Sudores nocturnos: ¿a qué se deben?

El sudor es un mecanismo de disipación de calor esencial en el ser humano. La temperatura ambiental alta, el ejercicio físico, el consumo de alimentos picantes y otros estímulos pueden favorecer los fenómenos de sudoración. A medida que el agua de la piel se evapora, la superficie cutánea se enfría, lo que nos ayuda a mantener nuestro calor interno dentro de unos límites viables. ¿Sabes a qué se deben los sudores nocturnos?

La sudoración es una respuesta natural a muchos estímulos, pero si se presenta sin un desencadenante claro, a veces hay que sospechar de una enfermedad. En las siguientes líneas, enumeramos las principales causas por las cuales se pueden experimentar sudores nocturnos. No dejes de leer.

1. Estrés, ansiedad y trastornos de ansiedad

El estrés es un sentimiento completamente natural. Este surge como respuesta a un desafío o demanda, pues básicamente consiste en un aumento de los niveles fisiológicos y perceptivos a para hacer frente a algo percibido como “amenazante”. Estar estresado en momentos concretos del día es de lo más normal, pero si esta sensación se mantiene en el tiempo y no se controla, es posible padecer trastornos como depresión o ansiedad generalizada.

Según estudios científicos, más de un 33% de la población global se ve afectada por un trastorno de ansiedad a lo largo de su vida. El trastorno de ansiedad generalizado (TAG), el trastorno de pánico, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) son algunos de los más comunes dentro de este grupo. Una mente hiperactivada en el momento de irse a la cama puede hacer que el cuerpo también se sienta en alerta a nivel fisiológico, lo que deriva en sudores nocturnos.

El dolor puede tener causas múltiples.

2. Hipertiroidismo

El hipertiroidismo ocurre cuando la glándula tiroides, ubicada en la base de la parte frontal del cuello, produce más hormonas tiroideas de las que el cuerpo necesita. Esta enfermedad puede tener muchas causas, entre las que se encuentran los nódulos tiroideos, la tiroiditis, el consumo excesivo de yodo y la enfermedad de Graves. La incidencia global de hipertiroidismo se estima entre 0,05% y 1,3% de la población.

El hipertiroidismo conlleva un aumento del metabolismo, lo que a su vez incrementa la temperatura del cuerpo. Por ello, la sudoración nocturna, la intolerancia al calor y las palmas de las manos húmedas son síntomas comunes de esta condición. Esta enfermedad se puede tratar con medicamentos antitiroideos, betabloqueantes (para reducir los síntomas), terapia con yodo radioactivo y cirugía.

3. Menopausia

La menopausia es la etapa vital de la mujer en la que deja de menstruar de forma permanente. Es un proceso natural que suele comenzar a partir de los 45 años, cuando los ovarios femeninos dejan de producir las hormonas estrógeno y progesterona. Se estima que hasta el 75% de las personas del género femenino en esta etapa vital desarrollan sudores nocturnos, por lo que se considera un efecto secundario completamente normal del proceso.

La sequedad vaginal, los sofocos diurnos, los escalofríos, los problemas de sueño, los cambios drásticos en el estado de ánimo, la pérdida de volumen en los senos y el aumento de peso son otros de los signos clínicos comunes de la menopausia. Este proceso natural no requiere tratamiento médico, pero sí se pueden consumir ciertos fármacos para aliviar los síntomas más graves tanto físicos como emocionales.

4. Hipoglucemia

La hipoglucemia tiene lugar cuando el cuerpo no alberga suficiente azúcar en la sangre. No es una condición frecuente, pero puede surgir como efecto del alcoholismo excesivo, la inanición prolongada, algunas enfermedades graves, las deficiencias hormonales y la producción excesiva de insulina. Este suceso es mucho más habitual en las personas diabéticas, pues tomar medicamentos para la diabetes de forma excesiva o no controlada puede hacer que el azúcar en sangre baje más allá de los límites fisiológicos.

Si el bajón de azúcar ocurre por la noche, los sudores nocturnos pueden ser los indicadores iniciales. Este cuadro también se asocia a palidez, temblores, dolor de cabeza, náuseas, fatiga, irritabilidad, dificultad para concentrarse y aturdimiento. El tratamiento inmediato es consumir productos con carbohidratos de acción rápida (zumo de frutas, refrescos, miel y más), pero si el cuadro es grave se puede requerir un ingreso médico.

5. Hiperhidrosis idiopática

Este término complejo hace referencia a una sudoración anormal y excesiva que sucede fruto de un fallo en el sistema nervioso autónomo sin una causa médica o ambiental aparente. La hiperhidrosis está localizada en una parte del cuerpo en la mayoría de los casos y puede ocurrir en cualquier momento, incluyendo la noche. Casi el 3% de la población general, en su mayoría personas de entre 25 y 64 años, experimentan hiperhidrosis. El tratamiento de esta condición es bastante difícil y no siempre da resultados.

6. Cáncer

Dejamos los elementos más preocupantes para el final de la lista, pues en la mayoría de los casos los sudores nocturnos esporádicos no están asociados a un cáncer. De todas formas, en un número contado de ocasiones esto es síntoma de tumores carcinoides, leucemia, linfoma, cáncer óseo, cáncer de hígado y mesotelioma. También puede ocurrir como consecuencia del tratamiento de un cáncer que ya se ha diagnosticado, por la quimioterapia, la cirugía o la radioterapia.

