Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es la principal causa de muerte a nivel global. Cada año, unas 10 millones de personas fallecen por este conjunto de enfermedades en todo el mundo, o lo que es lo mismo: causan 1 de cada 6 muertes. Cuando escuchamos la palabra cáncer, el miedo, la angustia y el sentimiento de rechazo suelen invadir nuestra mente. Aunque las técnicas de diagnóstico sean cada vez más fiables, los tratamientos avancen y los pronósticos se muestren más favorables, está claro que a la batalla contra este grupo patológico le queda mucho camino por avanzar.
Por estas razones, encontrar herramientas para prevenir y predecir la aparición de un cáncer se hace vital. En las siguientes líneas, te mostramos de forma clara y sencilla qué son los marcadores tumorales, además de sus principales usos a nivel clínico y diagnóstico.
¿Qué son los marcadores tumorales?
Tal y como indica el Instituto Nacional del Cáncer (NIH), los marcadores tumorales son sustancias que producen las células cancerígenas o los cuerpos celulares normales en respuesta de un cáncer en algunas partes del cuerpo. Aunque en general se enfoquen a la detección de una neoplasia maligna, es necesario destacar que no todos los marcadores tumorales son específicos y, en algunos casos, pueden presentarse alterados en enfermedades “benignas” (o incluso en ausencia de patología).
La mayoría de los marcadores tumorales se producen tanto por células sanas como por células cancerosas, si bien suelen expresarse en niveles mucho más altos de lo esperado ante la presencia de un cáncer. En general, un resultado anormal refleja el crecimiento o actividad tumoral y permite conocer la existencia, evolución o respuesta terapéutica de un tumor maligno. A grandes rasgos, se pueden detectar 2 tipos de marcadores:
- Marcadores tumorales circulantes: se encuentran en orina, sangre, materia fecal y otros líquidos del cuerpo. La clave es que, por sí solos, no son una herramienta que diagnostique cáncer (aunque sí pueden suponer un indicio).
- Marcadores tumorales en tejido: se localizan en los propios tumores y en general se miden cuando se recoge una muestra de tumor tras una biopsia. Sí que forman una parte directa del diagnóstico del cáncer, al pertenecer al proceso de biopsia (la única manera de confirmar que un tumor es maligno).
Aunque ambos tipos de marcadores tumorales sean de gran interés, vamos a centrarnos en los circulantes, pues se pueden conocer sus niveles a partir de una toma de muestra de sangre (algo mínimamente invasivo) y se encuentran disponibles como parte de diversas analíticas sanguíneas.
¿Para qué sirven los estudios de marcadores tumorales?
Los estudios de marcadores tumorales, específicamente aquellos realizados en sangre, pueden ser de gran utilidad para:
- Sospechar de la presencia de un cáncer en el organismo y realizar otras pruebas diagnósticas (radiografías, ecografías, resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y más) para la confirmación del diagnóstico.
- Detectar de forma temprana ciertos tipos de cáncer en personas con un historial familiar evidente, mutaciones genéticas asociadas a cáncer confirmadas u otros claros factores de riesgo, aun en la ausencia de síntomas.
- Conocer si un cáncer ya diagnosticado se ha diseminado a otras partes del cuerpo, es decir, su estadio.
- Predecir cómo de rápido va a crecer un cáncer y establecer un posible pronóstico.
- Hacer un seguimiento del tratamiento y su curso tras el diagnóstico.
- Monitorizar y vigilar la posible recurrencia de ciertos tipos de cáncer una vez el cuadro inicial se ha eliminado/controlado.
En general, los estudios de marcadores tumorales en fluidos tienen un papel limitado en la detección y el diagnóstico. Suelen emplearse para diversos fines una vez ya se ha descubierto el cáncer, aunque también es posible que gracias a un resultado alterado se enciendan las alarmas y se realicen más pruebas. En resumen: si bien se requiere una biopsia para el diagnóstico del cáncer, los marcadores pueden ser de gran utilidad a la hora de combatirlo.
