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Intolerancia a la histamina (histaminosis)

La histamina es una de las sustancias involucradas en la respuesta alérgica más famosas y de descubrimiento más temprano. Desde un punto de vista bioquímico, se trata de una amina biogénica sintetizada a partir de L-histidina exclusivamente por la L-histidina descarboxilasa, la cual se expresa ampliamente en varias células del cuerpo, como la mucosa gástrica, las neuronas, las células parietales, los mastocitos y los basófilos.

La histamina interviene de forma clave en las reacciones de hipersensibilidad inmediata y alérgica, realizando un papel decisivo en la respuesta inmunitaria tanto humoral como celular. Más allá de esta reacción desencadenada por la exposición a un alérgeno, esta sustancia actúa como neurotransmisor en el sistema nervioso central y regula la función estomacal, entre otras cosas.

Este compuesto es esencial para el correcto funcionamiento del cuerpo humano, pero también puede causar problemas si se produce una desregulación en lo que a su producción y excreción se refiere. En las siguientes líneas, te lo contamos todo sobre la intolerancia a la histamina (histaminosis) y cómo detectarla antes de que se convierta en un problema severo.

¿Qué es la intolerancia a la histamina?

Tal y como indican fuentes científicas, la intolerancia a la histamina (o histaminosis) es un trastorno asociado con una capacidad alterada para metabolizar la histamina ingerida. Esto hace que la histamina se acumule en el interior de diversos tejidos del organismo, lo cual genera signos y síntomas inespecíficos, además de afectar a múltiples sistemas.

Este cuadro no se debe confundir con la intoxicación por histamina. La intoxicación por histamina, también conocida como escombroidosis, suele ocurrir en forma de brote epidemiológico cuando ciertas carnes y alimentos (sobre todo pescado) no se conservan bien y se acumula un exceso de histamina en sus tejidos. La escombroidosis puede afectar a todas las personas por igual y no depende de la capacidad del organismo de degradar la histamina. Tampoco hay que catalogar la histaminosis como una alergia alimentaria, pues no existe un alérgeno concreto que provoque su manifestación sintomática.

La enzima diamino oxidasa (DAO) es la principal responsable de descomponer la histamina que proviene de los alimentos, mientras que otra enzima, llamada histamina-N-metiltransferasa (HNMT), metaboliza la histamina generada dentro del cuerpo. Cuando estas enzimas no funcionan de manera adecuada, la histamina se acumula en el organismo, lo que provoca síntomas de intolerancia. Aunque la Academia Estadounidense de Alergia e Inmunología actualmente no reconoce la intolerancia a la histamina como una condición y existe cierto debate sobre sus manifestaciones clínicas, este cuadro cada vez genera más interés.

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Síntomas de la intolerancia a la histamina

Los síntomas de la intolerancia a la histamina pueden variar entre personas. Tal y como indican fuentes científicas, los pacientes con este trastorno experimentan, de media, 11 signos diferentes. El hecho de que la manifestación clínica sea tan diversa e inespecífica hace que la histaminosis sea difícil de diagnosticar y se pueda confundir con otros muchos trastornos.

Entre los potenciales síntomas de este cuadro clínico, se destacan:

  • Diarrea.
  • Hinchazón abdominal.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Dolor de cabeza (migrañas).
  • Dolores musculares y articulares.
  • Picores.
  • Dificultad para respirar.
  • Sarpullido cutáneo.
  • Arritmia.
  • Presión arterial baja.
  • Hinchazón de labios, boca o garganta.
  • Cansancio.
  • Intolerancia a esfuerzos físicos.
  • Problemas de fertilidad.
  • Hiperactividad.

Ante la presencia sostenida de cualquiera de estos signos clínicos, se recomienda la visita al médico para una evaluación detallada.

Causas de este cuadro

Como hemos mencionado en líneas previas, la degradación de la histamina en el organismo está a cargo de las enzimas diamino-oxidasa (DAO) e histamina-N-metiltransferasa (HNMT). Se puede explicar la deficiencia de dichas sustancias por diferentes mecanismos:

