La prolactina es una hormona producida por la glándula pituitaria (hipófisis) en el cerebro. También conocida como hormona lactógena hipofisaria, mamotropina o PRL, esta hormona está encargada de estimular la producción de leche por parte de las glándulas mamarias durante el embarazo y la lactancia, además de jugar un papel en la síntesis de progesterona y en la regulación del sistema inmunitario. La estructura química de la prolactina es similar a la de las hormonas de crecimiento y lactógeno placentario, y juntas, forman la familia “prolactina/hormona de crecimiento/lactógeno placentario”, que se caracteriza por una composición proteica conservada en forma de haz helicoidal. Todas las hormonas de esta familia derivan de un gen ancestral común.
La liberación de la prolactina está regulada de forma dominante por el hipotálamo, el cual ejerce un control inhibitorio a través de la dopamina, también llamada factor inhibidor de prolactina (PIF). Cuando los niveles de dopamina disminuyen, la secreción de prolactina aumenta. Estímulos como la succión del pezón, el estrés o el sueño pueden reducir la dopamina y, por tanto, aumentar la liberación de prolactina. Además, otras sustancias como la TRH (hormona liberadora de tirotropina) y los estrógenos pueden estimular su secreción en ciertas condiciones fisiológicas, como puede ser el embarazo.
En mujeres no embarazadas, los valores normales de prolactina suelen oscilar entre 0 y 20 ng/mL de sangre. Por otro lado, los niveles no patológicos de prolactina en el sexo biológico masculino se sitúan entre 2,5 y 17 ng/mL. Durante el embarazo, los niveles de prolactina en el sexo femenino aumentan drásticamente, con el fin de preparar a las glándulas mamarias de cara a la producción de leche materna. Por este motivo, en la mujer embarazada los niveles varían de 80 a 400 ng/mL.
En algunos escenarios, la prolactina puede verse aumentada tanto en hombres como en mujeres por distintos motivos, algunos de ellos más graves que otros. Te contamos las causas, los síntomas y el tratamiento de la hiperprolactinemia en este artículo.
¿Qué es la prolactina alta (hiperprolactinemia)?
La hiperprolactinemia se define como una alteración hormonal caracterizada por un aumento excesivo de los niveles de la hormona prolactina (PRL) en sangre. El límite superior normal del nivel de prolactina sérica en la mayoría de los laboratorios es de 15 a 20 ng/ml en ambos sexos biológicos (sin embarazo). Cuando la prolactina en sangre supera este límite, se considera que el paciente padece un cuadro de hiperprolactinemia.
Las causas comunes de la hiperprolactinemia pueden ser fisiológicas, patológicas o farmacológicas, si bien es más común que ocurra en la mujer desencadenada por un prolactinoma, un tumor benigno (no canceroso) situado en la glándula pituitaria. Tal y como indican fuentes científicas, este trastorno hormonal ocurre en menos del 1% de la población general y del 5% al 14% de las mujeres que presentan amenorrea secundaria (falta de menstruación), y es mucho más frecuente durante la edad reproductiva (entre los 20-40 años).
¿Cuáles son los síntomas de la hiperprolactinemia?
Los síntomas de la hiperprolactinemia pueden deberse al exceso de prolactina en sangre en sí mismo o, en su defecto, estar desencadenados por el cuadro subyacente. Por ejemplo, si la causa es un prolactinoma que presiona a los tejidos circundantes, es posible experimentar una sintomatología característica. Además, es importante subrayar que algunos pacientes tienen síntomas muy leves o son directamente asintomáticos, y que los signos clínicos varían también según la edad, el sexo biológico y otros factores.
Entre los síntomas experimentados por ambos sexos, destacan:
- Infertilidad.
- Líbido baja.
- Pérdida de densidad ósea (osteopenia).
- Descarga por los pezones similar a la leche en situaciones de no embarazo/lactancia (galactorrea).
Síntomas del sexo biológico femenino:
- Irregularidades menstruales.
- Ausencia de menstruación.
- Dolor en las mamas.
- Dolor al practicar sexo por penetración por sequedad vaginal.
Síntomas en el sexo biológico masculino:
- Disfunción eréctil.
- Niveles bajos de testosterona en sangre.
- Disminución del vello corporal y facial.
- Senos agrandados (ginecomastia).
- Menor masa muscular de la esperada.
En caso de que el cuadro esté causado por un prolactinoma, también es posible experimentar síntomas como problemas de visión, dolores de cabeza, y reducción en los niveles de otras hormonas sintetizadas por la glándula pituitaria. Ante la aparición de estos síntomas, te recomendamos acudir a tu profesional médico de confianza.