Tipos de marcadores tumorales
Existen diversos marcadores tumorales y algunos son más específicos que otros. Nombramos algunos de los más conocidos en la siguiente lista:
- Alfa-fetoproteína (AFP): se sintetiza en el hígado y el saco vitelino del feto durante el embarazo y en general no se expresa en las personas adultas. Puede ayudar a diagnosticar y monitorizar cáncer de hígado y tumores de células germinales.
- CA 19-9: una glucoproteína sintetizada por varios epitelios cuyos valores elevados podrían asociarse al cáncer de páncreas, de vesícula biliar, conductos biliares y gástrico. Se utiliza sobre todo para contrastar si el tratamiento está funcionando.
- CA-125: una glucoproteína que se puede producir en mesotelios (pleura, peritoneo y pericardio), trompa de Falopio, endocérvix, fondo vaginal y más. Está asociado, sobre todo, al cáncer de ovario.
- CA 27-29: se puede encontrar en la superficie de células como las del cáncer de mama. Es útil para detectar metástasis o recaídas del cáncer de mama.
- Antígeno carcinoembrionario (CEA): es una proteína que se encuentra en algunos tejidos del feto durante su desarrollo. Se asocia al cáncer colorrectal y a otros tipos de cáncer. Se emplea sobre todo para ver si el tratamiento está funcionando y para saber si ha habido metástasis.
Hay muchos más marcadores tumorales, como la calcitonina, el CD19, el CD20, el CD22, la gastrina y más. De todas formas, volvemos a reiterar que la elevación en sangre de muchos de estos compuestos no tiene por qué traducirse en un cáncer una vez avanza el diagnóstico. Por ejemplo, el antígeno prostático específico (PSA) es un marcador tumoral para el cáncer de próstata, pero también puede estar alto ante una hiperplasia prostática benigna, un proceso infeccioso en la próstata y otros muchos cuadros.
Limitaciones de los marcadores tumorales
Como hemos visto en estas líneas, los marcadores tumorales pueden ser de gran utilidad para el seguimiento, tratamiento, establecimiento de pronóstico, monitorización y más. De todas formas, tienen ciertas limitaciones que no se pueden obviar. Estos son algunos de sus puntos débiles, tal y como indican investigaciones:
- Las diferencias en la recolección, manipulación o almacenamiento de muestras y las técnicas de elaboración de perfiles entre los laboratorios y centros sanitarios pueden cambiar el perfil obtenido de una muestra determinada. Esto también aplica a los marcadores.
- Las proteínas pueden variar entre personas, tipos de células e incluso dentro de la misma célula bajo diferentes estímulos o distintos estados patológicos. Por ello, a veces es difícil establecer cuándo un parámetro es normal y cuándo supone un problema.
- Tanto las células normales como las cancerosas pueden producir la mayoría de los marcadores tumorales. Por ello, su concentración elevada no siempre indica la existencia de un cáncer.
- Los marcadores tumorales no siempre están elevados en los estadios iniciales de diversos cánceres. Es posible que la enfermedad se detecte antes con otras pruebas rutinarias recomendadas con base en la sintomatología.
- Los marcadores tumorales pueden estar elevados en trastornos que no son cáncer.
- Es posible que los pacientes con ciertos tipos de cáncer nunca tengan marcadores tumorales elevados en la sangre.
- Incluso cuando los niveles de marcadores tumorales son altos en la sangre, la orina o las heces, no son lo suficientemente específicos como para confirmar la presencia de cáncer.
Todos los elementos citados no implican que un análisis de marcadores tumorales no sea útil. Estos estudios tienen una gran importancia, pero siempre que se realicen en el contexto adecuado y con la interpretación de un profesional médico que conozca el estado del paciente.
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Redactor de contenidos y divulgador científico en grupo VIVO.
Redactor científico con más de 3 años de experiencia en divulgación en diversos portales web. Graduado en biología, con máster en zoología y especializado en biología sanitaria.
