El embarazo es un periodo tan bello como desafiante. Esta etapa vital se caracteriza por una conexión primal con el estado más animal del ser humano y la ilusión de traer al mundo una nueva vida, pero también tiene una cara menos bonita: náuseas, problemas emocionales, desbalances hormonales, dolores óseos y mucho más. Entre toda la amalgama de cambios físicos y psicológicos que conlleva la gestación, existen enfermedades comunes en el embarazo que lo complican aún más.
Aproximadamente el 8 % de los embarazos cursan con complicaciones que, de no tratarse, pueden afectar gravemente tanto al bebé como a la madre. En las siguientes líneas, recogemos las patologías más comunes durante el embarazo y sus cifras epidemiológicas.
1. Anemia ferropénica
La anemia por deficiencia de hierro, también conocida como anemia ferropénica, es un tipo de trastorno frecuente que tiene lugar cuando no hay suficiente cantidad de hierro en el organismo. Tal y como indican estudios, este evento fisiológico afecta hasta al 30 % de las embarazadas, pues el cuerpo de la madre utiliza más cantidad de este mineral para generar más sangre y así poder transportar el oxígeno necesario al feto. Es normal tener una anemia leve durante la gestación, pero las variantes moderadas y severas son un claro indicativo de que se necesita asistencia médica.
Los signos y síntomas de este estado incluyen debilidad, fatiga, mareos, dolor de cabeza, piel pálida, falta de aire y más. En los casos más graves, se puede experimentar presión arterial baja, latidos del corazón irregulares y dificultad para concentrarse. El consumo de vitaminas prenatales (siempre bajo asistencia médica) y la alimentación variada y rica en hierro son los mejores aliados para combatir la anemia ferropénica durante el embarazo.
2. Diabetes gestacional
La diabetes gestacional tiene lugar cuando el cuerpo de la madre no puede producir suficiente insulina. Se trata de una de las enfermedades más comunes durante el embarazo y afecta al 2-10 % de mujeres en el proceso de gestación. La insulina es necesaria para que la glucosa ingrese en las células y estas puedan utilizarla como fuente de energía, pero en este proceso biológico los cambios hormonales y fisiológicos hacen que, en algunos casos, el uso de la insulina por parte del cuerpo sea menos eficaz. Esta resistencia a la insulina derivada es el motor de la diabetes gestacional.
Todas las mujeres muestran algún grado de resistencia a la insulina al final del embarazo. De todas formas, este evento ocurre en algunos casos antes de lo esperado y se requiere asistencia médica. Comer sano y mantenerse físicamente activa son medidas caseras que se pueden tomar para controlar la diabetes gestacional, pero si esto no funciona se puede requerir la prescripción de medicamentos.
3. Depresión y ansiedad
Si hablamos de enfermedades comunes durante el embarazo, tenemos que citar estados emocionales alterados. La depresión, un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por sentimientos de tristeza y un bajo estado de ánimo, afecta hasta al 7 % de las mujeres embarazadas. Aunque el cóctel hormonal que caracteriza a esta fase vital pueda hacer que la mujer fluctúe mucho a nivel emocional, no hay que dejar pasar los signos y síntomas que indican un posible cuadro depresivo.
Entre los pensamientos y sentimientos que más se asocian a la depresión gestacional, destacan la preocupación excesiva por el nacimiento del bebé, la autoestima baja, la incapacidad para encontrar disfrute en actividades que antes sí lo creaban, la respuesta pobre a la reafirmación, el uso de drogas o la desatención al embarazo. La atención psiquiátrica es esencial tras el diagnóstico de este cuadro y, además, se pueden utilizar diversos antidepresivos durante el embarazo de forma segura.
4. Presión arterial alta relacionada con el embarazo
La presión arterial alta relacionada con el embarazo, también conocida como hipertensión gestacional, se produce cuando hay un aumento de la presión arterial únicamente atribuible a la gestación. Esto quiere decir que no se debe, por ejemplo, a un mal funcionamiento de los riñones o a un problema vascular subyacente. Tal y como indican estudios, este trastorno es muy común y afecta a un 5-8 % de las embarazadas. Sus causas no son del todo conocidas.
Este tipo de hipertensión comienza después de las 20 semanas de embarazo y no suele reportar signos o síntomas claros. Tampoco tiene por qué suponer un problema ni para el feto ni para la madre y, por lo general, desaparece por sí sola durante las 12 semanas después del parto. De todas formas, no hay que tomar esta condición a la ligera, pues si no se controla puede derivar en complicaciones como desprendimiento de la placenta, crecimiento fetal insuficiente, convulsiones e incluso muerte.
5. Preeclampsia
La preeclampsia es una complicación del embarazo que supone un paso más allá de la hipertensión gestacional. Esta condición cursa con una presión arterial alta y niveles elevados de proteína en la orina (proteinuria), lo cual indica un daño en los riñones. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la incidencia de preeclampsia oscila entre el 2 y 10 % del total de embarazos y es muchísimo más común en las regiones de bajo ingreso. No se conoce la causa exacta de este cuadro, pero surge de una interacción entre factores económicos, psicosociales, nutricionales, ambientales y genéticos.
