La palabra cáncer suscita miedo en la inmensa mayoría de la población. Casi todos conocemos a alguien que lo ha padecido y, si bien en muchos casos se supera, en otros puede llegar a ser el desencadenante de la muerte. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este grupo de enfermedades es causante de casi 1 de cada 6 muertes en todo el mundo. Los cánceres de mama, pulmón, colon y próstata son algunos de los más comunes.
Cuando llega el verano, un tipo de cáncer toma protagonismo: el melanoma. ¿En qué consiste este cuadro? ¿Cómo se puede detectar antes de que sea tarde? Aquí te lo contamos todo sobre este tipo de cáncer de piel, su diagnóstico y prevención.
¿Qué es el melanoma?
El término melanoma hace referencia al conjunto de tumores melánicos o pigmentados que aparecen sobre todo en la piel (aunque se han registrado casos en otros tejidos, como ojo e intestinos). Este tipo de cáncer se origina cuando los melanocitos, células encargadas de producir melanina y darle a la piel su tono bronceado, comienzan a crecer fuera de control.
Los melanomas pueden aparecer cerca de lesiones previas o en zonas de la piel aparentemente sanas. La irradiación solar suele inducir la aparición del melanoma, pero cabe destacar que también puede aparecer en zonas que normalmente no se exponen al sol (como las palmas de la mano, las plantas de los pies y el perineo).
El cáncer de piel es, por mucho, el más común de todos los tipos de cáncer. De todas formas, el melanoma conforma solo el 1 % de los cuadros dentro de este grupo. El carcinoma de las células basales es el más usual de todos y representa 8 de cada 10 casos. Por ello, no todos los cánceres de piel son de tipo melanoma.
La probabilidad de desarrollar melanoma en la población blanca es de 1 entre 38, es decir, un 2,6 %. Por otro lado, las personas negras reportan un riesgo mucho menor (0,1 %). Esto se debe a que la piel negra tiene una mayor cantidad de melanina, lo que protege mejor frente a la radiación ultravioleta.
El melanoma es mucho más habitual en la población blanca.
Tipos de melanoma
A nivel clínico, los melanomas se pueden categorizar según la extensión de la lesión. De todas formas, también se clasifican con base en su patrón de crecimiento, tal y como se indica en el siguiente listado:
- Esparcimiento superficial: esta variante corresponde al 70 % de los melanomas. Se puede desarrollar en cualquier región de la piel y se presenta con levantamientos de orillas rosadas. Sus colores pueden ser variados.
- Nodular: representa el 15-30 % de los cuadros diagnosticados. Estos tumores suelen ser de tono azul o negro, pero a veces carecen de pigmentación.
- Lentigo maligno: representa el 4-10 % de todos. Estos melanomas suelen ser más grandes de 3 centímetros.
- Lentiginoso acral: representa el 2-8 % de los melanomas totales.
Causas del melanoma
El melanoma ocurre a partir de mutaciones y daños en el ADN de los melanocitos, células encargadas de producir la melanina. No se tiene del todo claro qué desencadena estas mutaciones y su aparición se asocia a una interacción entre los genes y los factores ambientales. De todas formas, la radiación ultravioleta emitida por el Sol es un claro sospechoso en la mayoría de los casos.
La radiación causa daño en el ADN de las células y, cuando los mecanismos de reparación fallan, pueden tener lugar mutaciones que fomentan la aparición de cáncer. De todas maneras, también pueden aparecer melanomas en zonas que no se ven típicamente expuestas a la radiación solar.
Algunos de los factores de riesgo para desarrollar melanoma a lo largo de la vida son los siguientes:
- Piel clara: tener la piel menos pigmentada implica una menor protección frente a la radiación. Las personas que se queman más fácilmente con el sol son más proclives a desarrollar el melanoma.
- Exposición excesiva a la luz ultravioleta: tomar el sol sin protección, realizar labores fuera de casa de manera constante y broncearse puede favorecer la aparición de este tipo de cáncer.
- Localización geográfica: las personas que viven más cerca de las zonas de mayor incidencia solar están en más riesgo.
- Lunares: las personas con muchos lunares o lunares atípicos tienen más probabilidad de desarrollar melanoma a lo largo de la vida.
