Las infecciones de transmisión sexual (ITS) y las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son un problema universal que debe ser abordado de forma conjunta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día más de 1 millón de personas contraen uno de estos cuadros, y en muchos casos la condición ni siquiera se manifiesta de forma sintomática. Esto complica la detección, el diagnóstico y, por ende, la toma de medidas cautelares a la hora de practicar sexo con otras personas.
Aunque muchas ETS puedan permanecer asintomáticas, el riesgo de desarrollar efectos secundarios (en algunos casos graves) sigue estando ahí. Por ello, es esencial realizar las pruebas diagnósticas pertinentes ante cualquier contacto de riesgo, se presenten signos clínicos o no. En las siguientes líneas, te mostramos 7 complicaciones de las ETS sin tratar.
1. Enfermedad inflamatoria pélvica (EIP)
La enfermedad inflamatoria pélvica, también conocida como EIP, es una infección de los órganos reproductores femeninos. Este cuadro tiene lugar cuando se produce una infección e inflamación de la parte superior del aparato reproductor, es decir: útero, trompas de Falopio, ovarios y estructuras internas de la pelvis. La EIP puede generar síntomas como dolor en la parte inferior abdominal, fiebre, flujo vaginal inusual y con mal olor, sangrado al tener sexo, malestar al orinar y sangrado entre periodos menstruales.
La infección por clamidia y la gonorrea sin tratar son las ETS que más comúnmente se asocian al desarrollo de enfermedad inflamatoria pélvica. Según fuentes profesionales, hasta el 15 % de las mujeres infectadas por Chlamydia trachomatis desarrollarán EIP, cifras similares para el caso de Neisseria gonorrhoeae (10 – 25 %). Esta condición también puede derivar en otros muchos cuadros clínicos, tal y como veremos en las siguientes líneas.
2. Infertilidad
Como hemos dicho en el párrafo anterior, las bacterias Chlamydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae son las principales causas de la enfermedad inflamatoria pélvica. En mujeres no tratadas, la EIP provoca infertilidad por factor tubárico en entre el 10 % y el 40 % de los casos, una cifra nada desdeñable. La inflamación del aparato reproductor femenino puede desembocar en la cicatrización del tejido de las trompas de Falopio, lo que genera un bloqueo. Esto previene el contacto entre el espermatozoide y el óvulo, de ahí la pérdida de fertilidad.
La infertilidad por ETS no tratadas puede afectar a ambos sexos biológicos, si bien parece algo más común en el femenino. Además, aunque la clamidia y la gonorrea sean las condiciones más sonadas en el desarrollo de infertilidad, también hay que tener en cuenta a otros patógenos y ETS: sífilis, herpes, virus del papiloma humano (VPH), tricomoniasis, micoplasma, ureaplasma y más.
3. Mayor riesgo de contraer VIH
La infección por algunas de las ETS más comunes se puede manifestar en forma de llagas, verrugas, lesiones visibles y otras muchas anormalidades que alteran las barreras fisiológicas del cuerpo humano. Esto facilita la entrada de los patógenos más peligrosos asociados al entorno sexual, como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
La infección por VIH está vinculada a diversas ETS previas, como la gonorrea o el herpes. Tal y como indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Por ejemplo, las personas infectadas con herpesvirus tipo 2 tienen un riesgo hasta 3 veces mayor que la población general de contraer VIH durante la actividad sexual. Además, hasta el 42 % de los pacientes con sífilis podrían estar coinfectados con el virus de la inmunodeficiencia humana. Esto dificulta el tratamiento y empeora el pronóstico.
4. Embarazo ectópico
Los embarazos ectópicos se producen cuando el óvulo fecundado se implanta y crece fuera de la cavidad uterina designada para el desarrollo del feto. Diversos factores pueden desembocar en este grave problema de salud, entre los que destacan:
- Endometriosis.
- Cicatrización después de ruptura de apéndice.
- Defectos en las trompas de Falopio.
- Cicatrización a raíz de infecciones previas.
Hasta 1 de cada 10 mujeres con enfermedad inflamatoria pélvica sufrirán un embarazo ectópico. El tejido cicatricial impide que el óvulo fertilizado se abra camino a través de las trompas de Falopio para implantarse en el útero. Por esta razón, se implanta en la trompa de Falopio.
En resumen: las ETS favorecen la aparición de EIP, lo que a su vez puede traducirse en embarazos ectópicos. Si el cuadro no se detecta a tiempo, el óvulo puede romper la trompa de Falopio y generar un sangrado interno que pone en peligro la vida de la madre.
5. Cáncer cervicouterino
El cáncer cervicouterino se vincula a la infección por ciertos tipos de virus del papiloma humano (VPH). Existen más de 200 tipos de VPH y la mayoría son inofensivos (asintomáticos, crean verrugas en la piel o en el área genital), pero unas 14 variantes se han asociado a la aparición de diversos tipos de cáncer, entre los que destaca el cervicouterino. Los más conocidos son los VPH 16 y 18, los cuales son responsables de casi el 50 % de las lesiones precancerosas del cuello uterino de gran malignidad.
Más del 90 % de las personas infectadas por VPH a través de la vía sexual terminan eliminando la infección sin necesidad de tratamiento con el paso de 1-2 años. De todas formas, es posible que un VPH de alto riesgo genere lesiones capaces de transformarse en cáncer a lo largo del tiempo. Por ello, es necesario realizar pruebas de cribado del virus del papiloma humano ante cualquier duda.
6. Cirrosis hepática
La cirrosis hepática es una de las consecuencias finales de muchas enfermedades y condiciones que atacan de forma crónica al hígado. Este cuadro consiste en la cicatrización grave del tejido hepático, lo que hace que este órgano pierda su funcionalidad de manera irreversible. Su síntoma más notorio es la ictericia (piel amarilla por acumulación de bilirrubina en el cuerpo), pero también puede causar problemas neurológicos, retención de líquidos, sangrados intensos y, en última instancia, la muerte.
La infección por los virus de la hepatitis B y C, ambos capaces de viajar entre personas a través de la sangre y el contacto sexual, puede tornarse crónica en algunos casos y desembocar en cirrosis. Los niños y las personas inmunocomprometidas están en mayor riesgo de sufrir esta complicación si se infectan.
7. Cáncer de hígado
Una consecuencia directa del apartado anterior, es decir, de la infección por hepatitis virales y la cirrosis hepática. Del 80 al 99 % de las personas que desarrollan cáncer de hígado primario tienen una cirrosis hepática previa, lo que vincula de forma inequívoca ambas condiciones. Por esta razón, las personas con una hepatitis B o C crónica están en mayor riesgo de desarrollar un tumor maligno en este órgano.
Como puedes ver, son muchas las complicaciones de las ETS sin tratar. Aunque en muchos casos no tengan por qué ocurrir ante una infección oculta, en temas de salud siempre es mejor prevenir que curar. El diagnóstico temprano permite iniciar el tratamiento cuanto antes y, por ende, ponerse en manos de un profesional y tomar las medidas cautelares pertinentes.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.