  1. Déficit de DAO de origen genético: el gen que codifica para la DAO es el AOC1, para el que se han descrito diversas variantes. A su vez, algunas de estas variantes se han asociado a una actividad reducida de la enzima DAO. Estas variantes genéticas, presentes desde el nacimiento y heredadas de los padres, podrían ser causantes de una histaminosis.
  2. Trastornos gastrointestinales: la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), las infecciones parasitarias y otras afecciones que afectan a la microbiota intestinal pueden cambiar la forma en la que el organismo descompone la histamina.
  3. Fármacos inhibidores de DAO: algunos medicamentos (como antiinflamatorios, antidepresivos o antihistamínicos) pueden inhibir la actividad de la enzima DAO o evitar su formación.
  4. Dieta inadecuada: la ingesta de alimentos con exceso de histamina, sumada con comidas que podrían reducir la eficacia de la DAO, podría provocar el desequilibrio de la histamina corporal.
  5. Exceso de liberación de histamina endógena: aunque no siempre se incluyen estos potenciales desencadenantes en la histaminosis, hay que tener en cuenta mecanismos internos que causan una producción interna excesiva de histamina, como mastocitosis, síndrome de activación mastocitaria, policitemia vera y tumores de células enterocromafines, entre otros trastornos.

Según diversas fuentes consultadas, la histaminosis suele ocurrir a raíz de un trastorno gastrointestinal previo o un condicionamiento genético. Aunque aún se requiera más conocimiento para descubrir su etiología al completo, se ha vinculado con pólipos en el colon, malabsorción intestinal, alergias alimentarias, enfermedad celiaca, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, dispepsia funcional y disbiosis, entre otros cuadros.

Diagnóstico de la histaminosis

El diagnóstico de la histaminosis suele comenzar con la evaluación de los síntomas clínicos del paciente. Dado que los signos clínicos son variados y pueden afectar a diferentes sistemas del cuerpo (como digestivo, respiratorio, neurológico y cutáneo), los médicos suelen buscar una relación entre estos síntomas y el consumo de alimentos ricos en histamina. Es común utilizar un historial clínico detallado en el que el paciente describa sus molestias, su dieta y cualquier patrón repetitivo de sintomatología tras la ingesta de ciertos alimentos.

Para confirmar la sospecha, se suelen realizar pruebas como la medición de los niveles de DAO en sangre. Una concentración menor de lo esperado puede ser un indicador de que el cuerpo no está procesando adecuadamente la histamina. Además, puede analizarse la triptasa sérica en algunos casos para descartar otras condiciones relacionadas, como la mastocitosis, que también está asociada con la acumulación excesiva de histamina.

Si la actividad de la enzima DAO en sangre es baja, puede requerirse la realización de otros estudios para encontrar la causa subyacente. Por ejemplo, es posible llevar a cabo pruebas genéticas a partir de muestras biológicas simples (como mucosa bucal o saliva) para encontrar variantes del gen AOC1 vinculadas con una DAO disminuida. En caso de que se descarte un origen genético del trastorno, pueden recomendarse otros estudios específicos.

Finalmente, un enfoque diagnóstico general es la dieta de eliminación y provocación, en la que el paciente sigue una dieta baja en histamina durante un período determinado para ver si los síntomas mejoran. Posteriormente, se reintroducen gradualmente alimentos ricos en histamina para observar si los signos clínicos reaparecen, confirmando así la intolerancia. Esta prueba dietética es una de las formas más efectivas de identificar la histaminosis, ya que es difícil de detectar mediante pruebas de laboratorio convencionales.

Tratamiento de la intolerancia a la histamina

El tratamiento de la histaminosis se centra principalmente en la modificación de la dieta. El objetivo es reducir o evitar el consumo de alimentos ricos en histamina, como quesos añejos, embutidos, alcohol, mariscos y alimentos fermentados. Una dieta baja en histamina ayuda a reducir la carga de esta sustancia en el organismo y, por lo tanto, minimizar los síntomas. Es importante identificar las comidas que desencadenan el malestar de cada paciente, ya que la sensibilidad puede variar de una persona a otra. En estos escenarios, también de utilidad un asesoramiento nutricional personalizado para no padecer deficiencias vitamínicas a raíz del cambio alimentario.

En algunos casos, se recomienda el uso de suplementos de DAO para ayudar a descomponer la histamina ingerida a través de los alimentos. Estos suplementos, tomados antes de las comidas, a menudo son efectivos para aliviar los síntomas en personas con deficiencia de esta enzima. Además, el uso de antihistamínicos también puede ser útil para bloquear los efectos de la histamina en los receptores del cuerpo, ayudando a controlar los síntomas agudos como la urticaria o la rinitis.

Para aquellos con casos más severos o complicaciones, puede ser necesario tratar las condiciones subyacentes que agraven la intolerancia a la histamina, como problemas intestinales o trastornos inflamatorios. El enfoque del tratamiento es personalizado, ya que existen múltiples desencadenantes de este trastorno y la mayoría de ellos se tratan de forma diferente.

Déficit de DAO e histaminosis, en qué se relacionan.

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