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Microbioma: ¿en qué consiste?

Las bacterias son esenciales para el mantenimiento de todo ecosistema con vida. Cumplen múltiples funciones en entornos tanto acuáticos como terrestres, entre las que destacan la transformación de sustancias orgánicas en inorgánicas (y viceversa) y la realización de los ciclos del nitrógeno, carbono y fósforo. Sin estos microorganismos, la vida en la Tierra sería imposible.

¿Sabías que las bacterias suponen unos 200 gramos del peso total de un ser humano? Aunque parezca extraño, cada día establecemos una relación simbiótica con miles de microorganismos que agilizan la digestión, reaprovechan nutrientes, activan nuestro sistema inmunitario y nos protegen de agentes nocivos. Hoy te lo contamos todo sobre el microbioma.

¿Qué es el microbioma?

Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el microbioma es el conjunto de microbios y microorganismos que habitan en un entorno específico. Los microbiomas están presentes en todas partes, desde una roca en el desierto hasta la superficie de nuestros dientes. Más allá del número de especies registradas en una zona concreta, el microbioma también hace referencia a las actividades y relaciones establecidas entre todas ellas, lo que da lugar a propiedades fisicoquímicas distintivas.

Desde un punto de vista más antropocéntrico, el microbioma se puede definir como el cúmulo de organismos microscópicos (bacterias, virus, hongos, protozoos y más) que habitan tanto sobre como dentro de nuestro cuerpo. Su composición general es la siguiente:

  • Conjunto de microorganismos que viven e interactúan entre sí en un entorno contiguo.
  • El genoma (información genética) de dichos microorganismos.
  • Elementos genéticos móviles (transposones, plásmidos y virus).
  • Metabolitos generados por dichos microorganismos, es decir, las sustancias que liberan.
  • Condiciones ambientales del entorno.
  • Interacción con el organismo huésped, en este caso, el ser humano.

Puede que confundas este término con el de microbiota, mucho más conocido por la población general. De todas formas, la distinción es clara: la microbiota hace referencia a la comunidad de microorganismos vivos presentes en un entorno concreto, mientras que el microbioma tiene en cuenta su espectro de actividad. Ambos conceptos son complementarios, pero no significan lo mismo. El microbioma tiene más en cuenta las interacciones, funciones y condiciones ambientales circundantes.

Una comunidad microbiana al microscopio.

El microbioma intestinal: un terreno tan emergente como importante

La microbiota intestinal, conocida por la población general como flora intestinal e importantísima en el microbioma, tiene una relevancia clínica inconmensurable. Tal y como indica la Universidad de Harvard, más de 100 billones de bacterias habitan en el interior de nuestro sistema digestivo. Algunas de sus funciones más importantes son las siguientes:

  1. Recuperación de energía y nutrientes: algunos microorganismos intestinales son capaces de degradar compuestos específicos presentes en vegetales que, por nosotros solos, no podríamos aprovechar. Se estima que esta “digestión” bacteriana nos reporta el 10% de las calorías diarias.
  2. Control del crecimiento celular: los colonocitos son células que recubren el epitelio del intestino grueso o colon y tienen un papel muy importante en la absorción de electrolitos, agua y nutrientes. En resumidas cuentas, la comunidad bacteriana ayuda a modular los procesos de eliminación de células no funcionales en el entorno intestinal. Esto podría prevenir la aparición de ciertos tipos de cáncer.
  3. Especialización del sistema inmunitario: el complejo inmunitario intestinal tiene un enorme interés clínico y las bacterias son partícipes directas. Este recibe diariamente una enorme carga antigénica y es capaz de distinguir entre patógenos invasivos y antígenos inocuos procedentes de bacterias simbiontes y elementos presentes en la dieta.

Estas son solo algunas de las aplicaciones más evidentes del microbioma y la microbiota intestinal con respecto a nuestra salud general. De todas formas, este campo científico está en constante actualización y se descubrirán muchas más con el tiempo.

El microbioma y la enfermedad

La falta de diversidad bacteriana o su desbalance (término conocido como disbiosis) en el cuerpo humano, específicamente en los intestinos, se asocia a diversas patologías. Por ejemplo, cada vez es más fuerte la asociación entre estos eventos y diabetes tipo 2, enfermedad intestinal inflamatoria, celiaquía, obesidad y eccema atópico, entre otras muchas enfermedades.

El vínculo entre diversidad microbiana reducida y patología demuestra que un microbioma robusto es más capaz de hacer frente a cambios que pueden tornarse nocivos. Esto tiene un gran sentido fisiológico, ya que la abundancia de microorganismos funcionalmente “parecidos” facilita que los procesos metabólicos se lleven a cabo sin problema.

Por otro lado, cada día está más claro que el microbioma guarda una estrecha relación con la obesidad. Tal y como indican estudios, las personas con sobrepeso y obesidad tienen más tendencia a presentar un microbioma poco diverso en comparación con aquellas que presentan un peso “normativo”.

Curiosamente, la presencia intestinal del género bacteriano Akkermansia y otros microorganismos se asocia a un menor depósito de grasa visceral. Con el suficiente conocimiento y experimentación, no es irreal pensar que en un futuro ciertos ajustes en el microbioma podrían ayudarnos a bajar de peso.

Un cultivo bacteriano

Como habrás podido comprobar en estas líneas, el microbioma tiene una función esencial en nuestro cuerpo. La ciencia que se encarga de estudiarlo está en expansión y podrá tener innumerables utilidades en el futuro.

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