Etapas de la enfermedad de Alzheimer
En promedio, una persona diagnosticada con enfermedad de Alzheimer vive de 4 a 8 años después del diagnóstico, aunque en algunos casos se puede llegar a 20 años o más. La progresión de la patología se resume en las siguientes fases.
Fase preclínica
Esta enfermedad comienza mucho antes de la aparición de los síntomas. La fase preclínica es silenciosa, asintomática y no es posible detectarla a menos que se hagan análisis avanzados. Puede tener una duración de años a décadas, dependiendo del paciente y el tipo (si es de progresión rápida o lenta). Las pruebas genéticas son ideales para estimar el riesgo en esta fase debido a la ausencia de signos clínicos.
A día de hoy, se están comenzando a utilizar ciertos marcadores para identificar la enfermedad de Alzheimer en su fase preclínica. Estudios estiman que la concentración del biomarcador p-tau181 en sangre, por ejemplo, se correlaciona con la deposición de beta-amiloide en diversas regiones del cerebro.
Fase temprana
En esta etapa, el paciente todavía conserva su independencia. Aun así, es posible detectar un ligero deterioro cognitivo. Algunos de los síntomas más comunes del Alzheimer temprano son los siguientes:
- Dificultad para recordar nombres nuevos de personas.
- Olvidarse de información que se acaba de registrar.
- Perder objetos valiosos con más asiduidad de lo normal.
- Tener dificultades a la hora de planificar cosas.
- Dificultades al intentar encontrar palabras adecuadas.
- Ligeras dificultades para realizar ciertas tareas o desenvolverse en algunos entornos.
En este punto, cabe destacar que no todas las personas con un deterioro cognitivo leve tienen enfermedad de Alzheimer. Este conjunto de síntomas puede evolucionar a demencia, quedarse en un punto intermedio o mejorar con el tiempo.
Etapa moderada
Esta es la fase más larga de la enfermedad y puede durar muchos años. A medida que el tiempo transcurre, el paciente irá requiriendo más atención y ayuda externas. En este punto, el daño cerebral se hace evidente para los profesionales médicos y la familia, pues dificulta la realización de tareas y trastoca los patrones de pensamiento naturales.
Algunos de los síntomas característicos de esta fase son los siguientes:
- Olvidarse de información personal y/o eventos ya vividos.
- Cambios de humor, como enfados o introversión, sobre todo en entornos sociales.
- Confusión sobre la ubicación y los lugares.
- Incontinencia urinaria o fecal.
- Sensación de estar desorientado, mayor facilidad para perderse.
- Comportamientos repetitivos.
- Cambios en la personalidad.
Etapa final
En este punto, la autonomía del paciente se ve comprometida en su totalidad. La persona afectada pierde la capacidad de desenvolverse con el entorno adecuadamente, no puede llevar conversaciones con normalidad y, en última instancia, también pierde su capacidad psicomotriz. A medida que las capacidades cognitivas van a peor, conversar y realizar actividades rutinarias se vuelve imposible.
Los signos clínicos característicos de la etapa final son los siguientes:
- Perder la noción de las experiencias y el entorno.
- Cambios en las capacidades físicas, como hablar, moverse y tragar.
- Necesidad de asistencia en todo momento.
- Dificultades claras para comunicarse y mantener la convivialidad.
- Proclividad a padecer diversos tipos de infecciones (neumonía y más).
Como hemos dicho en líneas previas, la enfermedad de Alzheimer es crónica, incurable y desemboca en la muerte. De todas formas, con la medicación y la terapia adecuadas es posible manejar los síntomas y reducir la velocidad de progresión.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.