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10 enfermedades del cerebro

El cerebro es un órgano extremadamente complejo y su funcionamiento ha fascinado al ser humano desde el inicio de la historia. Sin él, la vida tal y como la conocemos sería imposible, pues regula y mantiene todas y cada una de las funciones vitales, además de dotarnos de conciencia, personalidad y capacidad de interactuar con el entorno. Con un volumen cerebral de 1300 centímetros cúbicos, contiene unas cien mil millones de neuronas que se encargan de controlar los movimientos, el habla, la inteligencia, la memoria, el procesamiento de información y mucho más.

Por desgracia, y como ocurre con todos los tejidos vivos, el cerebro puede verse dañado por diversos trastornos y eventos. Además, las células cerebrales no tienen la capacidad de regenerarse/reparase, por lo que el efecto de la mayoría de las patologías cerebrales suele ser irreversible. En los siguientes puntos, te mostramos 10 enfermedades del cerebro de gran interés y cómo detectarlas a tiempo.

1. Accidente cerebrovascular (ACV)

También conocido como “derrame cerebral” por gran parte de la población, el accidente cerebrovascular ocurre cuando se obstruye una arteria que suministra sangre al cerebro (ACV isquémico) o cuando se rompe dicha arteria y encharca el tejido cerebral (ACV hemorrágico). En cualquiera de los dos casos, parte del cerebro deja de recibir oxígeno y nutrientes, por lo que muere de forma irreversible. En cada minuto de un derrame estándar, se destruyen 1,9 millones de neuronas, 14 mil millones de sinapsis y 12 kilómetros de fibras mielinizadas.

A nivel mundial, una de cada cuatro personas mayores de 25 años sufrirá un derrame cerebral a lo largo de su vida. La obesidad, la presión arterial alta, el colesterol alto y la diabetes son factores de riesgo más que conocidos para su desarrollo. Aunque la tasa de supervivencia no tiene por qué ser mala si el derrame se detecta a tiempo, suele ser muy difícil recuperar la funcionalidad y autonomía tras el cuadro.

2. Tumor cerebral

Los tumores cerebrales se definen como masas de células en el interior del cerebro o cerca de este. Existen 2 subtipos generales dentro de esta categoría:

  1. Tumores cerebrales no cancerosos (benignos): la mayoría de ellos crecen lentamente y no se expanden a otras partes del cuerpo, aunque pueden generar diversos síntomas. Se incluyen en este grupo los meningiomas, los adenomas pituitarios y los hemangioblastomas, entre otros.
  2. Tumores cerebrales cancerosos (malignos): comienzan en el cerebro (tumores primarios) o se diseminan al cerebro desde otro lugar (tumores secundarios). Suelen tener la capacidad de crecer de forma rápida y también pueden expandirse a otras partes del cuerpo.

La sintomatología, la tasa de supervivencia y otros muchos factores dependen de la naturaleza del tumor, su lugar de origen, el estado previo de salud del paciente y mucho más. La edad es uno de los factores predictivos más importantes, pues las personas menores de 40 años suelen responder mejor al tratamiento.

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3. Enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es uno de los múltiples tipos de demencia, y el primero en aparecer en esta lista. Esta es una de las enfermedades del cerebro que, lenta y progresivamente, destruye la memoria, las habilidades, el pensamiento y la capacidad de mantener la autonomía. En los cerebros de las personas con este trastorno se forman unas estructuras conocidas como “placas amiloides”, lo que impide el correcto funcionamiento de las neuronas y provoca su degeneración.

La prevalencia de la enfermedad de Alzheimer en Europa es del 5,05 % de la población, tal y como indican estudios epidemiológicos. De todas formas, la mayoría de diagnósticos ocurren en personas de 65 años o más, por lo que se considera un trastorno más habitual en la edad geriátrica.

4. Enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson (EP) es otro de los trastornos neurodegenerativos que afectan al sistema nervioso de forma crónica y progresiva. A día de hoy, se considera la enfermedad de este tipo más común después del Alzheimer. Aún no se conoce su causa al completo, aunque se han citado como factores de riesgo la edad (suele iniciarse a nivel sintomático a los 50-60 años), la genética (entre el 15 y el 25 % de los casos tienen parientes afectados) y el ambiente (exposición a herbicidas prolongada, tóxicos y más).

Este trastorno ocurre cuando las neuronas no producen suficiente cantidad de dopamina, una sustancia química muy importante para la conducta motora, la comunicación neuroendocrina, la emotividad y la afectividad. Sin la dopamina, las células que controlan el movimiento no pueden enviar los mensajes apropiados a los músculos, por lo que aparecen síntomas como lentitud de movimientos, temblores, rigidez, problemas al andar, pérdida de equilibrio y movimientos involuntarios.

5. Epilepsia

La epilepsia, también conocida como trastorno de convulsiones, es una de las enfermedades del cerebro más conocidas por la población general. Se caracteriza por la aparición de convulsiones repetidas durante un tiempo, las cuales pueden cursar con temblores más o menos violentos, movimientos de los ojos, desvanecimiento, confusión, babeo excesivo y pérdida de control de los esfínteres. La sintomatología de las convulsiones es muy variable y depende la persona y el episodio en sí.

