Los antibacterianos son sustancias o agentes que matan e inhiben el crecimiento de microorganismos en un entorno concreto con el fin de combatir infecciones o prevenir contaminaciones. Estos compuestos se utilizan principalmente con fines terapéuticos (antibióticos), preventivos (desinfectantes) o higiénicos, como pueden ser los jabones o los geles antimicrobianos. Según su mecanismo de acción, los antibacterianos/antimicrobianos se pueden categorizar como bactericidas, si matan directamente a las bacterias objetivo, o bacteriostáticos, si en su defecto inhiben el crecimiento de estas evitando su división y proliferación.
Desde el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming en 1928 y el posterior desarrollo de múltiples variantes de antimicrobianos a lo largo de los siglos, estos compuestos han salvado miles de vidas. Se estima que, desde 1940, más de 200 millones de muertes han sido evitadas gracias a los antibióticos, siendo conservadores. Enfermedades como la neumonía, la meningitis o la septicemia son cada vez menos comunes, y las infecciones post-quirúrgicas o tras el parto se consideran casi anecdóticas en regiones de alto ingreso. Sin duda, estos fármacos y compuestos no solo han evitado millones de defunciones en su historia, sino que han incrementado de forma considerable la calidad de vida global.
A pesar de su cara amable, los antimicrobianos también pueden suponer una amenaza si no se utilizan bajo indicaciones médicas y con responsabilidad. En las siguientes líneas, te lo contamos todo sobre la Semana Mundial de la Concienciación sobre la Resistencia a los Antimicrobianos (RAM). ¡No dejes de leer!
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Solicita presupuesto¿Qué es la resistencia a los antimicrobianos (RAM)?
Empecemos sentando bases. La resistencia a los antimicrobianos (RAM), como su propio nombre lo indica, es la capacidad de un microorganismo para resistir los efectos de una sustancia que busca acabar con él o limitar su crecimiento. Múltiples bacterias, virus, hongos, protozoos, parásitos y otros microorganismos son capaces de cambiar a lo largo del tiempo para soportar el efecto de los tratamientos antimicrobianos, lo cual puede complicar de forma considerable la desinfección o el abordaje clínico de una infección.
A nivel fisiológico, esta resistencia puede suceder porque la bacteria/microorganismo modifica la diana del antibiótico (por ejemplo, alterando proteínas esenciales para que el fármaco ya no pueda unirse), produce enzimas que inactivan o destruyen el antibiótico, expulsa activamente la sustancia mediante bombas de eflujo, o reduce la permeabilidad de su membrana para impedir que el fármaco entre. Estos mecanismos suelen surgir por mutaciones genéticas o por la adquisición de genes de resistencia a través de transferencia horizontal (plásmidos, transposones). Como resultado, el antibiótico o antimicrobiano deja de ser efectivo y la bacteria o el microbio en cuestión puede multiplicarse incluso en entornos donde antes no habría sobrevivido.
¿Qué causa la resistencia a antibióticos y antimicrobianos?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antimicrobianos es una de las 10 principales amenazas de salud pública a las que se enfrenta la humanidad a día de hoy. Hay múltiples factores comportamentales y sociales por parte del ser humano que fomentan la adaptación de los microorganismos a los fármacos (más allá de mutaciones esporádicas y más), tal y como se refleja en la siguiente lista:
- Usar antibióticos cuando no es necesario. Al exponerse innecesariamente al fármaco, algunas bacterias sobreviven y se vuelven más resistentes cuando no son las causantes reales del malestar del paciente, lo que hace que futuras infecciones sean más difíciles de tratar. Por desgracia, algunas personas emplean estos medicamentos ante cuadros víricos como gripes, resfriados y otras patologías en las que son inútiles y, además, pueden generar en ellas efectos adversos varios.
- No tomar antibióticos según la prescripción. En ocasiones, cuando el paciente se siente bien tras consumir antibióticos durante unos días en un cuadro infeccioso, deja de hacerlo. Esto ayuda a las bacterias supervivientes a proliferar y expandirse, sin curar la enfermedad. Por esta razón, es importantísimo seguir el régimen medicamentoso que ha recetado el médico a rajatabla, a pesar de notar mejoría transitoria.
- Higiene deficiente. La falta de limpieza y desinfección, sobre todo en entornos hospitalarios, puede ser un desencadenante muy importante de infecciones severas en pacientes ya inmunocomprometidos.
- Uso de antibióticos en la industria alimentaria. Cuando se administran antibióticos a animales para promover el crecimiento o prevenir enfermedades de forma rutinaria, las bacterias presentes en esos animales se exponen al fármaco y pueden desarrollar mutaciones o adquirir genes de resistencia. Estas bacterias resistentes pueden luego transmitirse a las personas a través de la carne, el medio ambiente (agua, suelo), o el contacto directo con animales.
Semana Mundial de la Concienciación sobre la Resistencia a los Antimicrobianos (RAM)
La Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antimicrobianos se celebra del 18 al 24 de noviembre, desde el año 2015. Esta fecha fue proclamada por la Asamblea Mundial de la Salud, durante su sesión número 68, tras aprobar un plan de acción mundial dirigido a enfrentar el desafío creciente de la resistencia a los antimicrobianos (RAM).
Desde su proclamación, esta fecha cuenta con el apoyo de entidades gubernamentales, organizaciones internacionales y múltiples profesionales en la salud alrededor de todo el globo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y otras muchas entidades hacen eco de esta fecha cada año.
En esta campaña de 2025, el lema es el siguiente:
Actuemos ya: protejamos nuestro presente,
aseguremos nuestro futuro.
Bajo otras frases de gran importancia, como “los antibióticos no siempre son la respuesta” o “las políticas actuales mantienen la eficacia de los antibióticos“, se busca sensibilizar a la población y a los responsables de formular políticas sobre el uso prudente de estos medicamentos, promover prácticas que reduzcan su consumo innecesario y fomentar acciones coordinadas que eviten la propagación de bacterias resistentes, garantizando que los tratamientos sigan siendo eficaces en el futuro.
En definitiva, la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos exige un compromiso constante de gobiernos, profesionales de la salud, sectores productivos y ciudadanía. Solo mediante un uso responsable de los antibióticos, políticas sólidas de vigilancia y prevención, y una educación continua sobre los riesgos del mal uso, podremos preservar la eficacia de estos medicamentos esenciales y proteger la salud de las generaciones presentes y futuras.
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