La viruela del mono es una enfermedad inusual causada por el Monkeypox virus. Este agente patógeno pertenece al género Orthopoxvirus, en el que también se encuentra el virus de la viruela tradicional. Aunque haya ganado tracción en los últimos días, la viruela símica se conoce desde el año 1958 y es endémica en ciertas regiones África desde hace bastante tiempo.
Todavía se desconocen muchas características de esta enfermedad, por lo que es necesario ser cautelosos a la hora de establecer patrones epidemiológicos con respecto a ella. A continuación, se exponen las causas, los síntomas y los posibles tratamientos de la viruela del mono. El artículo se irá actualizando a medida que se obtenga más información.
Historia de la viruela del mono
El Monkeypox virus (MPX o MPXV) fue descubierto en el año 1958. El hallazgo se hizo tras el estudio de unos primates que cayeron enfermos en un viaje de Singapur a un centro de investigación en Dinamarca. De todas formas, el primer ser humano infectado se detectó en 1970. Se trataba de un niño, habitante de la República Democrática del Congo, con síntomas similares a los de la viruela tradicional. Cabe recordar que esta última enfermedad se considera erradicada desde los ochenta según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desde su descubrimiento, la mayoría de casos se han registrado en la cuenca del Congo y el África occidental, donde la enfermedad se considera endémica. Algunas de las regiones con pacientes confirmados son Camerún, Costa de Marfil, Gabón, Liberia, Nigeria, Sierra Leona y Sudán del Sur. Aunque no ha sido algo habitual, desde el año 2003 se han datado casos esporádicos de la viruela del mono en otros países, prácticamente todos importados.
La enfermedad pasó desapercibida hasta mayo del 2022, momento en el que se detectó el cuadro en un residente de Reino Unido que había viajado a Nigeria. Desde entonces, se han registrado más de 7 cuadros en Reino Unido, unos 30 en España y otras cifras más bajas en determinados países europeos. A pesar de los datos reportados, a día 24 de mayo las cifras continuaban siendo muy bajas y no se podía hablar de una epidemia.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de casos de la viruela del mono ha ascendido en el mes de junio hasta más de 1280 en áreas donde la enfermedad no es endémica. Los patrones epidemiológicos de esta enfermedad están siendo monitorizados, aunque se espera que sigan aumentando a medida que se realicen más diagnósticos. A día 15 de junio, la comunidad de Madrid ha sumado ya más de 330 casos.
Causas
Tal y como indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el virus se transmite cuando una persona sana entra en contacto con un reservorio (ya sea humano, animal o material contaminado). El patógeno ingresa en el cuerpo a través de aberturas en la piel, el tracto respiratorio y las membranas mucosas (ojos, nariz y boca). Entre humanos, se cree que la enfermedad se transmite primariamente por gotas respiratorias.
Debido a que las partículas exhaladas por los enfermos no se mantienen en el aire por mucho tiempo, se estima que se requiere un contacto estrecho directo y prolongado con una persona infectada para correr riesgo. También se puede producir el contagio por el intercambio de fluidos durante el acto sexual y el contacto de una lesión con superficies contaminadas. De todas formas, cabe destacar que se requiere más investigación para conocer muchas particularidades de la infección.
Síntomas de la viruela del mono
Aunque la sintomatología de la viruela del mono parezca grave, se estima que su tasa de letalidad podría ser menor al 1 % (aunque subiría hasta un 4-10 % en regiones en las que no se pueden aplicar los tratamientos adecuados). Los signos clínicos que evidencian la enfermedad son similares a los de la viruela clásica, aunque más leves. El periodo de incubación tras la entrada del virus al organismo es de 7 a 14 días, con un máximo de 21 días.
Los síntomas iniciales son los siguientes:
- Fiebre.
- Dolor de cabeza.
- Dolores musculares.
- Malestar en la espalda.
- Inflamación de los ganglios linfáticos.
- Escalofríos.
- Agotamiento.
De media, entre 1 y 3 días después de la aparición de fiebre surgen unas erupciones cutáneas muy llamativas. Estas pasan por estadios de mácula, pápula, vesícula y pústula antes de desaparecer. La manifestación clínica oscila entre 2 y 4 semanas.
Diagnóstico
Diferenciar entre viruela del mono, viruela tradicional y varicela puede ser muy complejo si solo se tienen en cuenta los síntomas físicos. Por ello, la confirmación de la enfermedad se lleva a cabo de forma fiable mediante una PCR. Si se amplifica el ADN del virus en la muestra del paciente, se confirma la infección. Para que el diagnóstico sea certero se deben extraer las muestras directamente de las lesiones.
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Tratamiento de la viruela del mono
Tal y como indican portales profesionales, todavía no existe un tratamiento definitivo para la viruela del mono. Como en la mayoría de patologías virales, se espera que el sistema inmunitario del paciente pueda combatir la enfermedad y solo se ofrecen abordajes para disminuir la gravedad de los síntomas.
Los fármacos potencialmente útiles para el soporte son los siguientes, aunque se requiere más investigación para confirmar su utilidad:
- Fármaco antiviral tecovirimat, el cual ha sido aprobado por la Food and Drug Administration (FDA) para el tratamiento de la viruela tradicional.
- Medicamentos antivirales cidofovir o brincidofovir.
Todos estos medicamentos han reportado eficacia en modelos experimentales y cultivos. De todas maneras, todavía no se han utilizado para acabar con la enfermedad en humanos, ni siquiera en las regiones en las que la viruela del mono es endémica. Cabe destacar que la vacuna antivariólica, empleada para proteger contra la viruela tradicional, tiene un 85 % de eficacia para proteger frente a la viruela del mono.
Por desgracia, esta vacuna ya no está disponible para el público, pues la OMS declaró el mundo libre de viruela en la década de los ochenta. Aun así, esta propia fuente argumenta que la vacunación actual podría ayudar a que esta nueva enfermedad sea más leve.
Prevención
El contacto estrecho con un paciente positivo es el factor de riesgo más importante de la infección. Por ello, es esencial que toda persona enferma mantenga aislamiento, lleve una mascarilla y cubra sus lesiones en la mayor medida de lo posible ante sospecha o confirmación de la enfermedad. Aplicar medidas de vigilancia y estandarizar un diagnóstico rápido es esencial para evitar que el virus se expanda.
Más allá de esto, es esencial informar a la población sobre las vías de contagio más comunes y cómo evitar riesgos:
- Humano-animal: sobre todo en las regiones en las que la viruela del mono es endémica, es esencial reducir el contacto entre personas y monos y roedores (ambos reservorios). A la hora de manejar animales para el consumo, hay que llevar guantes y protección adecuada, además de cocinarlos. El objetivo es reducir la exposición a fluidos infectados procedentes de otros seres vivos.
- Humano-humano: hay que limitar el contacto al máximo posible con toda persona infectada. También es vital que los profesionales sanitarios sigan los protocolos pertinentes para evitar la entrada en contacto con fluidos y lesiones.
A pesar de toda la información expuesta, es necesario hacer hincapié en un concepto clave: hay muchas cosas que todavía no se saben acerca de la viruela del mono. Es necesario tomar medidas preventivas y conocer la patología para evitar su expansión, pero siempre manteniendo la calma y consultando fuentes médicas fiables.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.