el sedentarismo, las adicciones (como fumar) y otros muchos pueden promover un desbalance en la microbiota cutánea. Esto puede desembocar en el sobrecrecimiento de especies comensalistas que en gran número se tornan patógenas, o permitir que los nichos vacíos por especies desaparecidas sean ocupados por patógenos.

El desequilibrio o disbiosis cutánea se ha asociado a la aparición de múltiples enfermedades y trastornos, entre los que destacamos los siguientes:

  • Acné: la proliferación excesiva de la especie Propionibacterium acnes (ahora conocida como Cutibacterium acnes), en combinación con factores hormonales y genéticos, puede contribuir al desarrollo de lesiones cutáneas (a menudo llamadas granos o espinillas).
  • Rosácea: esta es una afección común de la piel que causa enrojecimiento duradero en la cara. Un desequilibrio en la microbiota cutánea, junto con la presencia de ciertos ácaros como Demodex folliculorum, puede estar relacionado con la aparición de rosácea.
  • Dermatitis seborreica: este trastorno causa áreas escamosas, inflamación de la piel y caspa resistente en ciertas partes del cuerpo, sobre todo el cuero cabelludo. La levadura del género Malassezia juega un papel crucial en esta enfermedad, y su sobrecrecimiento puede desencadenar inflamación y síntomas, aunque no se conoce en totalidad su causalidad.
  • Infecciones cutáneas: la disbiosis del microbioma cutáneo puede facilitar la invasión y proliferación de patógenos como ciertos grupos de Staphylococcus aureus (incluyendo cepas resistentes a meticilina), que pueden causar infecciones graves.

Estos son solo algunos ejemplos, pero también hay ciertos vínculos entre la disbiosis cutánea y otros trastornos como úlceras diabéticas, vitiligo, pioderma gangrenoso, dermatitis atópica, psoriasis y mucho más.

La microbiota cutánea es un terreno de la microbiología tan fascinante como inexplorado. Es necesaria una mejor comprensión del microbioma de la piel para comprender con exactitud la participación microbiana en los trastornos de la piel humana y permitir nuevos enfoques terapéuticos, promicrobianos y antimicrobianos, para su tratamiento.

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