Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) o infecciones de transmisión sexual (ITS) son un problema creciente en la población general. Aunque la clamidiasis, la gonorrea, la sífilis y la tricomoniasis son las condiciones más comunes de este tipo, el micoplasma genital también tiene una prevalencia que no se puede obviar. El patógeno que la causa se encuentra en el entorno genital 1% de la población de media, oscilando entre el 9% y el 50% en los grupos de riesgo.
El micoplasma genital es una ETS muy poco conocida a nivel general, pero representa a uno de los desencadenantes no gonocócicos más frecuentes de uretritis y cervicitis. Aquí se exploran los síntomas, las causas y el tratamiento de esta condición de transmisión sexual.
¿Qué es el micoplasma genital?
Mycoplasma es un género de bacterias bastante especial, ya que estos microorganismos carecen de la pared típica que rodea la membrana celular. Por ello, son resistentes a los antibióticos que atacan de forma directa a la síntesis de la pared celular (como los betalactámicos). Existen más de 100 especies dentro de este grupo, pero la causante del micoplasma genital es Mycoplasma genitalium. Por otro lado, Mycoplasma pneumoniae genera neumonías y problemas respiratorios.
Aunque fue identificado en la década de los ochenta, el micoplasma genital se considera a día de hoy como una ITS muy poco estudiada. La prevalencia de este microorganismo es de un 1% a un 3,3% en la población de Europa y Estados Unidos y causa del 10% al 20% de las uretritis no gonocócicas en varones. En mujeres se asocia a cuadros de cervicitis o infecciones asintomáticas en el aparato reproductor interno.
Por otro lado, es necesario destacar que existe cierta correlación entre el micoplasma genital y el VIH. Esta infección tiene un impacto negativo sobre la barrera del epitelio de la zona afectada, lo cual facilita la entrada del virus de la inmunodeficiencia humana al organismo. También se asocia a una carga viral alta de VIH y aumenta la transmisibilidad durante las relaciones sexuales sin protección.
Esta enfermedad no es fácil de diagnosticar y sus síntomas son inespecíficos.
Síntomas del micoplasma genital
La sintomatología del micoplasma genital es variada, pero también se han registrado pacientes asintomáticos. Los signos varían según la zona del cuerpo que se vea afectada, tal y como se muestra en la siguiente lista.
Cervicitis (inflamación del cuello del útero):
- Picor en la zona de la vagina.
- Flujo vaginal anormal.
- Dolor y dificultad al orinar (disuria).
- Malestar en la zona pélvico.
- Sangrado fuera de la menstruación, sobre todo después de mantener relaciones sexuales.
- Dolor durante el sexo.
Enfermedad inflamatoria pélvica (EIP):
- Dolor pélvico.
- Fiebre.
- Dolor abdominal.
- Flujo vaginal anormal.
- Sensibilidad en la zona cervical.
Uretritis (inflamación de la uretra):
- Dolor y dificultad al orinar (disuria).
- Secreción uretral purulenta.
- Picor uretral.
- Micción frecuente y urgente.
Es poco probable que la infección por Mycoplasma genere problemas cuando detecta y se trata a tiempo. Sin embargo, si se deja el tiempo pasar, esta condición puede derivar en infertilidad en mujeres, infección en los testículos y hasta una mayor probabilidad de padecer un embarazo ectópico. En casos muy raros, se ha vinculado a la aparición de artritis e inflamación en los ojos.
¿Cómo se contagia el micoplasma genital?
El micoplasma genital se considera una enfermedad de transmisión sexual. Por tanto, la vía de contagio habitual es la práctica de sexo sin protección, ya sea anal, oral o vaginal. La infección es más común en personas jóvenes y en aquellas que no tienen una sola pareja estable, sobre todo si no acostumbran a usar preservativo. Aunque se haya pasado ya la infección, es posible volver a contagiarse en el futuro.
Diagnóstico
Mycoplasma genitalium crece poco y de forma lenta en los medios de cultivo tradicionales. Por ello, el diagnóstico mediante técnicas generales puede tornarse extremadamente difícil. La mejor opción es buscar el material genético de patógeno en la muestra brindada por el paciente (generalmente de orina). Si se detecta la presencia del micoplasma, es necesario buscar otros agentes causales de ETS que puedan estar generando una coinfección.
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Tratamiento del micoplasma genital
Como hemos dicho en líneas previas, esta bacteria es resistente a múltiples antibióticos. Los tratamientos tradicionales incluyen una dosis única de azitromicina o dividida en 5 tomas (1 al día), pero hasta el 40 % de los micoplasmas se han vuelto inmunes a este fármaco en los últimos años. Por ello, a día de hoy se suele recetar un tratamiento de doxiciclina durante 7 días, seguido de otro de moxifloxacino durante 7 días.
El tratamiento del micoplasma genital es cada vez más difícil debido a la resistencia a los antibióticos. Por ello, se requiere una segunda prueba que confirme la curación 21 días después de finalizar el régimen de medicación. Es necesario que todo compañero sexual del positivo en los últimos 6 meses antes del diagnóstico sea testado y tratado para evitar la diseminación del patógeno en la población general.
Es necesaria una prueba que confirme la curación 21 días después del tratamiento.
Prevención del micoplasma genital
La mejor prevención y control a la hora de evitar el micoplasma genital es practicar sexo seguro. Esto incluye utilizar preservativos en el sexo anal y barreras de látex durante el sexo oral, informar a la(s) pareja(s) sobre el estado general de salud de forma asidua y hacerse pruebas de detección de ETS a menudo, se tengan síntomas o no.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.