7. Infección por VIH

La infección por VIH se clasifica en 3 fases: aguda, crónica y síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Los sudores nocturnos son comunes en la fase aguda del cuadro y se acompañan de otros signos clínicos similares a los de una gripe, como fiebre, escalofríos, diarrea e inflamación de los ganglios linfáticos. Tras esta etapa, y si no se trata, se evoluciona a un estadio crónico en el que la enfermedad progresa de forma asintomática.

La sudoración nocturna también puede ser indicio de SIDA, pero no se tiene por qué llegar a esta etapa si se toma la medicación adecuada y la infección se detecta pronto. De todas formas, la distinción es clara: no importa la fase o el momento, que los sudores no van a ser el único síntoma de infección por VIH.

8. Tuberculosis

La tuberculosis (TB) es una infección causada por una bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis. Este patógeno ataca de forma predominante a los pulmones, pero también se puede expandir a otros órganos y sistemas como el cerebro, los riñones o la columna vertebral. Además de los sudores nocturnos, este cuadro suele presentarse con síntomas como tos persistente, dolor en el pecho, esputos sanguinolentos, escalofríos, fiebre y falta de apetito.

9. Alcoholismo

El consumo crónico de alcohol se asocia a más de 200 enfermedades y trastornos diferentes. Se estima que hasta el 5,3% de las muertes globales anuales están relacionadas con el alcoholismo, una cifra para nada desdeñable. Las bebidas alcohólicas afectan al sistema nervioso, provocando una fluctuación en la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal. Los sudores nocturnos pueden ser el resultado de la abstinencia de alcohol o la intolerancia al alcohol.

10. Consumo de ciertos medicamentos

Algunos antidepresivos, esteroides y analgésicos pueden tener como efecto secundario la producción excesiva de sudor durante la noche. Si crees que es tu caso, no dudes en consultárselo a tu médico para que valore la continuación del tratamiento y su correcto funcionamiento.

Los sudores nocturnos pueden tener causas emocionales.

Las causas de los sudores nocturnos son múltiples, pero por suerte estos no se suelen asociar a enfermedades graves. Si te has visto reflejado en estas líneas, te recomendamos mantener la calma, pero también visitar al médico. En caso de que tus sudores sean constantes y no respondan a un estímulo ambiental, puede que requieras algún tipo de tratamiento.

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4 replies on “Sudores nocturnos: ¿a qué se deben?

  • Lucila Rivera Torres

    Hola ..Sufro mucho de sudoración exceciva en rostro y cabeza ..Sin hacer esfuerzo muchas veces . Se puede deber a mi.fibrosis pulmonar ??

    Responder
    • Clínica Vivolabs Madrid

      Buenos días Lucila,

      Muchas gracias por tu comentario.

      La sudoración en exceso, no es directamente un síntoma asociado a fibrosis quística. La problemática se da por la concentración del sudor debido a un fallo en la reabsorción de ciertos iones. Una sudoración excesiva puede ocasionar un desequilibrio hidroelectrolítico que además, provoca otras descompensaciones en aparatos y sistemas.

      Un saludo.

      Responder
  • Fabiola Reyes

    Desde hace 5 años que tuve una gripe severa como las de toda mi vida, y me
    Dicen que se debe a que soy asmática desde que nací, me dieron un tratamiento de azitromicina con pulmicort en nebulización, me duró varias semanas la tos y nació un dolor en el pulmón izquierdo que me apretaba el
    Pecho y la espalda, además de mantenerme
    Con náuseas, y esta opresión solo la aliviaba cuando me Provocaba vómito para expulsar un poco la Presión, tres meses
    después me enviaron convibent inhalado , y poco a poco fui recuperando algo de energía , a raíz de ahí sudo demasiado, sin pocas noches para dormir bien, tengo problemas para respirar por momentos en algunas noches y ahora ya me inició el Dolor de cabeza constante , hoy en especial me despierta a las 5:30 am el sudor intenso con dolor de cabeza igual de intenso . Pueden darme su opinión médica ??

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    • Samuel

      Gracias por compartir tu experiencia. Desde el equipo de VIVOLABS, entendemos que lo que describes puede ser muy angustiante. Los síntomas que mencionas —dolor en el pecho y espalda, náuseas, sudoración excesiva, dificultad respiratoria nocturna y cefalea persistente— podrían estar relacionados con un control insuficiente del asma, una condición pulmonar crónica o incluso algún otro problema respiratorio o sistémico que merece una evaluación completa.

      Aunque has recibido varios tratamientos, es fundamental que acudas a un médico especialista, preferiblemente un neumólogo o internista, para una valoración integral. Sería ideal realizar estudios de imagen (como una radiografía o tomografía de tórax), pruebas de función pulmonar y análisis de laboratorio para comprender mejor el origen de tus síntomas. Desde aquí te alentamos a buscar atención médica presencial cuanto antes para recibir un diagnóstico certero y un tratamiento adecuado.

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