Más allá de la hipertensión, la preeclampsia cursa con síntomas como niveles bajos de plaquetas en sangre (trombocitopenia), aumento de enzimas hepáticas, dolores de cabeza intensos, cambios en la visión, falta de aire, dolor en la parte superior abdominal, náuseas y vómitos. El tratamiento principal para esta condición es adelantar el parto y, si esto no es posible, controlar la condición con medicamentos como antihipertensivos, anticonvulsivos y corticoides.
6. Eclampsia
En la última de las condiciones relacionadas con la hipertensión gestacional tenemos la eclampsia, el comienzo de convulsiones o coma en una mujer embarazada con una preeclampsia previa. Cabe destacar que estas convulsiones no pueden ser explicadas por afecciones neurológicas para que el cuadro se considere como tal. Este estado es grave y se estima que ocurren alrededor de 5 a 7 casos por cada 10 000 partos en regiones de alto ingreso. El tratamiento definitivo de la eclampsia es el parto, independientemente de la edad gestacional, para reducir los riesgos maternos.
7. Infecciones de transmisión sexual (ITS)
La práctica sexual es el primer paso para que sucedan la mayoría de embarazos. Huelga decirlo, pero como no se puede utilizar preservativo para que los espermatozoides del semen lleguen al óvulo, la mujer está en riesgo de infectarse con una ITS si su pareja no se ha realizado un análisis preventivo previo. Para que te hagas una idea general, la OMS estima que 1,3 millones de embarazadas vivían con VIH en el año 2021.
También hay que tener en cuenta otras ITS muy comunes que pueden generar problemas durante el embarazo y el parto, como la gonorrea, la clamidosis, la tricomoniasis y otras. Cada una de estas condiciones requiere un tratamiento específico, así que no vamos a entrar en detalles.
8. Hiperémesis gravídica
Este cuadro hace referencia a la presencia de náuseas y vómitos intensos durante el embarazo. La mayoría de las mujeres gestantes experimentan estos síntomas, sobre todo en los 3 primeros meses. De todas formas, los casos de hiperémesis gravídica son mucho más serios: se producen vómitos más de 3 veces al día, hay una náusea severa, se saliva mucho más de lo normal, tiene lugar pérdida de peso y se observa una clara dificultad para comer y beber las cantidades necesarias. Este cuadro ocurre en el 0,3-3 % de los embarazos.
Se desconoce la causa exacta de este cuadro, pero parece estar relacionado con los cambios hormonales que tienen lugar durante el embarazo. Evitar los desencadenantes de las náuseas es el método de acción inicial, pero si se corre riesgo de deshidratación por los vómitos puede requerirse la introducción de líquidos por vía intravenosa. El consumo de vitamina B6 también puede ayudar, aunque siempre bajo atención médica.
9. Placenta previa
En este trastorno la placenta, estructura provee oxígeno y nutrientes al bebé en crecimiento, se desarrolla en la parte más baja de la matriz y cubre toda la abertura hacia el cuello uterino (y no se instaura en la parte superior, como debería ser). Entre los factores de riesgo de la placenta previa se encuentran haber tenido más de un embarazo, haber vivido un parto por cesárea previo, tener una anomalía estructural en el útero y el tabaquismo.
El síntoma principal de la condición es la aparición de un sangrado vaginal súbito. Si el diagnóstico se produce después de la semana 36 o los factores de riesgo no son demasiados, dar a luz puede ser el mejor tratamiento. Casi todas las mujeres con placenta previa necesitan una cesárea.
10. Desprendimiento abrupto de placenta
El desprendimiento abrupto de placenta (abruptio placentae) es una complicación grave del embarazo. Tal y como indican estudios, esta condición ocurre en el 0,4-1 % de las gestaciones, aunque es mucho más probable que suceda durante las últimas semanas antes del nacimiento en comparación con otros momentos del proceso. Cursa con síntomas como hemorragia vaginal, dolor de espalda, malestar abdominal, rigidez uterina y contracciones.
En este punto, cabe destacar que no se puede volver a adherir una placenta que se ha separado de la pared del útero durante el desprendimiento. El abordaje depende del tiempo que queda para el parto y de la gravedad del cuadro, pero en caso de sangrado intenso se requieren transfusiones sanguíneas y también se puede inducir el parto de urgencia por cesárea.
Aquí te hemos citado 10 enfermedades comunes durante el embarazo, pero hay que tener en cuenta que existen muchas más, como embarazos ectópicos, nacimientos mucho antes de tiempo, abortos y más. Aunque la mayoría de las gestaciones lleguen a buen término, siempre hay que ponerse en manos de un profesional médico y comentar con detalle cualquier signo o síntoma percibido. Detectar una enfermedad gestacional a tiempo puede salvarle la vida tanto a una madre como a su hijo.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.