¿Es la enfermedad celiaca una alergia?

La enfermedad celiaca es una condición autoinmune de naturaleza crónica que está muy presente en la población general. Afecta a un 1-4% de los habitantes del mundo pero, curiosamente, hasta el 80% de ellos no conocen su enfermedad o han sido diagnosticados con otra patología. La celiaquía provoca signos y síntomas tan generales que, en muchos casos, es muy complicado detectarla.

A pesar de que todos conocemos la información básica sobre la celiaquía de forma superficial, sigue habiendo mucho desconocimiento acerca de sus mecanismos fisiopatológicos, los síntomas que causa y cómo diferenciarla de otros cuadros clínicos. ¿Es la enfermedad celiaca una alergia? En las siguientes líneas te damos una respuesta.

La enfermedad celiaca no es una alergia

La enfermedad celiaca se define como un proceso crónico, multiorgánico y de naturaleza autoinmune que lesiona de forma primaria al intestino. Incluir el término “autoinmune” al explicarla puede llegar a confundir a gran parte de la población, pues lo asociamos casi siempre a procesos alérgicos con síntomas como congestión nasal, estornudos, lagrimeo, tos seca y dificultad para respirar. De todas formas, desde el principio afirmamos que la enfermedad celiaca no es una alergia.

En las siguientes líneas, te mostramos por apartados en qué se diferencian la enfermedad celiaca y la alergia al gluten. Aunque suenen parecidas, tienen muchos puntos de distancia.

Los procesos de aparición son diferentes

La enfermedad celiaca es una condición crónica con base genética. Esto quiere decir que, para que se manifieste, tiene que existir una predisposición a nivel del genoma. Algunas variantes de los genes HLA-DQA1 y HLA-DQB1, implicados en la síntesis de proteinas que juegan un papel esencial en el sistema inmunitario, aumentan el riesgo de desarrollar enfermedad celíaca.

Dicho de forma rápida y sencilla, las proteinas producidas a partir de los genes HLA-DQA1 y HLA-DQB1 se juntan para formar un complejo (heterodímero) que se expresa en las superficies de ciertas células inmunitarias. Si existe predisposición genética, el complejo reconoce uno de los compuestos del gluten, la gliadina, como nocivo. Así, se desencadena una respuesta inflamatoria que cursa con síntomas diversos en varias partes del cuerpo.

Por otro lado, la alergia al gluten se puede definir como una reacción inmunitaria ante cualquiera de las múltiples proteínas presentes en el gluten. En este caso, el organismo está generando anticuerpos de tipo IgE para atacar al alimento. La respuesta es rápida y los síntomas más parecidos a los de las alergias que ya conocemos.

En resumidas cuentas: La alergia al gluten ocurre cuando el cuerpo produce anticuerpos contra las proteínas que se encuentran en el gluten. En la enfermedad celíaca, una sustancia específica provoca un tipo diferente de reacción anormal del sistema inmunitario.

Los síntomas de la alergia y la celiaquía son diferentes

Como los procesos fisiopatológicos de ambas condiciones son diferentes, los síntomas también varían. En la siguiente lista, mostramos los signos clínicos principales de la enfermedad celiaca:

• Diarrea.
• Pérdida de peso.
• Fatiga.
• Hinchazón abdominal.
• Estreñimiento.
• En adultos: anemia, pérdida de densidad ósea, dermatitis, úlceras orales, dolor articular y más.

Por otro lado, los síntomas más comunes de la alergia al gluten son:

• Inflamación, irritación y picor en la boca.
• Congestión nasal.
• Dolor de cabeza.
• Dificultad para respirar.
• Náuseas.
• Calambres abdominales.
• Vómitos.
• Diarrea.

Tal y como indican fuentes profesionales, los síntomas de un proceso alérgico son mucho más evidentes e inmediatos que los de otras reacciones inmunomediadas. Aunque el dolor abdominal y la diarrea sean conjuntos de ambas patologías, se manifiestan de forma muy diferente en otros tantos puntos.

La anafilaxia: un peligro solo asociado a la alergia

En algunas personas, la alergia a las sustancias con gluten puede derivar en un cuadro muy serio conocido como anafilaxia. Es una condición extremadamente grave que afecta a todo el cuerpo y tiene lugar poco tiempo después de exponerse al alérgeno. Se caracteriza por una liberación de histamina y otras sustancias, lo que causa constricción de las vías respiratorias y otros síntomas.

Algunos de los síntomas más asociados a la anafilaxia son los siguientes:

• Taquicardia (ritmo cardiaco acelerado).
• Picor.
• Enrojecimiento generalizado.
• Dificultad para respirar.
• Dolor abdominal.
• Sensación de ansiedad.
• Náuseas y vómitos.
• Congestión nasal.
• Urticaria.
• Problemas para tragar.
• Dificultades para hablar.

La anafilaxia es una condición de emergencia que requiere un tratamiento inmediato. Para poder abordarla, hay que suministrarle al paciente una inyección de epinefrina y trasladarlo a un centro médico para que pueda ser monitorizado. Puede ser necesaria la aplicación de oxígeno, el uso de antihistamínicos y la administración de agonistas beta para aliviar los síntomas. Por suerte, la tasa de mortalidad es muy baja si se actúa a tiempo.

Por otro lado, la enfermedad celiaca no cursa con riesgo de anafilaxia, pues no es una reacción alérgica por sí misma. Sí que puede derivar en efectos graves sobre la salud a largo plazo (anemia, inicio de osteoporosis prematuro y más), pero en ningún caso lleva a un cuadro anafiláctico.

Como habrás podido comprobar, la enfermedad celiaca y la alergia al gluten no son lo mismo. Aunque ambas puedan cursar con síntomas como dolor de tripa o diarrea, los mecanismos subyacentes, el tratamiento y el riesgo varían mucho. No es que una sea más grave que la otra, sino que difieren en muchos puntos.

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