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Sangre en la orina: 7 posibles causas

La orina u orín, mejor conocida en la población general como pis, es una secreción líquida acuosa amarillenta que se concentra en los riñones con el fin de depurar y filtrar la sangre. En situaciones de normalidad, este fluido está compuesto por agua en un 95 % y otras sustancias de desecho, como urea (2 %), creatinina (0,1 %), ácido úrico (0,3 %), cloruro, sodio, potasio, sulfato, amonio, fosfato y otros iones. La función principal de la orina es transportar sustancias tóxicas producidas por el metabolismo celular para su posterior eliminación.

La orina tiene múltiples componentes habituales, pero la sangre no es uno de ellos. Cuando la sangre es excretada junto con este fluido por cualquier causa médica, el orín adquiere un color rosa, rojo o marronáceo. Ver esto sin ningún tipo de contexto al ir al baño es cuanto menos alarmante y, desde luego, requiere atención médica inmediata. De todas formas, no todos los desencadenantes médicos de este evento son graves. En las siguientes líneas, te mostramos 7 causas por las cuales puede aparecer sangre en la orina.

1. Infecciones del tracto urinario

Las infecciones del tracto urinario representan algunos de los cuadros infecciosos más comunes en todo el mundo. Según estudios, su incidencia alcanza el 50-60 % en las mujeres adultas, aunque es bastante menos usual en varones. Esto se debe a que la uretra masculina es mucho más grande que la femenina (unos 20 centímetros frente a 3-4 centímetros), lo que dificulta la entrada de patógenos y su posterior colonización en el entorno urogenital.

Además de la posible presencia de sangre en la orina, las infecciones del tracto urinario pueden cursar con síntomas como una necesidad demasiado elevada de miccionar, dolor y ardor al orinar y presión en la ingle. Si el cuadro se expande a los riñones, se puede experimentar fiebre, escalofríos, dolor en los costados, náuseas y vómitos. Como todo cuadro de origen bacteriano, se debe tratar con antibióticos recetados por un profesional médico en los intervalos exactos pautados.

2. Hiperplasia prostática benigna

La próstata es un órgano del aparato reproductor masculino con forma de castaña, situado por delante del recto y debajo de la vejiga urinaria. Su función principal es producir el líquido que forma parte del semen. A pesar de la importancia de esta estructura, suele reportar problemas en la tercera edad, pues tiende a aumentar de tamaño a medida que los hombres envejecen. Este cuadro se conoce como hiperplasia prostática benigna (HPB) y afecta a más del 80 % de los varones a partir de los 80 años de edad.

La necesidad de orinar frecuentemente, el aumento de frecuencia de micción nocturna (nicturia), la dificultad para comenzar a orinar y la imposibilidad para vaciar la vejiga por completo son algunos de los síntomas más comunes de la HBP. La sangre en la orina también puede ser uno de sus signos clínicos, pero es bastante menos común. Dependiendo de la gravedad del cuadro, se puede tratar con medicamentos, terapia mínimamente invasiva o abordajes quirúrgicos.

3. Cistitis

La cistitis es un tipo de infección urinaria que afecta, específicamente, a la vejiga. Alrededor del 50 % de las mujeres tienen al menos un episodio de cistitis a lo largo de su vida y el riesgo aumenta de forma considerable si se es activo a nivel sexual. La mayoría de los casos se producen por la infección de la bacteria Escherichia coli (E. coli), aunque existen otros muchos agentes causales posibles. Los géneros Proteus, Klebsiella, Enterobacter y Citrobacter son algunos ejemplos.

Más allá de practicar sexo, existen diversos factores de riesgo que promueven el desarrollo de la cistitis: diabetes, embarazo, litiasis y obstrucciones son algunos de ellos. Al igual que el resto de infecciones del tracto urinario, esta se debe tratar con antibióticos selectivos para el microorganismo diagnosticado.

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4. Enfermedad renal crónica

La enfermedad renal crónica hace referencia a la pérdida de funciones de los riñones con el paso del tiempo. Puede deberse a múltiples causas, pero la diabetes y la hipertensión arterial sin controlar son los 2 principales desencadenantes para su desarrollo. Se estima que esta condición afecta al 10 % de la población mundial, lo que se traduce en más de 800 millones de pacientes. Con estas cifras, no es de extrañar que provoque 15,6 muertes por cada 100 000 personas.

La hematuria está asociada a la enfermedad renal crónica, pero rara vez se emplea como parámetro para ejemplificar su progresión. A medida que avanza, esta condición puede cursar con síntomas como náuseas, vómitos, pérdida de apetito, fatiga, problemas para dormir, pérdida de la función mental, calambres musculares y más. Esta patología no tiene cura, pero se pueden evitar las complicaciones con fármacos. En los casos más graves, se requieren abordajes como la diálisis o el trasplante de riñones.

5. Pielonefritis

La pielonefritis es un tipo de infección del tracto urinario que se considera tal cuando las bacterias (u excepcionalmente otros patógenos) se instauran en uno o ambos riñones. Este cuadro puede derivar en una sepsis y fallos múltiples orgánicos, por lo que se requiere su abordaje cuanto antes ante cualquier duda diagnóstica. Por suerte, la mayoría de los casos responden bien a la administración de antibióticos si se recetan a tiempo.

6. Menstruación

Durante el periodo, siempre hay un poco de sangre menstrual en la orina. Esto es algo completamente normal y se conoce como falsa hematuria, pues no tiene una causa clínica relevante. A menos que lo indique un profesional médico, este cuadro no requiere mayor atención.

7. Cáncer

La presencia de sangre en la orina es uno de los primeros signos de cáncer de vejiga. Esto no quiere decir que todos los casos de hematuria se deban a cáncer, pero sí que es algo a tener en cuenta. Este tipo de cáncer es el noveno más común en todo el mundo, con 430 000 casos nuevos anuales y 165 000 muertes. Al rededor de 9 de cada 10 personas son diagnosticadas con más de 55 años, por lo que se considera una neoplasia maligna típica de la tercera edad.

El cáncer de vejiga también puede cursar con signos clínicos como dolor al orinar, micción frecuente, nocturia, dolor en la región lumbar de un lado del cuerpo y otros problemas relacionados con la micción. Cabe destacar que la tasa de supervivencia de este tipo de cáncer a 5 años del diagnóstico si se detecta en su etapa localizada es de un 95 %.

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La presencia de sangre en la orina no siempre es grave, pero hay que tener este signo clínico en cuenta y acudir al médico cuanto antes. Aunque lo más probable es que se trate de una infección del tracto urinario, se requiere una evaluación para descartar patologías más graves, como la enfermedad renal crónica o el cáncer.

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