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Las 10 enfermedades más comunes en niños

Es de sobra conocido que los niños pequeños tienden a enfermar más que los adultos, al menos de condiciones leves. Los cuerpos de los niños están aún en desarrollo, lo que significa que su sistema inmunitario, digestivo, nervioso y cardiovascular es más vulnerable a perturbaciones. Por eso, en la infancia las infecciones víricas/bacterianas, las intolerancias digestivas y otras condiciones están a la orden del día.

En las siguientes líneas, te mostramos las 10 enfermedades más comunes en niños. Tener estas condiciones en cuenta es esencial si eres padre para actuar de la forma más adecuada y buscar tratamiento (si se requiere) cuanto antes. No dejes de leer.

1. Resfriado común

El resfriado común es una infección viral de la nariz y la garganta. Afecta a los niños con muchísima asiduidad (de 6 a 10 veces por año) y explica el 30% de los casos de absentismo escolar. Los agentes infecciosos principales involucrados en este cuadro son los Rinovirus, aunque también pueden ser responsables Coronavirus, Adenovirus y otros virus.

Los síntomas más frecuentes del resfriado común son la congestión, el goteo nasal, la carraspera, las toses y los estornudos. En niños, esta condición suele ser autolimitada y se puede sobrellevar con cuidados caseros, como otorgar muchos fluidos, promover el descanso y utilizar sprays nasales aptos para niños. En ningún caso hay que darle a un infante una medicina para adultos a menos que lo recete el pediatra en la dosis indicada.

2. Bronquiolitis

La bronquiolitis es la hinchazón y acumulación de moco en los bronquiolos, las vías aéreas más pequeñas de los pulmones. Casi siempre es causada por un agente vírico y su incidencia aumenta en invierno. Se trata de una enfermedad muy frecuente en niños, pues tal y como indican estudios, afecta al 10% de los menores de 2 años en la población de manera anual.

La bronquiolitis empieza como una infección leve de las vías respiratorias. Al cabo de unos 3 días, el cuadro evoluciona y el niño tiene síntomas algo más evidentes, como sibilancias, tos, fatiga, fiebre y respiración rápida (taquipnea). En la mayoría de los casos la condición se soluciona con cuidados en el hogar, pero si el niño tiene claros problemas para respirar y su piel se torna morada, se requiere atención médica inmediatamente.

La bronquiolitis es una de las enfermedades comunes en niños, sobre todo en bebés.

3. Rubéola

Esta era una de las enfermedades más comunes en niños durante el siglo pasado, pero con la vacunación su incidencia anual ha caído en picado. Está causada por el virus de la rubéola, un agente infeccioso perteneciente a la familia Matonaviridae que se transmite a través de estornudos, tos o el contacto con superficies contaminadas. Si no se está vacunado, la probabilidad de contraer el virus al convivir con alguien infectado es del 90%.

Esta enfermedad se caracteriza por la aparición de un cuadro de fiebre que se sucede de un sarpullido, con aspecto de muchas manchas o parches pequeños planos que se reparten por todo el cuerpo. Por suerte, este sarpullido no suele causar picazón ni ser doloroso para el niño. No existe ningún tratamiento universal para esta infección, pero la mayoría de los infantes se recuperan en una semana desde la aparición del cuadro febril.

4. Gastroenteritis

La gastroenteritis es una infección de los intestinos que cursa con síntomas como diarrea acuosa, dolor abdominal, náuseas, vómitos y, en ocasiones, fiebre. Según fuentes epidemiológicas, esta condición es común en niños menores de 5 años, sobre todo en regiones de bajo ingreso en Asia y África. La gastroenteritis puede ser letal si no se trata, razón por la cual representa el 10% de las muertes pediátricas en todo el mundo.

Uno de los mayores riesgos de este cuadro es la deshidratación. Por suerte, en las zonas con una infraestructura sanitaria férrea, se le puede dar al niño un soporte de líquido con nutrientes y electrolitos por vía oral o intravenosa para evitarla. Como en la mayoría de los casos la infección es viral, la hidratación, los cambios en la dieta y el descanso suelen ser medios de abordaje suficientes.

5. Enfermedad mano-pie-boca

La enfermedad mano-pie-boca, también conocida como fiebre aftosa, es una infección viral común causada por un grupo de Enterovirus. Esta infección es típica de la población infantil, pues más del 90% de los casos ocurren en niños menores de 5 años. Parece ser que su incidencia aumenta con la temperatura y la humedad, pues es más común a finales de primavera e inicios de verano.

Los síntomas típicos incluyen fiebre, llagas dolorosas en la boca y un sarpullido en las palmas de las manos y las palmas de los pies, de ahí su nombre. Al igual que en otros casos ya citados, no existe un tratamiento específico para la enfermedad mano-pie-boca, aunque el niño puede tomar medicamentos de venta libre para aliviar la fiebre y el dolor (eso sí, siempre aconsejados por un profesional).

6. Bronquitis

Aunque parezca similar a la bronquiolitis ya citada, la bronquitis es otra de las enfermedades comunes en niños por mérito propio. En esta condición, la inflamación se produce en los bronquios, conductos en los que se bifurca la tráquea y que se van subdividiendo a su vez en ramificaciones cada vez más finas.

