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Estrés térmico: causas, síntomas y tratamiento

El verano llega y, con los planes y la piscina, también aumentan las temperaturas hasta puntos cada vez más altos. La temperatura global promedio ha aumentado poco más de 1° Celsius (2° Fahrenheit) desde 1880, y aunque esto pueda parecer poco, también hay que tener en cuenta que las olas de calor, la ausencia de vegetación y las cada vez más abundantes sequías hacen de la época veraniega una cada vez más complicada.

Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cada año se producen aproximadamente 489 000 muertes relacionadas con el calor, el 45 % de ellas en Asia y el 36 % en Europa. A medida que aumentan las temperaturas, el cuerpo debe poner en marcha ciertos mecanismos fisiológicos para protegerse, pero que estos funcionen es más complicado en bebés, ancianos y población con enfermedades graves, entre otros sectores vulnerables.

El estrés térmico es un problema cada vez más grande en la población, sobre todo en entornos laborales que requieren actividades exteriores en las horas más soleadas del día. En las siguientes líneas, te lo contamos todo sobre este evento y cómo evitarlo.

Temperatura corporal y calor

La temperatura corporal es una medida de la capacidad del organismo para generar y eliminar calor. El cuerpo humano es un sistema extremadamente eficiente para la termorregulación: cuando hace demasiado calor, se activan diversos mecanismos para reducir la temperatura corporal. Algunos de los más representativos son:

  • Sudoración: al evaporarse sobre la piel, el sudor ayuda a enfriar el cuerpo.
  • Vasodilatación: en situaciones de calor excesivo, los vasos sanguíneos en la piel se dilatan, aumentando el flujo hacia la superficie de la piel para disipar el calor.
  • Respiración acelerada: la tasa de respiración puede aumentar para ayudar a liberar calor a través de la exhalación.
  • Aumento de frecuencia cardiaca: en situaciones de calor excesivo, el corazón puede bombear más rápido para distribuir el calor de los órganos internos a la piel.
  • Cambios comportamentales conscientes: como buscar la sombra, beber más líquidos, evitar la incidencia solar directa y más.

La temperatura corporal normal oscila entre 36.5 °C y 37 °C. De todas formas, en ciertas situaciones (como infecciones gripales), esto puede variar por la acción de agentes tanto endógenos como exógenos. Cuando la temperatura corporal es mayor de > 40.0 o 41.0 °C se produce un estado conocido como hiperpirexia, una situación grave que prolongada en el tiempo puede provocar la desnaturalización de las proteínas del sistema nervioso y otros muchos problemas orgánicos.

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¿Qué es el estrés térmico?

El confort térmico tiene lugar en el humano cuando permanece en condiciones ambientales que no exigen esfuerzos extremos a los mecanismos de termorregulación propios para mantener su temperatura interna alrededor de los 37º C. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la temperatura ambiente más adecuada para el confort térmico humano ocurre entre 18º y 24 °C, aunque el rango exacto para cada persona puede depender de muchas variables individuales.

El término estrés térmico se utiliza para describir la sensación de malestar que se produce cuando el cuerpo es incapaz de regular su temperatura interna debido a la exposición a temperaturas extremas, ya sean altas o bajas. Este fenómeno puede afectar tanto a seres humanos como a animales y plantas, aunque en las siguientes líneas se cubrirá esta respuesta fisiológica solo en el ser humano.

El estrés térmico está muy relacionado con el entorno laboral y el desempeño de diversas actividades. Su aparición depende de muchos factores, y los destacamos según el área de afectación en las siguientes listas.

Factores asociados a la tarea laboral:

  • Realización de trabajo físico intenso, sobre todo en verano.
  • Pausas de descanso insuficientes.
  • Utilización de ropa/equipos de protección que impidan la evaporación de sudor.
  • Dificultad de hidratación.

Factores asociados al lugar de trabajo:

  • Exposición a temperaturas altas, sobre todo si van asociadas a humedades relativas también elevadas.
  • Exposición a fuentes de calor radiante, ya sea por convección o por conducción.
  • Lugar de trabajo con ventilación escasa.
  • Lugar de trabajo con exposición directa a los rayos de sol.

Factores de riesgo asociados a la salud personal:

  • Edad avanzada.
  • Sobrepeso u obesidad.
  • Condición física deficiente o falta de experiencia en la realización de tareas.
  • Antecedentes médicos (problemas del corazón, síndromes metabólicos y más).
  • Consumo de ciertos medicamentos.

Síntomas asociados al estrés térmico

Tal y como hemos mencionado en líneas previas, el estrés térmico ocurre cuando el cuerpo no puede regular su temperatura adecuadamente y se sobrecalienta. Los síntomas leves e iniciales de esta condición incluyen sudoración excesiva, sed intensa, calambres musculares, fatiga, debilidad y dolor de cabeza. Estos signos clínicos tempranos indican que el cuerpo está luchando para mantenerse fresco mediante la sudoración y la necesidad de reponer líquidos. Ante la aparición de cualquiera de ellos, se recomienda parar la actividad física, buscar la sombra y beber algo de agua.

A medida que el estrés térmico se intensifica, los síntomas pueden volverse más graves. Las personas que están viviendo un evento de estrés térmico intenso pueden experimentar mareo, desmayos, náuseas, vómitos y piel fría y húmeda. Estos signos reflejan una deshidratación más severa y una respuesta del cuerpo que comienza a fallar en sus esfuerzos para regular la temperatura interna.

En casos extremos, el estrés térmico puede evolucionar hacia un golpe de calor, una condición potencialmente mortal debido al fallo multiorgánico que es capaz de provocar. Los síntomas del golpe de calor incluyen una temperatura corporal elevada, piel roja, caliente y seca, frecuencia cardíaca rápida, confusión, agitación, alteraciones mentales y pérdida de conciencia. Como podrás imaginar, este estado alterado requiere atención médica urgente.

¿Cómo prevenir el estrés térmico?

El estrés térmico se debe prevenir en cualquier contexto y situación, pero existen documentos de gran interés para evitar su aparición específicamente en el entorno laboral. Como resumen de algunos de los más relevantes, estas son algunas de las medidas preventivas más eficaces:

  • Fomentar un programa de aclimatación en el entorno laboral, siendo ideal un periodo de 7 a 15 días antes de comenzar las actividades.
  • Beber agua de manera abundante y tener siempre cerca fuentes de agua disponibles.
  • Evitar la pérdida de sales a través de la sudoración con alimentos y/o bebidas ricas en electrolitos.
  • Realizar las actividades en espacios con ventilación y/o aclimatación general.
  • Instalar aires acondicionados, toldos, ventiladores y otros elementos que permitan la disipación de calor durante los meses de verano.
  • Limitar o eliminar el tiempo o la intensidad de la exposición al calor, en la medida que sea posible.
  • Limitar el tiempo o la intensidad de la exposición,
  • Limitar el tiempo para la realización de tareas pesadas que requieran un gasto energético elevado.
  • Procurar vestir con ropas amplias, de tejido ligero y colores claros.

Estas son solo algunas de las medidas generales para la prevención del estrés térmico, pero existen muchas más. Ante cualquier duda o consulta, ponerse en contacto con el profesional médico es la mejor opción,

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