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Síndrome de intestino irritable: causas, síntomas y tratamiento

Unos 70 millones de personas tienen problemas gastrointestinales en Estados Unidos. Se estima que hasta el 40% de la población global tiene una enfermedad digestiva funcional, así que la cifra absoluta de estas patologías es más alta de lo que podrías imaginar. Muchos trastornos pueden afectar nuestra forma de interactuar con la dieta y el síndrome de intestino irritable es uno de las más comunes.

¿Sientes un dolor abdominal recurrente? ¿Tu recurrencia a la hora de ir al baño cambia de manera drástica? ¿La distensión abdominal no te deja en paz? Aunque muchas condiciones pueden manifestarse con estos signos clínicos, el síndrome de intestino irritable es uno de los principales sospechosos en todos los casos. Si quieres conocer las causas, síntomas y tratamiento de esta patología, no dejes de leer.

¿Qué es el síndrome de intestino irritable?

El síndrome de intestino irritable (SII) representa un grupo de síntomas digestivos que se presentan en conjunto, sobre todo a nivel del intestino grueso. Este trastorno se puede clasificar según el tipo de malestar intestinal que manifiesta el paciente:

  1. SII con estreñimiento: en este cuadro, la mayoría de las heces excretadas son duras y granuladas.
  2. SII con diarrea: las personas con este tipo de SII suelen experimentar diarrea.
  3. SII con hábitos intestinales mixtos: esta variante se caracteriza por cambios en las deposiciones durante el mismo día.

Tal y como indican fuentes profesionales, hasta el 12% de la población general acude a la clínica de atención primaria con síntomas compatibles con el síndrome del intestino irritable. Vamos más allá, pues se estima que del 10 al 50% de las personas podrían padecerlo, aunque muchas de ellas nunca buscan atención médica. En resumen, se trata de una condición tan común como infradiagnosticada.

Síntomas del síndrome de intestino irritable

La fisiopatología de este trastorno es compleja e incluye anomalías relacionadas con la motilidad, sensación visceral, interacción cerebro-intestino y angustia psicosocial. Si bien la sintomatología es muy variable entre cada persona, los signos clínicos más comunes se pueden agrupar en la siguiente lista:

  • Dolor y calambres abdominales, sobre todo en la parte baja.
  • Gases.
  • Sensación de llenura.
  • Distensión abdominal.
  • Diarrea, estreñimiento o una combinación de las dos.
  • Mucosidades en las heces, de tono brillante o blanquecino.

Los síntomas pueden empeorar durante semanas o meses y luego disminuyen tras otros periodos. Además, en general, la sintomatología suele reducirse tras ir al baño o empeorar si el estreñimiento se mantiene. Cabe destacar que la pérdida de peso involuntaria y el sangrado fecal no son parte de este síndrome y requieren una visita al médico inmediata.

El síndrome de intestino irritable puede causar muchos síntomas abdominales.

¿Cuáles son las causas de este síndrome?

Las causas de este trastorno no están nada claras. Los factores que pueden interactuar en conjunto para desencadenar la sintomatología se citan en la siguiente lista:

  • Sistema nervioso: el intestino está conectado con el cerebro mediante señales hormonales y nerviosas. Los nervios pueden tornarse más activo durante momentos de estrés, ansiedad o depresión. Esto puede provocar que las terminaciones nerviosas se activen de más o se vuelvan más sensibles, lo que puede hacer que los intestinos se contraigan más o se sienta más dolor ante distensión.
  • Infección severa: una gastroenteritis infecciosa causada por bacterias, virus y otros parásitos puede desencadenar el SII.
  • Cambios en el microbioma: los intestinos cuentan con bacterias beneficiosas (microbioma) que ayudan a la digestión y otros procesos. El desbalance o disbiosis puede ser desencadenante del SII.
  • Intolerancias alimentarias: las intolerancias alimentarias (lactosa, fructosa y más) son comunes en personas con síndrome de intestino irritable.

En este punto, cabe destacar que el síndrome de intestino irritable suele presentarse durante la adolescencia o el principio de la vida adulta. Es 2 veces más frecuente en mujeres que en hombres y su incidencia se reduce a partir de los 50 años de edad. Tener antecedentes familiares de SII y los problemas de salud mental favorecen mucho su aparición.

Diagnóstico del SII

No hay un examen concreto para realizar el diagnóstico del síndrome de intestino irritable en todos los casos. En la mayoría de los cuadros, la descripción de la sintomatología es suficiente para sospechar de la condición. De todas formas, no hay que descartar otras posibles patologías subyacentes como causantes de los síntomas (como intolerancias, alergias, enfermedad de Crohn y más).

El primer paso es ejecutar un análisis de sangre general para confirmar o descartar una enfermedad celíaca o anemia. También será necesario una prueba de heces para observar si hay sangre oculta en ellas o calprotectina fecal. Este último marcador selectivo indica inflamación en el intestino delgado y el colon, permitiendo diferenciar entre el síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).

Dependiendo de los resultados, se pueden requerir pruebas más específicas: colonoscopia para descartar un cáncer de colon y enfermedad inflamatoria intestinal, una prueba de hidrógeno en el aliento para detectar intolerancias, una ecografía abdominal y más.

Tratamiento del síndrome de intestino irritable

No hay una terapia específica que funcione en todos los casos a la hora de tratar el síndrome de intestino irritable, pues se trata de un trastorno multifactorial de difícil comprensión. Los cambios en el estilo de vida son el primer paso tras el diagnóstico y comprenden las siguientes medidas:

  • Evitar comidas y bebidas que propicien la sobreestimulación intestinal (como café, té y bebidas energéticas).
  • Incrementar el consumo de fibra para regular el tránsito intestinal, aunque esto puede empeorar la distensión abdominal.
  • Evitar el consumo de gluten por la posible relación con la celiaquía.
  • Aumentar la actividad física.
  • Dormir unas 8 horas al día.
  • Reducir, en la medida de lo posible, el estrés y la ansiedad durante el día a día.

Si la sintomatología no mejora, se puede recurrir al terreno farmacológico. Para tratar el SII con diarrea, se pueden requerir fármacos como loperamida, rifaximina o eluxadoline, Los cuadros con estreñimiento pueden requerir el recetado de suplementos de fibra, laxantes y lubiprostona, entre otros. Los antiespasmódicos y antidepresivos pueden ayudar para el tratamiento del dolor abdominal.

Diversas comidas pueden favorecer el síndrome de intestino irritable.

El síndrome de intestino irritable es una patología multifactorial que puede manifestarse de muchas formas. De todas maneras, si te lo diagnostican no tienes que preocuparte de más. Los síntomas se pueden controlar con las medidas adecuadas y es posible llevar una vida normal a pesar de vivir con este trastorno crónico.

Por otro lado, si experimentas una pérdida de peso y apetito repentino, anemia o presencia de sangre en las heces, no dudes en acudir a un profesional médico. Estos síntomas podrían evidenciar un problema de salud más grave que requiera un abordaje inmediato.

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