En niños, la causa más común de esta condición es de tipo vírico, aunque también puede ser bacteriana en algunos casos. Sus síntomas más comunes son la tos con o sin mucosidades, el dolor en el pecho, el cansancio, el dolor de cabeza leve y el malestar de garganta. La bronquiolitis se suele considerar más grave que la bronquitis, ya que afecta con mayor frecuencia a niños más pequeños y susceptibles.

7. Infecciones de oído

5 de cada 6 niños tienen al menos una infección de oído antes de cumplir los 3 años de edad. De hecho, este es uno de los motivos principales por los cuales los padres acuden a la clínica pediátrica con sus hijos. El tipo más común dentro de este grupo es la otitis media (OM), es decir, aquella que afecta al oído medio. La mayor proclividad de la población infantil para la otitis se puede explicar por 2 razones:

  1. El sistema inmunitario infantil está menos desarrollado, por lo que realiza un “peor” trabajo a la hora de evitar infecciones.
  2. La trompa de Eustaquio de los niños, el tubo que se extiende entre el oído medio y la faringe, es más pequeña y horizontal en comparación con la anatomía adulta. Esto favorece que se acumulen líquidos en el oído y las consiguientes infecciones.

En general, las infecciones de oído son resultado de otras condiciones preexistentes, como una alergia, una gripe o un resfriado. El tratamiento depende mucho de la causa subyacente y puede ir desde la espera y consumo de analgésicos/gotas anestésicas para el dolor hasta la toma de antibióticos.

8. Conjuntivitis

La conjuntivitis es la inflamación de la membrana transparente entre el párpado y el globo ocular (la conjuntiva). Los síntomas típicos de esta condición son la inflamación de uno o ambos ojos, la picazón, la sensación de tener “arenilla” dentro de los ojos, el lagrimeo y la formación de costras.

En la mayoría de los casos, el tratamiento de esta condición consiste en el alivio sintomático. Se puede recomendar el uso de lágrimas artificiales, la aplicación de compresas frías en la zona afectada y la higienización repetida. Si es viral no se requiere mayor abordaje, pero si es bacteriana sí que se debe acudir a medicamentos antibióticos de aplicación tópica o en forma de lágrimas.

9. Sinusitis

La sinusitis ocurre cuando se llenan de líquido los senos paranasales, unos espacios llenos de aire situados entre los huesos de la cabeza. Cursa con síntomas como congestión nasal, dolor y presión en la cara, dolor de cabeza, goteo postnasal, tos y mal aliento, entre otros. Tanto en niños como en adultos, esta condición se puede categorizar de la siguiente manera según su evolución clínica:

  • Aguda: los signos y síntomas duran un máximo de 12 semanas y no hay infecciones respiratorias intercurrentes de por medio.
  • Crónica: el cuadro se prolonga por más de 12 semanas.
  • Aguda recurrente: se producen múltiples episodios agudos intercalados por periodos de ausencia total de la enfermedad.
  • Crónica con episodios agudos intercalados: aunque haya periodos más evidentes, en este caso los síntomas y signos permanecen continuos en mayor o menor grado.

Según estudios, hasta el 13% de las infecciones virales de las vías respiratorias superiores en niños pueden evolucionar a una sinusitis aguda. Por ello, esta se considera como una de las enfermedades más comunes en niños. Los aerosoles nasales de solución salina, los corticoides nasales y los descongestionantes pueden ser de gran ayuda para paliar los síntomas de este cuadro.

10. Faringitis estreptocócica

La faringitis es una condición que cursa con la irritación, inflamación y/o infección de la faringe. En su variante aguda está producida por virus o bacterias y, en este caso concreto, por bacterias Streptococcus del grupo A (GAS). Sus síntomas habituales son la fiebre, el picor de garganta, amigdalitis e inflamación de los ganglios linfáticos del cuello.

La faringitis estreptocócica se trata con antibióticos. Una vez se comienza el tratamiento, el niño debería mejorar de forma considerable en 48 horas. Es necesario que la pauta recetada se siga al pie de la letra para evitar infecciones aún más complicadas en el futuro.

La faringitis estreptocócica puede tener muchas causas.

Como puedes ver, todas las enfermedades comunes en niños aquí citadas son de origen infeccioso. Como el sistema inmunitario y los órganos del cuerpo infantil aún están en desarrollos, existe cierta proclividad a que virus y bacterias se asienten en él. Además, hay que tener en cuenta los hábitos poco higiénicos a edades tempranas y el gran volumen de niños que se agrupa en colegios y guarderías como factores de riesgo.

En la mayoría de los casos, estas condiciones son víricas y se resuelven con descanso, hidratación, una buena dieta y medicamentos de venta libre. De todas formas, en algunos escenarios se puede requerir el uso de antibióticos o el ingreso hospitalario. Si tu hijo tiene cualquier síntoma fuera de lo usual o simplemente estás preocupado, no dudes en consultarlo con su pediatra. La prevención es la mejor cura.

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