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La íntima relación entre tu salud sexual y tu microbiota genitourinaria

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud sexual es un aspecto fundamental para la salud y el bienestar de las personas, las parejas y la familia. Un aspecto significativo para promover la salud sexual es comprender la importancia del cuidado de la microbiota genitourinaria, ese nicho ecológico particular que forma parte del microbioma humano.

Este término hace referencia a los microorganismos (y sus genes, sus metabolitos, sus señalizaciones e interacciones) que colonizan y viven de manera natural en el cuerpo humano. Las poblaciones específicas de un lugar determinado se designan según su lugar de asentamiento (p. ej. microbiota oral, microbiota intestinal, microbiota urogenital y más).

Los estudios, a fecha actual, llevan a una fuerte relación entre la menor biodiversidad del microbioma y la poca capacidad de respuesta del individuo para tener y mantener un buen estado de salud.  El conocimiento completo de este tema es limitado, la microbiota intestinal ha sido la más estudiada y poco a poco se evidencia claramente su interés clínico en el metabolismo, la inmunidad, incluso la capacidad de enfermar. En las siguientes líneas, te contamos cómo se relaciona la microbiota urogenital con la salud sexual.

Microbiota urogenital

Desde algunos años atrás, existe un creciente interés sobre el papel de la microbiota urogenital en las infecciones de transmisión sexual, la fertilidad y la salud sexual, entre otras cosas. Durante mucho tiempo, los estudios de los microorganismos del área urogenital han ido dirigidos a pacientes sintomáticos y se creía, erróneamente, que la orina o el semen eran estériles. También se pensaba que el útero o el testículo eran órganos inmaculados, por lo que muchos resultados de cultivos se calificaron como patógenos al observarse microorganismos en ellos, sin serlo realmente.

Los estudios moleculares disponibles hoy en día han permitido demostrar que existe una amplia gama de microorganismos colonizando el área urogenital sin causar daño al individuo. Muy probablemente, además, estos microorganismos podrían participar en el mantenimiento del equilibrio del ecosistema local, evitando la infección por patógenos o la colonización por otros microbios no necesariamente patógenos, pero que condicionan un desequilibrio (disbiosis) que, si se prolongara en el tiempo, podría afectar la salud sexual y reproductiva.

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Factores asociados a modificaciones en la microbiota urogenital

La actividad sexual está asociada a modificaciones de la microbiota y el ecosistema genital. Sin embargo, los mecanismos que determinan estos cambios aún no son del todo claros. Todavía es vigente la teoría que argumenta que la microbiota vaginal de personas de sexo biológico mujer tiene menor diversidad, y la hegemonía la lleva el género bacteriano Lactobacillus. También, el creciente número de estudios sobre la microbiota urogenital de personas de sexo biológico varón sugiere que su ecosistema es de poca abundancia bacteriana, pero con comunidades relativamente diversas.

Cada persona tiene una microbiota genital y urinaria única cuya diversidad y proporción de microorganismos está ligada a factores biológicos, edad, estilo de vida, ciclo menstrual u hormonal, alimentación o uso de medicación (p. ej. antibióticos, anticonceptivos, quimioterapia…) y exposición ambiental y comportamental. Es por ello que su caracterización no siempre es sencilla.

Cuidado de nuestro ecosistema más íntimo

Mantener el equilibrio en la microbiota urogenital es primordial para mantener las funciones de barrera, hidratación e inmunológicas de piel y mucosas, y con ello una salud sexual afectiva, sana, segura y placentera.

Existen recomendaciones básicas que podrían ayudarnos a cuidar nuestro ecosistema urogenital, como las siguientes:

  • Practicar la micción (orinado) pre y postcoital.
  • Realizar higiene genital básica, sin productos irritantes, sin perfumes, sin jabones, sin químicos, sin duchas vaginales, tras el coito, miccionar o defecar.
  • No retrasar el vaciamiento de la vejiga.
  • Fortalecer el piso pélvico (ambos sexos biológicos).
  • Evitar sustancias tóxicas (p. ej. alcohol, tabaco).
  • Cuidar la salud bucal, específicamente en el marco del sexo oral, es relevante debido a que condiciona importantes disbiosis genitales.
  • Se valora positivamente usar preferentemente ropa de algodón y evitar ropa que no permita ventilar el área, así como aquellas prendas que promueven condiciones de humedad prolongada.

Punto aparte, especial atención debe tener el cuidado de nuestra microbiota intestinal, ya que está íntimamente relacionada con la microbiota genitourinaria (translocación bacteriana).

Finalmente, y en esencia, es muy significativo mantener unos buenos hábitos alimentarios, actividad física, calidad del sueño o manejo del estrés, así como adherirse al uso prudente de antibióticos para evitar que estos afecten negativamente en los microorganismos beneficiosos que nos ayudan a mantener un adecuado funcionamiento y a preservar valiosos estados de salud y bienestar.

Caridad León Robles. MD. MPH. Healthy Longevity Medicine – Grupo VIVO

Bibliografía

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