La epilepsia ocurre cuando los cambios en el tejido cerebral favorecen que este se encuentre demasiado “irritable” o “excitable”. Como resultado, el cerebro envía señales anormales y desproporcionadas al resto del cuerpo, lo que se traduce en la aparición de convulsiones de manera impredecible. Entre los desencadenantes más comunes de este trastorno se incluyen los accidentes cerebrovasculares (ACVs), los tumores cerebrales, la demencia y otros elementos que han aparecido o aparecerán en este listado.

6. Traumatismo craneoencefálico

El traumatismo craneoencefálico se sale un poco de la temática inicial de este listado, pues el problema no se encuentra tanto en el sistema nervioso o en el cerebro, sino en el ambiente. Este cuadro clínico surge por un golpe en la región craneal o facial, implicando una afectación del encéfalo. El daño que sufre el tejido cerebral se debe a la contusión, directamente relacionada con el impacto, y a los posibles efectos secundarios de la misma que se pueden experimentar días después del golpe (edemas, hemorragias internas, aumento de la presión intracraneal y más).

Dependiendo de la fuerza y gravedad de la lesión, el traumatismo craneoencefálico puede manifestarse con síntomas como dolor de cabeza, confusión, mareos, zumbidos en los oídos, deterioro de la memoria, visión borrosa, cambios en el comportamiento y mucho más. El reposo y el consumo de analgésicos suelen ser suficiente para las lesiones leves, pero los cuadros más graves pueden requerir una atención médica inmediata.

7. Cisticercosis

Cambiamos de tercio y, en este caso, hablamos de la cisticercosis, una de las enfermedades del cerebro causadas por un agente parasitario. La cisticercosis es una infección provocada por los quistes larvarios de la tenia porcina (Tenia solium). El ciclo vital de este patógeno es muy complejo, pero su capacidad patológica se resume en una sola frase: cuando el ser humano ingiere carne cruda o poco cocinada infectada, ciertas formas de la tenia pueden viajar por el torrente sanguíneo e instaurarse en el músculo estriado, el hígado, el cerebro y otros tejidos.

La cisticercosis que afecta al cerebro (neurocisticercosis) puede provocar síntomas muy graves, pues cursa literalmente con quistes parasitarios en el interior del cerebro. La lesión ocupante de espacio y a la inflamación inducida por la degeneración se puede traducir en convulsiones, hidrocefalia, alteración del estado mental, meningitis aséptica y mucho más. La neurocisticercosis es de tratamiento complicado y se traduce en una alta mortalidad si no se aplica el abordaje clínico adecuado.

8. Encefalopatía hepática

Representando la variedad de cuadros patológicos que pueden afectar al cerebro, aquí traemos una condición que se origina en otro órgano, específicamente en el hígado. Cuando el hígado está demasiado dañado (evento conocido como cirrosis) por cualquier causa y no es capaz de eliminar las toxinas de la sangre, como el amoniaco, estas pueden llegar el cerebro y alterar la función neuronal y nerviosa.

Entre los síntomas de la encefalopatía hepática, destacan los cambios en los patrones de sueño, la confusión leve, el olvido, los cambios en la personalidad y el estado anímico y mucho más. Los laxantes osmóticos y otros fármacos pueden ayudar a desechar el exceso de toxinas del cuerpo en estos pacientes, aunque en todos los casos hay que abordar el problema del hígado que ha desencadenado la encefalopatía en primer lugar.

9. Depresión

Aunque no lo parezca, la depresión y otros estados mentales alterados pueden considerarse enfermedades del cerebro. Si bien su etiología es multifactorial y de difícil explicación, cada vez más estudios y evidencias científicas reflejan que hay cambios cuantificables a nivel cerebral que puede explicar, en parte, su aparición.

Tal y como indican fuentes profesionales, uno de los cambios más comunes observados en el cerebro de un paciente deprimido es la contracción, especialmente en el hipocampo, el tálamo, la corteza frontal y la corteza prefrontal. El grado de reducción de estas áreas del cerebro depende de la duración y la gravedad de la depresión. Las personas con depresión clínica a menudo también tienen niveles elevados de monoaminooxidasa A (MAO-A), una enzima que descompone neurotransmisores clave, lo que resulta en concentraciones muy bajas de serotonina, dopamina y norepinefrina.

10. Encefalitis

Cerramos este listado con la encefalitis, es decir, la inflamación del cerebro. Diversos cuadros clínicos pueden causar esta enfermedad, algunos infecciosos y otros de tipo autoinmunitario. Algunos de los síntomas son dolor de cabeza, fiebre, dolor muscular/articular, fatiga, rigidez de cuello, confusión, convulsiones, movimientos irregulares, debilidad y mucho más. El tratamiento de esta patología depende mucho de la causa subyacente.

Análisis masculino de marcadores tumorales.

Como habrás podido observar, son muchas las enfermedades del cerebro que hemos citado, aunque existen muchas más. Desde virus hasta condiciones neurodegenerativas, todas estas patologías afectan en mayor o menor medida al tejido cerebral de forma irreversible, causando alteraciones del comportamiento, pérdida de memoria y mucho más. En la detección temprana está la clave para su manejo. Si tienes cualquier síntoma anormal, no dudes en acudir a tu profesional médico de confianza.

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