- Antecedentes familiares: hasta el 10 % de los pacientes con melanoma tienen antecedentes familiares. El riesgo aumenta si varios miembros de la familia, expuestos a ambientes distintos, lo desarrollan.
- Historial propio: las personas que ya han tenido un melanoma tienen un mayor riesgo de desarrollar otro nuevo.
- Inmunosupresión: tener el sistema inmunitario debilitado reporta un mayor riesgo de padecer cáncer de piel.
¿Cuáles son los síntomas del melanoma?
Toda llaga, protuberancia, marca, cambio inusual o imperfección en la piel puede ser señal de melanoma. De todas formas, este cáncer se puede confundir fácilmente con un lunar o pasar inadvertido. Para detectarlo de manera eficaz, se debe seguir la regla “ABCDE”:
- A: Asimetría. Los lunares con silueta irregular pueden ser sospechosos.
- B: Bordes. Los bordes de este tipo de tumores son irregulares.
- C: Color. Por lo general, los melanomas presentan una mezcla de 2 o más colores de distribución desigual.
- D: Diámetro. Los melanomas suelen tener más de 5 milímetros de diámetro, aunque esto no se cumple en todos los casos.
- E: Evolución. Este es uno de los parámetros más importantes. Los melanomas van cambiando de aspecto con el tiempo. Hay que registrar los cambios de color, el aumento de tamaño y los síntomas derivados (picor, sangrados y más).
Muchos melanomas son identificables por su “mal aspecto” general, pues tienen formas y colores extraños. La hemorragia es uno de los síntomas principales de que el cuadro está avanzado.
Diagnóstico del melanoma
El primer paso para diagnosticar el melanoma es una observación física directa por parte del profesional médico. Este preguntará al paciente sus síntomas recientes y examinará la piel para detectar posibles irregularidades. Si la lesión es sospechosa de melanoma, se requiere una biopsia (extracción de tejido para su posterior análisis). El tipo de biopsia que se requiera dependerá mucho de cada caso.
Después del diagnóstico, es necesario establecer el espesor, la diseminación y la extensión del melanoma. Las radiografías, las tomografías computarizadas y otras muchas técnicas se aplican según las necesidades del paciente.
Tratamiento del melanoma
El tratamiento de este tipo de cáncer depende de muchísimos factores: la extensión del tumor, la variante, el estado de salud general del paciente y sus elecciones propias. De todas formas, cabe destacar que los melanomas muy pequeños y superficiales se pueden tratar con una cirugía poco invasiva o, incluso, durante la propia biopsia. Si el cáncer se ha expandido a los ganglios linfáticos, estos también pueden extraerse.
El abordaje clínico de este cuadro es más complejo cuando el cáncer se ha expandido a otros órganos. En estos casos, se conciben opciones como la quimioterapia, la inmunoterapia, el tratamiento con radiación y la utilización de medicamentos tópicos que mejoran el sistema inmunitario en áreas localizadas.
La tasa de supervivencia a 5 años para todas las personas con melanoma cutáneo, desde el momento del diagnóstico inicial, es del 93 %. El pronóstico depende mucho de la variante: el localizado reporta una supervivencia del 98 %, mientras que el distante solo un 23 %. De todas maneras, este tipo de cáncer se puede tratar con mucha eficacia si se detecta a tiempo.
Prevención
Aunque no exista un modo 100 % fiable de prevenir este tipo de cáncer, se pueden evitar ciertos factores que sí se han demostrado como predisponentes. Estas medidas son aplicables para casi cualquier situación, pero más si se quiere reducir el riesgo de padecer melanoma:
- Limita la exposición a la radiación UV: la mejor manera de prevenir un melanoma es evitar la exposición excesiva al sol. Tampoco es recomendable broncearse en exceso de forma artificial con cámaras bronceadoras y otros artilugios.
- Presta atención a lunares anormales: si te aparece cualquier lunar extraño o tienes crecimientos en la piel anormales, no dudes en acudir al médico.
- Mantén tu sistema inmunitario fuerte: hacer ejercicio físico regular, mantener una buena dieta y otros muchos factores harán que estés más saludable en general.
El melanoma es uno de los tipos de cáncer más temidos durante la primavera y el verano. De todas maneras, se puede prevenir su aparición si se limita la exposición al sol. Ante cualquier irregularidad en la piel, lo mejor es ponerse en manos de un profesional.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.