Causas de la prolactina alta en hombres y mujeres
Como ya hemos mencionado en líneas previas, la hiperprolactinemia puede tener muchas causas. Citamos las más importantes en el siguiente listado:
- Prolactinoma: los prolactinomas constituyen del 25 % al 30 % de los tumores hipofisiarios funcionantes y son la causa más frecuente de hiperprolactinemia persistente. Estos son tumores no cancerígenos de la glándula pituitaria que provocan una segregación excesiva de prolactina, y se desconoce su causa exacta de aparición.
- Otros tumores de la glándula pituitaria: además de los prolactinomas, otros tumores de la glándula pituitaria pueden causar hiperprolactinemia de forma indirecta, principalmente al comprimir el tallo hipofisario y bloquear el transporte de dopamina desde el hipotálamo, lo que elimina su efecto inhibitorio sobre la secreción de prolactina. Entre estos se incluyen los adenomas hipofisarios no funcionales, craneofaringiomas, meningiomas supraselares y gliomas o hamartomas del hipotálamo.
- Fármacos: cualquier medicamento que inhiba la liberación de dopamina está favoreciendo, de manera indirecta, el exceso de prolactina en sangre. Algunos de los medicamentos que pueden provocar este cuadro clínico son los fármacos anticonceptivos, antipsicóticos, antidepresivos tricíclicos, medicamentos que tratan la acidez estomacal y la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) (antihistamínicos H2), fármacos para la hipertensión y más.
- Condiciones médicas previas: lesiones en la pared abdominal, como fracturas de costillas o esternón (hueso del pecho), enfermedad renal crónica, enfermedad hepática crónica, enfermedad de Cushing, hipotiroidismo, síndrome de ovario poliquístico (SOP) y más.
Diagnóstico de este desajuste hormonal
El diagnóstico de la hiperprolactinemia comienza con la medición de los niveles séricos de prolactina, idealmente en ayunas y en reposo, ya que el estrés, el ejercicio o incluso la venopunción pueden elevar temporalmente sus niveles. Si se detecta una elevación significativa, se deben descartar causas fisiológicas (embarazo, lactancia), farmacológicas (antipsicóticos, antidepresivos, antagonistas dopaminérgicos) y patológicas (hipotiroidismo primario, insuficiencia renal crónica, síndrome de ovario poliquístico). También se debe tener en cuenta el fenómeno del “gancho” en prolactinomas grandes, que puede causar falsamente niveles bajos de prolactina debido a saturación en el inmunoensayo, lo cual se corrige con diluciones seriadas de la muestra.
Una vez confirmada la hiperprolactinemia fuera de los límites de la normalidad, se suele recomendar la realización de una resonancia magnética (RM) de hipófisis con contraste de gadolinio para identificar prolactinomas, adenomas u otras lesiones estructurales. La RM permite diferenciar entre microadenomas (<10 mm) y macroadenomas (≥10 mm), lo cual tiene implicancias diagnósticas y terapéuticas importantes. También se debe evaluar el perfil hormonal hipofisario completo (TSH, cortisol, IGF-1, FSH, LH, testosterona o estradiol) para determinar si hay compromiso de otras funciones endocrinas asociadas. En casos atípicos o dudosos, puede ser necesario repetir la medición de prolactina y descartar macroprolactinemia mediante técnicas como la precipitación con polietilenglicol (PEG).
Tratamiento
El tratamiento de esta condición depende de la causa subyacente. En cuadros secundarios al consumo de fármacos, se considera la posibilidad de suspender o cambiar el medicamento, siempre que sea clínicamente seguro. Si la causa es un hipotiroidismo primario, el tratamiento con levotiroxina suele normalizar los niveles de prolactina. Para prolactinomas, especialmente microadenomas y macroadenomas sin complicaciones, el tratamiento de primera línea es farmacológico, con agonistas dopaminérgicos como la cabergolina o la bromocriptina. Estos fármacos no solo normalizan la prolactina, sino que también reducen el tamaño tumoral en la mayoría de los casos.
En casos de macroadenomas con compresión nerviosa o complicaciones se puede indicar un tipo de cirugía conocido como transesfenoidal. La radioterapia queda reservada para casos raros, generalmente resistentes a tratamiento médico y quirúrgico. Durante el seguimiento, se monitorizan los niveles de prolactina y el tamaño tumoral mediante resonancia periódica, además de evaluar la función endocrina general.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.